(Matador de toros)

El pasado día veinticuatro de Octubre (festividad del ángel custodio de Córdoba, San Rafael Arcángel) se han cumplido 32 años del fallecimiento del matador de toros Marcial Lalanda del Pino. Éste gran maestro del toreo había nacido en el año,1903, en el pequeño municipio de Rivas del Jarama y Vaciamadrid, cuyos caseríos están próximos al río Jarama y a la célebre finca la Muñoza. Era hijo de Marcial Lalanda Sánchez y de Felisa del Pino Cantó, natural de Talavera de la Reina (Ciudad Real). Por parte paterna consecuentemente era nieto y bisnieto de mayorales de la ganadería del Duque de Veragua. El año 1900 el empresario de la plaza de Madrid, Pedro Niembro contrata a Marcial Lalanda Sánchez de mayoral del mencionado coso de la Fuente del Berro. El matrimonio Lalanda-del Pino, cambió de domicilio, de la plaza de toros de Madrid y se trasladadó a vivir a la altura del puente de Arganda, donde se iniciaba el carril Chinchón y el Morata. El bautizo del niño Marcial Lalanda del Pino se celebra en Madrid, ante La Virgen de la Paloma, imponiéndole el nombre de su padre y el de un hermano que con anterioridad a él había fallecido. Ya en edad escolar hace escapadas con sus hermanos y el tío Felipe al matadero, y también juega al toro con otros escolares. En tan temprana edad comenzó a querer ser torero.

Con precocidad le fue entrando el toreo en la cabeza, conociendo a conciencia los secretos de la lidia, además de las distancias y querencia de los toros.

 

El año 1913 el señor Marcial alterna su ocupaciones de mayoral en la ganadería de toros de lidia de Alfonso Gómez y al establecimiento de venta de carne que han abierto en Arganda, donde han decidido vivir. En la improvisada y pintoresca plaza de toros de Alameda de la Sagra, formada de carros y maderos, el 15 de agosto de 1914, un chavalillo de 11 años de edad, Marcial Lalanda del Pino, en unión de sus hermanos mayores Martín y Eduardo, actúa por primera vez en público toreando y estoqueando un becerro de la ganadería de Bautista Gómez.

Aquella tarde fue el primer triunfo del pequeño Marcial, después sería el más grande, como reza la letra del pasodoble que en su honor compuso el maestro Martín Domingo, director de la Banda de Música Municipal de Madrid, con letra de su esposa Josefa Porras, pero de esto hablaremos al final.

En esa fecha había aparecido con todo fulgor un nuevo astro de la tauromaquia que corriendo los años, llegaría a ser la primera figura de su época, en un tiempo de formidables toreros conocidos como la Edad de Plata del Toreo.

El 25 de septiembre, en Ventas con Peña Aguilera, donde años más tarde pastarían los toros de su ganadería, que compró a Antonio Flores y que posteriormente perdería en la guerra civil, mató otro becerro de Salvador Arroyo en solitario. Y el 8 de noviembre, acompañado de sus hermanos en el cartel toreó un becerro en Toledo. Entre 1915 y 1918, actuó en cincuenta festivales.

En Valdepeñas, el 13 abril de 1918 viste por primera vez de luces, un terno grosella y oro, alternando con su primo Pablo en la lidia de los novillos de Melgarejo, también en el mismo ruedo de Valdepeñas, el 29 de mayo de 1919, torea ya con picadores en compañía de su primo Pablo, novillos de Agustín Flores. Esa temporada suma dos festejos sin picadores y diecinueve con ellos. El 10 de abril de 1920 se presenta en la plaza de Madrid, ante novillos de la ganadería el del Duque de Tovar, formando pareja con su primo Pablo.

 

    Marcial Lalanda con su primo Pablo  en sus primeros años de novillero.

   Portada de La Lidia, en su época de novillero.

