El transcurso de la corrida que nos ocupa en el primer domingo de mayo ha tenido momentos decepcionantes. Una vez más en lo que va de temporada el coso madrileño ha registrado un cuarto de entrada. Y lo lamentable, que el público con su comportamiento aplaudiendo faenas anodinas, rematadas con pinchazos y estocadas recetadas con el brazo suelto, yéndose de la suerte, en pinchazos bajos o caídos hayan sido aplaudidos y con petición de oreja, algo impropio de la fama de buen aficionado de Madrid y de la seriedad que siempre ha evidenciado a esta plaza.

 

Se corrieron cinco toros de la ganadería sevillana de Martín Lorca, encaste Domecq Díez y uno de Escribano Martín que salió en tercer lugar. Dieron cuenta del encierro el malagueño Salvador Vega, el salmantino Eduardo Gallo y el sevillano de Camas Oliva Soto.

 

El conjunto ganadero primero, segundo, cuarto, quinto y sexto bajos de casta y flojos de fuerza. El tercero tuvo más raza y embistió con fijeza.

 

Salvador Vega realizó la faena el primero con buenas faenas sin brotar la emoción. Exceso de pases que aburrieron al toro al que despenó de una estocada, entrando con el brazo suelto. El cuarto de embestida noble se empleó con más raza en varas embistió con fijeza y se vieron buenas tandas de muletazos que alargó en demasía. Al matar sumó tres pinchazos bajos, cuatro pinchazos más, sonó un aviso, media estocada y tres descabellos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Eduardo Gallo tuvo en su segundo una auténtica babosa con poca fuerza y raza, la faena la remató de dos estocadas y dio vuelta al ruedo porque sí. El quinto no quería pelear en varas aunque propinó una caída al descubierto al picador. Llegó apagado a la muleta, hubo pases sin relieve y con el brazo suelto pinchazo y estocada caída que mató sin puntilla. Hubo absurda petición de oreja y dio vuelta al ruedo. Le lanzaron de regalo una gallina y se montó la juerga por la caza del ave de corral, impropio espectáculo de la monumental de Las Ventas. ¡De pena!

 

Oliva Soto con el toro de Escribano que salió en tercer lugar, que sacó más raza y embistió con fijeza. Decidido y pinturero con la muleta, lo despachó atacando con el acero al hilo del pitón y con el brazo suelto de estocada, un metisaca, dos pinchazos, un aviso y seis descabellos. El sexto, blando, flojo de remos en su lidia no hubo nada que destacar y con el brazo suelto yéndose fuera de la suerte cobró dos pinchazos y una estocada.

 

Acabó la avergonzante tarde que deja en evidencia la categoría de la plaza de Madrid y el prestigio de su afición.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

José Julio García

Decano de la Crítica Taurina

Periodista – Escritor

Escalera del Éxito 103