El cartel fue encabezado por la novillera michoacana Hilda Tenorio que partía plaza por tercera ocasión en la temporada y que se despedía
como novillera de la afición de la México, Luís Miguel El Loco Pérez que repetía tras su debut en la décima novillada, y completaba el cartel
el francés Patrick Villebrun que hacia su presentación en el coso de Insurgentes.
Enfundada en un terno blanco y plata Hilda Tenorio inició su labor con la capa, citando por verónicas a Amigo primero de su lote, que
recargó bien en el caballo recibiendo dos puyazos, con la sarga estuvo tenaz, enfrentando a un novillo sin codicia y de sosa embestida, al que
había que entender y consentir, con media embestida, al que logró pegarle una laudable tanda de derechazos, sin que la mísera asistencia se diera
cuenta de su meritoria labor con la franela ante el descastado burel, escuchó un aviso, y mató al primer intento de descabello.
Con su segundo enemigo de nombre Mi Abue, un novillo justito de presencia, la joven michoacana volvió a demostrar vergüenza y disposición de
querer trascender en la fiesta brava. Mató de una estocada casi entera y desprendida, saludo en el tercio cuando minutos antes el voluble público de
la México le pidió dar la vuelta al ruedo, y al momento de que empezaba su recorrido la caprichosa y escasa concurrencia la obligó a regresar al
burladero de matadores con inexplicables rechiflas.
Luís Miguel El Loco Pérez, quien se ganó su incursión en este último cartel de la temporada chica, gracias a su extravagante forma de torear en la
Décima novillada, volvió a demostrar su falta de técnica con el capote, muleta y espada, sin saber donde meter la espada, sin medir los terrenos de toro
y torero, acciones que provocaron que el reloj avanzara y a pesar de que el Señor Juez de Plaza Gilberto Ruiz Torres lo ayudó con unos minutos no
logró matar a sus dos novillos en el tiempo reglamentario escuchando seis avisos, que los devolvieron vivos a los corrales de la México.
El Francés Patrick Villebrun recomendado del Juli pasó sin pena ni gloria, únicamente tuvo detalles con el capote al hacer un quite por gaoneras
al primero del lote de Luís Miguel El Loco Pérez. Escuchó un aviso en su primero y dos avisos con él que cerró plaza.
Para la reflexión es inexplicable por que el Sr. Juez de Plaza Gilberto Ruiz Torres no suspendió la novillada, pues a partir del quinto novillo cayo un
Pertinaz aguacero que anegó el ruedo de la México, poniendo en riesgo la integridad de los novilleros y subalternos. ¿Por que programar a un
novillero (treinta añero) que no tiene la mínima noción de lo que es torear, que desconoce los terrenos del ruedo, que torea con un capote parchado,
y una muleta mal armada, que se quita las zapatillas a mitad de la faena porque le incomodan, que le falta totalmente al respeto al traje de luces?
Y que aún no ha entendido que para ser torero se necesita más que tener duende con el público.
Tal parece ser que la empresa que actualmente maneja los destinos de la Monumental Plaza México no razona y ni le interesa razonar, que al
presentar a este tipo de novilleros o toreros solo le están dando el acachetazo final a nuestra agónica Fiesta Brava Nacional.
Crónica y Fotografías: José Ricardo Gómez Cardona Canta Claro