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Artículo de Antolín Castro

No tenemos fortuna en el mundo de los toros; parece que Dios nos dejó de su mano porque no se puede entender de otro modo. No existen conflictos en ningún espectáculo y, en lo que a los toros se refiere, salimos de Málaga y entramos en Malagón. Terrible todo lo que sucede en el mundillo que, para colmo, como se demuestra, nadie quiere poner remedio y, sin duda alguna, al paso que vamos, algún día ocurrirá la gran desgracia, la que nadie deseamos, pero de que está a la vuelta de la esquina que no lo dude nadie.

Existe una corriente mortecina contra el espectáculo más bello del mundo que, nadie es capaz de parar; ni la misma justicia es capaz de ello y, como se demuestra, tampoco tienen armas para poder frenar a tantos activistas y antitaurinos que, como capricho e ilusión, no es otra que destruir todo lo que a ellos nos les gusta, caso de la fiesta de los toros a la que quieren destruir por todos los medios y, lo peor es que desde los altos estamentos de la nación se les sigue dando alas a estos desaprensivos que, como norte, no es otro que vivir amargados y, a poder ser, amargar a todo el mundo con sus actitudes.

La prueba de lo que digo no es otra que el “espontáneo” que saltó el pasado lunes en Valdemorillo para reivindicar, como él decía, sus “valores” por aquello de defender a los animales. Tipos como el citado seguro que comen carne y, en su desconocimiento e incultura total, no saben que el toro es el animal mejor cuidado entre toda la especie animal; una fiera a la que se le trata como si viviera en un paraíso, que de verdad así vive el toro para, más tarde, morir en plena heroicidad defendiendo cara su vida en una plaza de toros.

Años atrás, tipos como el citado de Valdemorillo o el propio Peter Jansen, el estúpido extranjero que tiene como norma tirarse de espontáneo en la plazas de toros como un capricho personal por aquello de hacerse notar, con toda seguridad que no alterarían el orden en este hermoso espectáculo; y no lo harían porque todos estarían a la sombra que, en realidad, es el lugar que les corresponde. Sin duda alguna, en América, de celebrase corridas de toros en Estados Unidos y que saltaran graciosos como los citados a la arena, con toda seguridad que ya estarían todos recluidos para siempre; es decir, en un lugar donde no molestasen a nadie.

Pero no, aquí en España vivimos amedrantados por cuatro mal nacidos o hijos de varios padres que es lo mismo; y parece que ellos son los tienen la razón. La tienen, claro, porque no existe una ley que les diga lo contrario, que viven equivocados y que perder el respeto hacia los demás debería ser delito. El tipo que saltó al ruedo de Valdemorillo, al parecer, ha formulado una denuncia contra la policía que lo sacó de dicho ruedo. Según se dijo, el alborotador citado, confesó que la policía le había pegado, cosa que dudo mucho porque la policía, pobres ellos, saben que no pueden tocar ni el más mal nacido del mundo porque, de hacerlo, las consecuencias pueden ser fatales.

Ahora, como se presagia, correrá mucha tinta el respecto. Ya, como se ha podido saber, los partidos reaccionarios de izquierdas, todos se han manifestado a favor del cafre que irrumpió el orden en la plaza de toros de Valdemorillo. O sea que, según los radicales, cualquiera puede hacer lo que le pase por los cojones y si es dentro de una plaza de toros, con más motivos. Coño, que si son Podemos y sus huestes los que nos tienen que gobernar, salgamos todos corriendo puesto que, las personas de orden y de buena fe aquí tenemos poco futuro.

Digo todo esto porque habría que decirle a los antitaurinos que el espectáculo de los toros es algo muy legal en España, así como en diversas partes del mundo y, atentar contra la legalidad no deja de ser un ejercicio de profanación contra algo amparado por la ley y sin duda, por la Constitución de España.

Por todo ello, los que profanan la ley, todos, sin distinción, deberían de estar castigados por la propia ley. Como ejemplo de lo que pueda ser un profanador de un espectáculo, ¿se imagina a alguien que en plena ópera en La Feniche de Venecia, saltara al escenario Manolo el del bombo para alterar la función? Por supuesto que eso no ocurrirá jamás, pero si ocurriera, con toda seguridad, el que lo hiciere se pasaría mucho tiempo a la sombra.

Ahora, como se ha demostrado, un indeseable salta al ruedo de Valdemorillo para fingir lesiones y amedrentar a la policía cuando, como sabemos, gracias a la policía podemos  caminar libremente por las calles puesto que, de no existir la policía, con los exabruptos de Podemos y demás adláteres, los que fomentan el odio y la delincuencia, salir a la calle será una odisea. No culpemos para a nada a los defensores de la ley, caso de la policía  y la guardia civil. Millones de personas acudimos todos los años a los recintos taurinos y nadie hemos sido “detenidos” y lo que es mejor, ni ultrajados ni agredidos por la policía.

Mientras en España no sepamos comprender la magnitud de un delito y, a su vez, ser cooperantes ante los hombres que protegen la ley, mal camino llevamos. Dicen que la justicia es ciega, quizás por eso muchas veces no saber ver lo que en verdad es un delito. Como antes decía, si no tomamos medidas al respecto cualquier día nos veremos envueltos en un callejón sin salida que nos abocará a un drama irreparable.