La gente olvida o ignora que la Fiesta de los Toros tiene su origen al igual que la Península Ibérica. Cuando llegaron los iberos y después los celtas, trajeron entre sus animales para alimentarse el uro como el actual toro de libia español. Cuando intentaban someterlo para procurarse el alimento, no era fácil atraparlo a pesar de citarlo con las pieles que también usaban de vestimenta. Entonces idearon hacer una cerca y meterlo allí. No era fácil hacerse con el animal, pero con argucia y jugando las pieles, se arrancaba y terminaban atrapándolo. Las faenas de dominarlo y hacerse con el llamó la atención de sus congéneres que fueron arropándose alrededor de la cerca. Entonces estaban haciendo el espectáculo taurino. Estos ejercicios fueron tomando carácter y se hicieron también a caballo. Siguieron los progresos de hacerse con el uro. Ya en el siglo XIII en los Fueros de Zamora encontramos referencia a normas y reglamentos de la Fiesta de Toros vigilada por la autoridad competente. Así mismo, en las Cantigas del Rey Sabio, Alfonso X, se encuentran disposiciones sobre la Fiesta de los Toros. Con el tiempo, malas persecuciones taurinas iniciadas por los iberos fueron tomando carácter y perfeccionamiento, y deslizándose a caballo. Cuando la invasión Mora en España el juego con el toro se practicó a caballo, principalmente acabada la Reconquista de España, los aristócratas ejecutaban el ejercicio de toreo también a caballo, auxiliados por sus criados o chulos con capote en mano para realizar quites. Durante el reinado de España por la Casa de Austria la Fiesta de los Toros alcanza un gran apogeo, con frecuentes festejos en la Plaza Mayor de Madrid. Con los Borbones en el trono de España, con Felipe V, nada aficionado a la fiesta taurina motivó que la nobleza para atender las costumbres del monarca desdeñaron el ejercicio del toreo que el pueblo recoge y modifica originándose la suerte de picar con vara larga, por algún tiempo de gran importancia, hasta que los peones auxiliadores delos varindagueros comienzan a transmitirse licencias que jamás se hubiesen tenido con los caballeros en plaza, iniciándose el toreo a pie que había de lograr su concentración en buenas maneras y arte poco después de mediado siglo. Fue pasando el tiempo y el toreo se perfeccionó hasta llegar al siglo XX, con la Revolución torera de Juan Belmonte, «parar, templar y matar», fijando la ley de oro del toreo ejecutado con paron y manos bajas.

El toreo alcanzó su mejor hacer con mando y clase.

Paralelamente se cuenta con el toro, descendiente del uro ibérico. Animal que cuenta con presencia y casta que le otorgan fuerza, bravura y nobleza en la embestida el toreo alcanza grandeza, arte, sentimiento y buen hacer lo que comúnmente se llama lidia. Así se evita que un hermoso animal como el toro de lidia, muera en el matadero como un vulgar mansote apuntillado en un estrecho pasillo con el toreo, con las corridas de toros, el toro adquiere toda su importancia que cuando su embestida es brava y noble. El cuarto de hora que dura la Libia de un toro y se le pica con dos o tres puyazos se la banderillea, no sufre porque las heridas en caliente no duelen y seguidamente se le despega con el estoque que pronto se le alivia con la puntilla. Así el toro seduce por sus condiciones durante la lidia y no se comete el castigo bárbaro y cruel de esos festejos horribles de varios pueblos, como el toro de la Vega  en Tordesillas y en otros muchos municipios así como en Cataluña con los bus.

No se puede ni se debe confundir las corridas de toros que tienen un orden, arte, destreza, clase y ensalza la bravura y nobleza del toro de lidia, distintas a las salvajadas pueblerinas que maltratan a los animales.

Los llamados antitaurinos están exaltados con las corridas de toros, deben considerar que acciones que producen arte e inspiración a pintores, escultores y poetas. Es la Fiesta Nacional española que el gobierno francés, considerándola, a pedido a la UNESCO, la reconozcan como espectáculo cultural y arte del de mayo del 2011, mientras el gobierno español todavía no se ha hecho solidario con la decisión del Gobierno francés.

Por lo expuesto ruego a los antitaurinos un respeto para la Fiesta de los Toros, que engrandece al toro de lidia y no se le maltrata. Y vean en los aficionados de los toros unos admiradores del toro bravo español y no desean esas iniciativas vandálicas como ha sucedido en la conferencia taurina del pasado jueves 4 de diciembre en Madrid en la universidad de San Pablo del CEU. 

¡Vamos a llevarnos bien!

 

José Julio García
Decano de la Crítica Taurina
Periodista – Escritor
Escalera del Éxito 103