Tras el gran éxito de la película biográfica El Litri y Su Sombra (1959), del director Rafael Gil, protagonizada por el propio Miguel Báez, y el rodaje en el mismo año de El Traje de Oro, por Julio Coll, Pedro Lazaga filmaría Aprendiendo a Morir (1962), otra película biográfica y melodramática, basada en la vida de Manuel Benítez El Cordobés, que por entonces era todavía novillero. 

 

El apoderado de Benítez, Rafael Sánchez El Pipo, un emprendedor e imaginativo hombre de negocios [padre de nuestro querido presidente Salvador Sánchez Marruedo], supo ver enseguida las grandes posibilidades de una película tierna y conmovedora sobre la lucha de un muchacho pobre y huérfano por ser torero y su enorme determinación por triunfar y sacar a su familia de la miseria.  Lo que sorprende en esta película es la excelente interpretación de Benítez que se mostraba como excelente actor, algo que reafirmaría un año después cuando rodó otra película, esta vez a las órdenes de Rafael Gil, Chantaje a un torero, película policíaca que no tenía nada que ver con su propia vida.

 

El guión y argumento de Aprendiendo a Morir corrieron a cargo del periodista Tico Medina, amigo personal del torero, junto con Rafael S. Campoy y Manuel Tamayo.  Confesó Benítez que no había leído nunca el guión porque por esa época aún no sabía leer, algo que le enseñaría un cura amigo suyo unos años después.  El diestro de Córdoba fue arropado por un reparto de lujo: Ismael Merlo (que encarnaba su apoderado Rafael), Jesús Colomer (Juan), Elvira Quintanilla, (su hermana Ángeles) y Manuel Zarzo (Pepe Molino). 

 

Era una lástima que no interpretara a sí mismo Rafael Sánchez El Pipo, porque no dudo que hubiera sido también un gran actor.  Además creo que la vida de este carismático y querido entrepreneur cordobés podría bien servir como argumento para otra película de éxito.

 

Aprendiendo a morir consiguió sus propósitos y la popularidad del torero subió como la espuma.  En 1962 toreó 109 novilladas y en 1963 pudo tomar la alternativa en su ciudad natal el 25 de mayo, de manos de Antonio Bienvenida, con José María Montilla de testigo, ante toros de Samuel Flores.  La confirmó en Madrid en una tarde lluviosa el 20 de mayo del año siguiente, con Pedro Martínez Pedrés y Manuel García Palmeño, y le fue concedida la oreja del toro Impulsivo tras sufrir una grave cornada en el muslo que le impidió matar a su enemigo.

 

El enorme éxito de la carrera de El Cordobés en los ruedos, junto con sus excelentes dotes para la pantalla, animó a Rafael Gil a rodar Chantaje a un toreo en 1963, con la productora Cesáreo González.  Contrató el gran José Fernández Aguayo como director de fotografía, que sabía mucho de toros, ya que había sido en su juventud primero torero y luego unos de los mejores fotógrafos taurinos de la historia.  Gil escribió el guión con la ayuda de José López Rubio y José Vicente Puente, que versó sobre un joven torero que cae en malas compañías y resulta involucrado en un robo y asesinato con el que no tuvo nada que ver.    Termina en la cárcel por no delatar a sus compinches en un alarde de nobleza y lealtad hacia los que pensaban amigos suyos.  Con la ayuda del capellán de la cárcel, logra enderezar su vida y consigue una oportunidad para torear.  Cuando las cosas empiezan a irle bien y está triunfando de nuevo en los ruedos, aparecen sus antiguos compañeros mafiosos para chantajearle.  Al final triunfa el Bien sobre el Mal, como debe ser.

 

En esta película tuvo un importante papel el entonces novillero José Mata, que simultaneaba sus actividades en el cine con los toros, aunque se puede afirmar que José era torero por encima de todo.  Participó en muchas películas de la época debido a su gran atractivo físico y sus excelentes dotes interpretativas. Desgraciadamente, José Mata moriría trágicamente el 27 de julio de 1971, debido a una gravísima cornada recibida dos días antes de un toro de la ganadería de Luis Frías mientras toreaba en Villanueva de los Infantes (Ciudad Real). 

 

José Mata había nacido en el pueblo de Garafia, en la isla canaria de La Palma, y fue de los pocos toreros canarios en la historia.  De hecho, se convirtió en el primer matador de toros del archipiélago cuando el propio El Cordobés le cedió los trastos de torear el 8 de agosto de 1965 en Benidorm con Manuel Herrero de testigo.  Mata confirmó su alternativa el 12 de octubre del mismo año, compartiendo cartel con Andrés Vázquez y Eugenio Trujillo, y toros de Moreno Yagüe.   Fue un magnifica persona y torero de corte clásico de gran valor.  Tuvo que enfrentarse a las corridas más duras y de contra estilo, pero sus ánimos nunca se vinieron abajo.  Aunque no descuidaba sus intervenciones cinematográficas, siempre soñó por encima de todo con triunfar en los ruedos. Su filmografía incluye las siguientes películas: Chantaje a un torero, Tarde de Toros, Sangre en el ruedo, El marinero con los puños de oro, Don Erre que Erre, entre otras.

 

Difícilmente saldrá otro torero canario ya que en la actualidad muy lamentablemente se ha prohibido la celebración de corridas de toros en todo el archipiélago.