El Cordobés realizó con su primero un toreo gazapatero, entusiasta, y acabó de una estocada ladeada y trasera. Al cuarto, lo toreó con mucha decisión iniciando la faena de rodillas. Tras pases sobre ambas manos tiró del repertorio efectista realizando el salto de la rana que tanto impacta en el público. Al rematar de un pinchazo, media estocada y una estocada corta, dio vuelta al ruedo.

 

Rivera Ordóñez toreó movido a su primero, yéndose de cabeza a rabo, banderilleó discretamente y la faena, huérfana de quietud, la remató de un pinchazo, media estocada y descabello. Fue ovacionado y correspondió con el saludo desde los medios. El quinto, que recibió con una larga cambiada de rodillas, fue un toro molesto en algunos momentos en la embestida, lo muleteó discretamente y lo despachó de pinchazo y estocada caída. El público le ovacionó.

 

Leandro toreó superiormente a la verónica al tercero, realizando una faena acoplada jugando bien la mano en un trasteo que alargó demasiado. Cobró una estocada entrando con el brazo suelto, escuchó un aviso, y tras dos descabellos le concedieron una oreja. En el sexto quiso trazar bien el toreo, lo consiguió en ocasiones, y lo despenó de dos pinchazos hondos atacando con el brazo suelto, siendo ovacionado al finalizar su labor.

 

Destacaron en la suerte de banderillas cuadrando en la cara y levantando los brazos a ley “El Chano” y Miguel Martín.

 

 

 

 

      Crónica de José Julio García

Decano de los críticos taurinos de España