A las ocho y media de la tarde dio comienzo la novillada del Certamen de Novilleros Ocho Naciones que ofrece la empresa de la Plaza Monumental de Las Ventas para distinguir a un  triunfador. Se inició en el primer domingo de septiembre terminadas las vacaciones estivales.

 

En las dos horas que duró el festejo hubo que padecer la deslucida condición de mansedumbre de los novillos de la ganadería manchega de Fi­del San Román, encaste Villamarta, y el poco talante lidiador de los jóvenes diestros, que creen que lucirse y demostrar toreria consiste en dar pases porque sí, cuando existen otros muletazos que en casos como este son más eficaces. Según las condiciones del novillo deben adecuar su toreo, en una palabra lidiar. Y lo lamentable de estos casos de ignorancia lidiadora se dan en los futuros matadores de toros, que nos hace pensar qué va ser de la Fiesta. ¿Qué enseñan las Escuelas taurinas?

 

El colombiano Sergio Blanco encabezó el cartel y hubo de soportar al primer manso, que se salió suelto en varas, se mostró quedado, tar­deó en la arrancada y se venció en la arrancada por ambos pitones. Resultó cogido y volteado en el primer muletazo, sin nada grave que la­mentar. Porfió por sacar muletazos sobre ambas manos  que resultaron deslavazados por vencerse la res por ambos lados. Sin perder tiempo debió trastearlo abreviando por no haber nade que hacer. Con vicio ac­tual que se ha impuesto por los toreros llamados figuras de entrar a matar con el brazo suelto, dejó una estocada, sonó un aviso y repitió otro espadazo para que doblara el novillo. El cuarto de salida cabeceó ante el capote. La faena fue una sucesión de pases sin nada que destacar para recetar media estocada con el brazo suelto. Se acostó el novillo, sonó un aviso  y al apuntillarlo se levantó, volviéndose a acostar definitivamente.

 

Miguel Ángel Moreno, de Lorca, que hacía su debut en Madrid, apuntó modales que de poco le sirvieron  ante los mansos. El segundo de la tarde emplazado de salida, lo veroniqueó movido, doblando el novillo al revés a la salida del lance. En un arreón defensivo, muy propio de los mansos, lo hizo con tal fuerza que derribó al picador y a la cabalgadura. Corto de arrancada y distraído no se prestaba a nada. Con el brazo suelto dejó dos pinchazos y después uno hondo y remató  con el descabello.

 

Con arrebatadas embestidas le castigaron en varas al quinto, tapándole la salida. El diestro realizó un bien quite por chicuelinas. El novillo se dolió del primer par de banderillas y con la muleta se le vio al diestro detalles de buen toreo. Con el brazo suelto cobró dos pinchazos, descabelló y se acostó el novillo.

 

También hizo su presentación en Madrid el salmantino de de Fuentes de Oñoro, Ángel Bravo que vio cómo el tercero, manso de condición, se salió suelto en varas y de los capotes. El novillo enganchó la muleta en cada intención de pase hasta que dobló de pinchazo y estocada con el brazo suelto. El sexto completó la condición de mansedumbre del encierro y el joven diestro que apunta detalles lo despachó de una estocada con el brazo suelto, cuando el reloj de la Plaza marcada las diez y media de la noche. ¡A cenar! ¡Que se enfría!

 

 

 

 

 

 

 

 

 

José Julio García

Decano de la Crítica Taurina

Periodista – Escritor

Escalera del Éxito 103