Manolo Zapata abrió plaza con un descastado ejemplar al que intentó torear con voluntad pero poco pudo hacer ante la descompuesta embestida de su antagonista. Por el pitón izquierdo ligó dos naturales largos tras los cuales el toro se quedó en los tobillos. El diestro estuvo aseado y dispuesto fallando con la espada. Ante el cuarto, un ejemplar con un fondo de raza muy escondido, Zapata lo volvió a intentar con voluntad, dejando destellos sueltos de su clase. El poco oficio impidió que los buenos deseos del torero cristalizaran.

Rubén Darío Estévez se la jugó ante un primer toro difícil, bronco y descompuesto. Comenzó su trasteo con muletazos de rodillas que caldearon al público. Honesto y sincero, Estévez se arrimó con valor, ligando algunos muletazos largos aunque quedando a veces descolocado por su exceso de ganas. Sufrió una fuerte voltereta tras la cual falló con la espada. Ante el quinto, un toro con movilidad y raza, Rubén Darío volvió a mostrarse valiente y fibroso, ligando buenos muletazos por ambos lados, en medio de una faena arrebatada pero sincera. Lo mejor del trasteo, una ligada serie por el pitón derecho, con el torero bien colocado y llevando largo al ejemplar. Dio una vuelta al ruedo tras marrar con los aceros.

Gregorio Torres “Maravilla” lanceó con temple y empaque a la verónica al tercero, al que banderilleó con voluntad, destacando el segundo par. Lo mejor de su actuación fue la limpia, templada y torera faena que logró a base de colocarse bien, tocar con precisión y llevar largo y con la mano baja al soso astado. Muletazos largos, con ritmo y ligazón enjaretó “Maravilla” que demostró hondura y estética. Buena impresión deja el torero que bien pudo cortar una oreja de no fallar con la espada. Ante el descastado sexto, volvió “Maravilla” a mostrarse por encima de un toro soso, descastado y andarín. Los tres avisos llegaron por una serie de circunstancias adversas entres las cuales están la poca colaboración de la cuadrilla y la actitud del ganadero que caminando por el callejón distrajo al toro cuando había igualado. Aquí comenzó el calvario para lograr la estocada. A pesar de esta situación, “Maravilla” demostró que merece más oportunidades.

 

FICHA DE LA CORRIDA

 

Plaza de toros de Mérida, jueves 11 de febrero de 2010

Primera de feria. Corrida de los Toreros Venezolanos.

Menos de un cuarto de entrada.

 

Toros de Los Aranguez, bien presentados, parados, tardos y sosos. Destacó el quinto, encastado. Peligroso el segundo y manso el sexto. Deslucidos en conjunto. Pesos: 453, 428, 438, 440, 435 y 425 kilos.

 

Manolo Zapata, de blanco y oro (Silencio y silencio)

 

Rubén Darío Estévez, de aguamarina y oro (Saludos y vuelta)

 

Gregorio Torres “Maravilla”, de gris perla y plata con remates negros (Silencio y silencio tras tres avisos).

 

 

Gran puyazo de José Benítez “Maraco” al quinto.

 

 

Desde Mérida (Venezuela), crónica de Víctor Ramírez “Vitico”