Fuente: Zabala de la Serna. A los Toros

El comunista Santiago Carrilllo en tarde de toros,  cuando los toros y la izquierda eran cultura / Carrillo, en Las Ventas, en abril de 1936.EFE 

La tauromaquia cuenta, a lo largo y ancho de sus siglos, tantas capas de historia como si fueran los estratos de la tierra. Hasta que queda el núcleo, algo íntimo. Paco Aguado en su recién editado nuevo libro Historias del toreo que nunca te contaron [Editorial El Paseo] ha querido contar precisamente eso, lo que se quedó en el tintero, «lo que se sale de la versión oficial, que casi siempre la dan los triunfadores o la da el poder. Pero hay una historia más íntima, la que no sale de las tertulias, la que está en boca de gente que ocupa un segundo plano y ha guardado esa memoria«. Del desastre colonial a Belmonte, del 36 a la Movida Madrileña, de Miguel Hernández a Alberti, de Domingo Dominguín a Corbacho, pasando por la exaltación y desafección del toreo en la izquierda, hay donde elegir para centrar el interés de la obra. Por eso hay dónde elegir entre los 11 relatos «aislados pero que hilan todo el siglo XX» que narra el autor de Joselito El Gallo, rey de los toreros. Un ramillete de capítulos, no al azar, conduce esta pieza.

Domingo Dominguín, el hermano de Luis Miguel, mucho más que «el Dominguín comunista», ocupa el cuerpo central de «Historias del toreo que nunca te contaron», siendo un enorme desconocido para el publico. «Es uno de los grandes personajes del toreo del siglo pasado que ha quedado muy oculto. Los taurinos no han hablado de él por rojo, y los rojos no han hablado de él por taurino. Reúne muchas cosas. Fue amigo de gente de muchísimo nivel de la cultura. Muy culto él mismo. Defendió al Partido Comunista en la clandestinidad en los medios, como los buenos toreros. Y tuvo una cabeza privilegiada para el negocio. Dio toros en Yugoslavia y financió la producción de Viridiana en España, un gran gol que le metieron a la dictadura de Franco». Su casa de la calle Ferraz, 12 era paso obligado, cuenta Aguado, para Marcelino Camacho, Simón Sánchez Montero, Jorge Semprún. Todos encontraban refugio en su casa. «Y además se daba el gusto de invitarlo al burladero de la plaza de Vista Alegre y ponerlos al lado de la Policía o de Camilo Alonso Vega [ministro del Interior]».

Y esto liga con el capítulo de la legalización del PCE en la Transición y sus fiestas en la Casa de Campo, titulado Cuando Carrillo salió a hombros. «Uno de los actos consistía en un festival. Lo organizaban la sección taurina de CC.OO y la del periódico Mundo Obrero. Carrillo presidía aquellos festivales y lo sacaban a hombros. La izquierda no tenía ningún problema en identificarse con el toreo». Subraya Paco Aguado la importancia que tuvieron políticos socialistas y comunistas en la Diputación de Madrid para impulsar la gran época dorada de Las Ventas en los 80.

Aquí encuentra su sitio la Movida, que ve lo que mola y significa el toreo: libertad, rebeldía, cultura… «Y autenticidad. Los más auténticos, no todos, pues había grupos muy blanditos, descubren a Antoñete, que se descubre en un verdadero icono. Un tío fronterizo, un señor mayor al que le va fatal en la vida, un perdedor que delante del toro se convierte en un gigante. Es un personaje que engancha muchísimo y demuestra que en la plaza suceden cosas importantes más allá del folclore», concluye el autor.

Del libro no sale muy bien parado Ernst Hemingway, «cuyos conocimientos taurinos no eran tantos y se vino un poquito arriba. Quien sabía de verdad era Orson Welles. El famoso verano sangriento fue un invento publicitario de Domingo Dominguín para Luis Miguel y Ordóñez. Hemingway les da el soporte literario que necesitaban. Fue un gran defensor internacional de la fiesta, pero el verano del 59 no fue más sangriento que otros«.

Y por último, pero no menos importante entre los 11 relatos, reluce el foco que pone el autor en la temporada de 1936, «que viene a demostrar que tanto la derecha como la izquierda iban a los toros. La tensión de lo que ya se mascaba se vive en los tendido. En el bando republicano hizo muchas corridas y muchos festivales. Como constata la fotografía saliendo a hombros de los milicianos en la plaza de toros de Valencia».