A lo largo de toda la tarde se han visto sus ganas y ansias de triunfo. No ha perdonado ni un quite, e incluso ha hecho una contrarréplica al quite de Nazaré en su toro. Se veía que estaba falto de toreo y es que desde el quince de agosto que toreó en la Maestranza, no había vuelto a vestirse de luces. A su primero lo recibió con el capote toreando a la verónica de rodillas que supieron a poco. Nazaré le hizo un quite por chicuelinas, y Oliva, se fue a replicarle, también por chicuelinas siendo arrollado por el toro de manera fea pues le da una vuelta completa y muy agresiva que no tuvo consecuencias mayores.

 En la faena de muleta brindó al público, y de nuevo al cielo en recuerdo de su tío Ramón Soto Vargas, fallecido hace casi dieciocho años en este mismo coso ( no es una crítica sino una advertencia de que ya está muy exprimido el gesto) y comenzó la faena con las rodillas semiflexionadas y casi vuelve a arrollarlo de rodillas. Se dobló con él tres o cuatro veces, y comenzó a torear por el pitón derecho de forma larga y con mucha transmisión. Sobre todo demostró firmeza y se quedó en el sitio cada vez que terminaba una serie o un muletazo. Vamos, que tiró la moneda y acabó ganando a un toro que transmitió, pero que no se antojaba fácil. A pesar del pinchazo cortó una oreja con mucha fuerza.

 En quinto lugar salió el toro de la tarde; un astado que tenía un temple y una transmisión, que caló pronto en los tendidos. Lo toreó con gusto a la verónica, mimándolo mucho hasta que llegó a la muleta. Supo darle la distancia correcta, sus tiempos entre tanda y tanda, y la emoción necesaria para hacer temblar los tendidos. Lo citó de lejos, y las embestidas se repitieron sobre todo por el pitón derecho. Sacó parte del toreo que atesora, sus muñecas, su cintura partida,… pero creo que le faltó dar todo con más verdad. Lo cierto es que si lo mata, se lleva las dos orejas que le hubieran abierto el cerrojo de la Puerta del Príncipe que tanta falta le hace.

El resto de la tarde ha tenido muchas cosas para aficionados, pero de casta y de raza, más bien poca cosa.

Diego Urdiales tuvo en primer lugar un toro que fue muy molesto, y en el que, para más inri, molestó el aire. No tuvo clase ni transmitió nada bueno en toda la lidia. Apretó mucho y no le dio ninguna opción. También mató mal. Fue silenciado. Con el cuarto de la tarde pudo, al menos, mostrar parte de su toreo y sobre todo, de sus ganas. No se inmutó, y aguantó el tipo en cada muletazo. Aquí dio sus primeros pases que calaron en la tarde que ya casi era de Oliva Soto. De todas formas, hubo frialdad en los tendidos, aunque se percibiera el esfuerzo del torero que se puso por ambos pitones recibiendo un brutal derrote en la nariz que lo dejó un poco trastornado. Metió una estocada casi entera, y espero mucho para salir a saludar y terminó dando una vuelta por su cuenta.

El que menos opciones ha tenido en la tarde ha sido Antonio Nazaré, al cual le han tocado en suerte dos toros que no han propiciado el triunfo. El primero fue un mal toro, muy alto y basto al que recibió a la verónica, y que no tenía prácticamente nada más que mala leche, sobre todo en el toreo por el pitón izquierdo. Con el sexto no se acopló del todo. Después de una primera mejor serie al natural, el de Dos Hermanas no volvió a acoplarse a la embestida del toro que pedía los medios a pesar de su mansedumbre, pero el viento no se lo permitió y cuando lo llevó allí ya era tarde. Una pena…

 

 

 

Crónica de Conchita Rodríguez Ortiz  134201020467~12711375807340.jpg