 

Por entonces tuvo su primera peña, “Peña Lalanda” en la taberna de Pepe Sanz, en la calle Alcalá, junto a la Central Telefónica y el Ministerio de Hacienda, casi en la Puerta del Sol, con nada menos que ciento cincuenta socios. Por cierto, año de la fatalidad por la cornada mortal de “Joselito” el 16 de mayo en Talavera de la Reina. Marcial toreó treinta y un festejo. La temporada siguiente 1921, después de cuarenta y una novilladas, toma la alternativa el 28 de septiembre en la Plaza de la Maestranza de Sevilla al cederle la muerte del toro Pichuchi, marcado con el número 42 de la ganadería de Surja, Juan Belmonte, en presencia testifical de Manuel Jiménez “Chicuelo”.

 

En la sevillana Maestranza recibiendo la alternativa  de manos de Juan Belmonte, actuando de testigo  Manuel Jiménez  «Chicuelo».

Aquella campaña la cerró con seis corridas de toros toreadas. Ya la afición hablaba del sucesor de “Joselito” o “Gallito”. En 1922, sumó setenta y nueve corridas de toros, entre éstas la de confirmación de su alternativa en Madrid, en la aciaga tarde de la corrida mortal de Manuel Granero el 7 de mayo. Toros de Veragua para Juan Luís de la Rosa, Granero y Marcial. El toro de la ceremonia tenía el nombre de Misionero, pertenecía a la misma camada de Pocapena, el causante de la desgracia.

 

Marcial Lalanda con su padre  en Madrid. Mayo de 1922. Antes de la confirmación de alternativa.

Marcha a México y el 3 de diciembre se presenta en la plaza El Toreo, del Distrito Federal, estoqueando toros de Zotoluca, alternando con Matías Lara “Larita” y José Ramírez “Gaonita”.

En total, catorce corridas en cosos aztecas, en ocho ocasiones figurando en el cartel Rodolfo Gaona. De regreso a España, en 1923, torea cuarenta y ocho tarde. El 13 de julio de 1924, el toro El Indio, de la vacada de Andrés Sánchez, le infiere una cornada de 14 centímetros, que representó su primera cogida grave, de las catorce que sufrió con daño en sus veintiún años de alternativa. En la temporada de 1925, alcanzó setenta y una corridas, que coincidió con su incorporación a filas para cumplir el servicio militar en el Cuerpo de Sanidad. Se trató de organizar una pareja torera de competencia y rivalidad en los ruedos entre Marcial Lalanda y Antonio Márquez, pero no se consolidó. A mitad de temporada cada uno andaba por su lado. Marcial carecía de armoniosa compostura, forzado y retorcido, con un amplio repertorio de lidiador que lo jugaba con pericia y valor sereno. Márquez, torero artista y gran estoqueador, de limitado valor, era genial, pero, a veces, indolente. Después de veintitrés corridas en España torea doce en México. En 1927, a las cincuenta y una corridas en ruedos hispanos agrega seis en Perú y cinco más en Venezuela. Hasta cuarenta y dos actuaciones alcanzó en 1928, año en el que protagonizó la película “¡Viva Madrid, que es mi pueblo!”, dirigida por Fernando Delgado.

 

Afiche y protagonista de la película ¡Viva Madrid, que es mi pueblo!

 

En 1929, superó ese número, alcanzando ochenta y dos contratos cumplidos. En 1930 se casa con Emilia Mejías, madrileña; la ceremonia se celebró el 30 de octubre, en el templo de Santa Rosa y Santa Isabel, en la Glorieta de la Iglesia, hoy del Pintor Sorolla. Torea ochenta y dos corridas en cosos hispanos y aumenta la cifra con las dieciocho de México hasta el 8 de marzo de 1931. En esa temporada inaugura la Plaza Monumental de Las Ventas, el 17 de junio, con una corrida beneficio de los obreros en paro, organizada por el entonces alcalde de Madrid, Pedro Rico; en ese cartel figura Marcial con “Fortuna”, Villalta, Fuentes Bejarano Fausto Barajas, Vicente Barrera, “Armillita”, y Manolo “Bienvenida”, con toros de diversos hierros. Con este festejo incluido sumó setenta.

 

Cartel de la corrida inaugural  de la plaza de toros de la Monumental de Madrid.

