Entre todos estamos echando a «Manolete» de Córdoba

Crónica de Ladislao Rodríguez Galán

El otro día entré en la casa de «Manolete». Tenía curiosidad por ver como había quedado este Santuario Taurino de primera magnitud.

Me dio «cosilla» observar como una casa a la que conozco perfectamente había sufrido tan brutal cambio. No estaban los muebles, las lámparas, los cuadros…ni siquiera el silencio.

La primera vez que estuve en la casa de «Manolete» fue en 1959 acompañando a mi padre Ladis que estuvo sacando fotografías de todos y cada uno de los rincones de la misma. Posteriormente acudí infinidad de veces, sobre todo, cuando personalidades del mundo del toro se acercaban a saludar a Doña Angustias Sánchez, madre de torero y ejemplo de madre  dolorosa a nivel mundial.

Recuerdo, que en 1972,  se citó en la casa al alcalde, al presidente de la Diputación, toreros de la época de «Manolete» y críticos taurinos, para hacer entrega al consistorio de un capote de paseo y del despacho del torero para su ubicación en el Museo Taurino de la ciudad. Posteriormente, en 1976, gracias a la mediación del querido periodista  José Luis de Córdoba, pude fotografiar de nuevo la mansión entera, sus dependencias, sus muebles, todos los vestidos de torear y los armarios con toda la ropa de calle que usaba el IV Califa.

Igualmente la familia me dejó los álbumes privados de «Manolete» para su reproducción.

La última vez que tuve oportunidad de recorrer sus dependencias fue cuando falleció Dña. Angustias (1980), a la que pude fotografiar en la capilla ardiente instalada en el salón principal. Justo donde también estuvo el cuerpo inerte de su hijo para recibir el último adiós.

Ahora, en ese mismo lugar,  hay colocadas unas mesas muy bien decoradas esperando a los comensales. Una escena impensable  hace solo unos años.

En fin, quiero decir con esto que yo soy uno de los muchos cordobeses con sensibilidad que le tienen cariño y respeto a los iconos históricos de la ciudad y que sienten un pellizco cuando ven como se van arrinconando retazos de nuestra historia.

Pero a la Córdoba oficial y a otros grupos concretos  les importa un bledo que vayan cayendo lugares históricos de una ciudad que ha significado muchísimo en todos los ámbitos.

He encabezado esta reflexión con un título agorero quizás, pero contundente en el resumen de una realidad palpable. ¿Han visitado el Museo taurino de Córdoba, otrora orgullo de la ciudad?. Todos los espacios dedicados a los grandes toreros cordobeses han quedado reducidos a la nada.

De «Manolete», que es quien nos ocupa, solo se expone un vestío de torear, la montera, el estoque y las dos orejas y rabo de «Islero». ¿Qué hacen guardados (?) los demás vestíos y objetos que se mostraban en su exclusivo y amplio espacio?  ¿Que ha sido del despacho que  estaba montado en una habitación anexa? ¿Donde está la mascarilla de escayola que se le extrajo al cadáver? ¿Donde está la piel de Islero que se mostraba extendida en un lateral desde 1956 en que llegó al Museo?.¿Donde está la figura yacente que presidía su sala, copia de la que le realizara Amadeo Ruiz Olmos para su mausoleo y que daba un halo de misterio y respetuosa solemnidad a la sala?

Donde están tantas y tantas  cosas y sobre todo ¿dónde está el cariño y el respeto que hay que tener por nuestro glorioso pasado?.

He estado en México dos veces y en ambos viajes me llevé fotografías de «Manolete» y cuando las entregaba se santiguaban y la besaban. Y yo me sentía feliz por este cariño y la estela de admiración que dejó nuestro paisano en tierras aztecas.

Para terminar les contaré una anécdota: «Junto a mi querido y añorado compadre Rafael González «El Zubi» visité la finca «Las Bernabelas» en la sierra de Sevilla. Su propietario Manuel Flores «Camara» (hijo del legendario apoderado de Manuel Rodríguez) nos había invitado a ver el museo particular que tenía de «Manolete» (una auténtica joya) y a compartir un almuerzo. A los postres, en una tertulia muy interesante le pregunté ¿Manuel todo este material de «Manolete» exclusivo y único, lo donará Vd al Museo de Córdoba cuando llegue su momento? y fue tajante en su respuesta «Cuando yo no esté todo este material pasará al Museo de la Real Maestranza de Sevilla. Es duro decirlo pero en Córdoba no le tienen cariño ni apego a nada y todo esto acabará guardado en un cajón».

Lamentablemente tenía razón el veterano taurino. De ahí el titular de este artículo. La duda que tengo es, si los cordobeses echaremos a «Manolete» o se irá él sin mirar para atrás siquiera.