Fuente: Del Toro al Infinito

  En cierta ocasión le preguntaron en una entrevista a “Manolete” sobre la vida que hacía en Méjico, si salía por las noches, y “Manolete” contestó:

  Si, hay muchos lugares maravillosos y otros no tanto.

Cierta noche fue a un cabarets de poca monta que olía a pólvora, estaba bailando con una bellísima mujer, y al pasar frente a una mesa le dijo un flamenco:

  Mi matador, ésta es mi novia. Se la dejo solo para dos bailecitos nada más. 

Y al acabar la pieza ”Manolete“ se dirigió a la chica diciéndole:

 «Mira niña, me están esperando fuera, no me has dicho que tienes novio. Y yo no he venido a Méjico a reñir con los mejicanos, he venido a torear y matar toros.»

México vivió una época de oro en todos los sentidos: el toreo, el cine, la pintura, en fin. Las artes y la sociedad gozaron de un hombre como Manuel Rodríguez «Manolete» cuya personalidad y trascendencia influyeron en varias generaciones de mexicanos. (Rafael Cue)