En 1932 son setenta y dos corridas, y en la temporada siguiente treinta y cuatro actuaciones. En 1934, cuarenta y una, coincidiendo la corrida de cierre definitivo de la plaza de Madrid, inaugurada el 4 de septiembre de 1884, llamada de la Fuente del Berro, o de la Carretera de Aragón. El cartel de clausura, el 14 de octubre, fue con toros de Trespalacios y Martín de Carreros para Marcial, “Cagancho” y “ Gitanillo de Triana”. También tomó parte Marcial en la corrida de inauguración oficial por la empresa de la Plaza Monumental de Las Ventas el 21 de octubre de 1934, en unión de Juan Belmonte y “Cagancho”0 con toros de Urquijo-Murube. En años sucesivos obtuvo los siguientes registros de corridas toreadas: 1935 cuarenta y una; 1936, once; la mayoría en Francia por motivos de la Guerra Civil; 1937, tres; 1938 veintidós; 1939, final de la contienda treinta y tres, entre éstas la llamada de la Victoria en Madrid, el 24 de mayo: toros de Urquijo-Murube para Marcial, Vicente Barrera, Pepe Amorós, Domingo Ortega, Pepe “Bienvenida”, y “El Estudiante”.

Cartel de la corrida  llamada de la Victoria en Madrid, del 24 de mayo, del año 1939.

 

Y el 12 de octubre, confirmó la alternativa con toros de Antonio Pérez de San Fernando, a Juan Belmonte Campoy, y a “Manolete”.

 

Marcial sentía gran admiración  por «Manolete».

En 1941, cuarenta y cuatro; en 1942, temporada de su retirada definitiva, dieciséis. Su despedida fue en Madrid, con toros de Antonio Pérez de San Fernando, acompañado de Pepe Luís Vázquez y Juan María Pérez Montalvo, al que confirmó la alternativa y resultó cogido. El último toro que estoqueó y antes besó el pitón, tenía el nombre de Bombita marcado con el número 101, negro zaino. Al final la apoteosis no sólo por el éxito de aquella tarde del maestro que se iba y el joven maestro que seguía, sino por toda una trayectoria profesional, y estuvo presente el homenaje de los toreros por cuanto había hecho en favor del Montepío de éstos.

Por sus cualidades, Marcial fue una destacadísima figura del toreo, sostenerse más de cuatro lustros al mismo nivel en su jerarquía, soportando y venciendo los embates de los nuevos valores y de los sucesivos modos y hasta modas de torear que iban surgiendo. Se renovó, adoptó y mejoró. Un mes después de su despedida toreó un festival en Alameda de la Sagra, precisamente donde mató su primer becerro.

Torero sabio y dominador, pudo con los toros. Con el capote toreaba con lucimiento y se especializó en el famoso quite de la “mariposa”, creado por él, y exhibió extraordinario repertorio muleteril. Con la espada nunca pasó de mediano, aunque encontró el “tranquillo” de la llamada “media lagartijera”. Poseía la Medalla del Toreo, creada por sus compañeros para él, por su labor en el Montepío. La Gran Cruz de Beneficencia por cuanto hizo en favor del Asilo de Ancianos de Chinchón; la Medalla de Trabajo, otras condecoraciones, y el título de comendador de número de la Orden de Mehdauia y miembro de la Legión Francesa.

 

Foto de los toreros actuantes  en el  festival a favor del Asilo de Ancianos de Chinchón.

 

Fue concejal del Ayuntamiento de Madrid. El resumen total de su vida torera explica, que toreó un total de mil doscientas noventa y tres tardes en los ruedos, y dos mil seiscientas noventa y seis reses enviadas al desolladero. Todo un ejemplo de profesionalidad torera, y si no fue el más grande, como dice la letra de su pasodoble es evidente que sí tuvo grandeza.

Y como de Marcial Lalanda hablamos, aquí traigo como final, el que tal vez, sea el más conocido de los pasodobles toreros: Marcial, ¡Eres el más grande! Un pasodoble cuyo estribillo ha alcanzado tal cota de popularidad, que dudo haya algún aficionado que no lo haya tarareado alguna que otra vez.

Esta es su historia:

De los muchos y preciosos pasodobles que compusiera el que fuera trompeta solista de la Banda de Alabarderos, y años más tarde director de la Banda Municipal de Madrid, José María Martín Domingo, el más conocido y popular de todos es, sin duda, su torerísimo. Marcial, ¡eres el más grande!.

Afortunado título, convertido en frase, proverbial, que muy posiblemente contribuyó a un gran torero como Marcial Lalanda a alcanzar la categoría de figura mítica del toreo, incluso para aquellas personas que nunca le vieron torear.

La “pincelada histórica” de tan popular pasodoble es tan sencilla como humana. Marcial, ¡eres el más grande! surge de manera espontánea durante una de las acostumbradas sobremesas que, cada tarde, el maestro Martín Domingo mantiene con su esposa doña Josefina Porras.

Sin televisión de por medio, por suerte para ellos, lógico suponer que tan bien avenido matrimonio distrayese sus sobremesas saboreando, con auténtico deleite, un bienoliente y humeante taza de café, al tiempo que comentar los últimos estrenos teatrales, los Conciertos del Real y alguna que otra noticia de actualidad, y, ¡cómo no! comentando los aconteceres diarios de aquel añorado Madrid de su tiempo.

Una tarde, en una de esas acostumbradas e íntimas sobremesas doña Josefina, dirigiéndose al músico le dice:

-“José María, ¿por qué, tú autor de tanto y tan bellos pasodobles tan bien acogidos por el público no escribes a uno dedicado a Marcial Lalanda, diestro por el que sabes, siento verdadero entusiasmo y simpatía”?

El maestro José María Martín Domingo, un tanto sorprendido por tan inesperada petición, tardó unos instantes en reaccionar. Cuando al fin lo hizo, respondióle:

-“Acepto tu interesante petición, y me comprometo formalmente, a componer un pasodoble dedicado al matador de toros Marcial Lalanda, siempre y cuando, tú, mi querida esposa, estés dispuesta a escribir la letra de la partitura que me solicitas».

Doña Josefina que no dudó un instante, e hizo frente al reto de su marido sin ningún temor poniendo letra a tan torerísima partitura. De esta manera tan sencilla como original, surgió uno de los pasodobles toreros más populares del repertorio taurino: Marcial, ¡eres el más grande!

Un Marcial Lalanda que, para doña su Josefina, no solo era el más grande, sino madrileño y rival de Belmonte, José, “Machaquito”,

Pastor y “El Algabeño, tal y como reza el estribillo de tan conocido pasodoble.

El prolijo compositor, de pasodobles tan celebrados como Lagartijilla, Los dos Adolfos, Álvaro Domecq, Peña Taurina Vitoriana, La Kermés de las Vistillas, Liria y Corazón Gitano, compuso otro garboso y original pasodoble torero dedicado al primo hermano de Marcial Lalanda, Pablo Lalanda, quien junto al diestro de Vaciamadrid formaría, por los años veinte, como ya hemos comentado, una interesante pareja juvenil de novilleros que recorrieron triunfalmente la mayoría de los ruedos españoles.

 

 

Marcial, ¡Eres el más grande!

(Pasodoble torero)

I

Texto:                                Voy a los toros,

porque esta tarde

Marcial torea,

que es el más grande,

y sus faenas,

derrochan emoción,

son todo arte,

valor y corazón.

Con el capote no tiene rival,

en banderillas es algo genial

y con la espada fue su profesor

otro de Madrid: Vicente Pastor.

ESTRIBILLO

Marcial, ¡eres el más grande!

Se ve que eres madrileño,

rival de Belmonte, José,

“Machaquito”, Pastor y “El Algabeño.

Por tí vamos a los toros,

Por ti sólo hay afición,

Marcial, si tu te retiras,

perderá la Fiesta

toda la emoción.

II

Sale su toro,

Marcial lo cita,

Y da seis lances

que maravillan,

y de remate

nos da su creación:

la mariposa,

como limpia ejecución.

la plaza entera grita loca:

¡Olé!, al sucesor,

del Divino José.

Eso es honrar

la Fiesta Nacional.

¡Qué viva Madrid!

¡Qué viva Marcial!

 

Antonio Rodríguez Salido

Compositor y letrista

Escalera del Éxito 176

 

José Luis Cuevas

Montaje y Editor

Escalera del Éxito 254