SEGUNDO FESTEJO FERIA DE OTOÑO

GESTO BAÑADO EN SANGRE DE MIGUEL PERERA

 

El diestro extremeño Miguel Ángel Perera con antigüedad de alternativa del 23 de junio de 2004, después de una exitosa temporada decidió actuar en la Plaza de Madrid, en la Feria de Otoño. Todo un gesto que convirtió en gesta, después de cogido de gravedad por el segundo toro de la tarde al entrar a matar. Pasó a la enfermería donde fue atendido con anestesia local de una herida con evisceración  del testículo y salida por la raíz del pene. Cura que duró media hora, durante la que se guardó un compás de espera hasta reanudar la lidia. Retornó al ruedo y continuó toreando. De nuevo resultó cogido al dar un estatuario al quinto. Le hicieron un torniquete y continuó la faena con vergüenza torera hasta estoquear al astado. Pasó a la enfermería donde fue intervenido de una herida de pronóstico muy grave, hacia arriba y hacia adentro de quince centímetros que contusiona la arteria femoral.

El desarrollo del festejo se inició con el retorno a los corrales del primero de la tarde, perteneciente al hierro del Puerto de San Lorenzo. Se corrió turno de la totalidad del encierro y el sobrero de Fuente Ymbro salió en último lugar.

El jugado en primer lugar  bis de Valdefresno tuvo nobleza  en la arrancada y embistió humillado hasta que se rajó. Lo despachó de estocada sin puntilla entrando con el brazo suelto. Aplausos. El segundo de Cortés. Con noble embestida tras faena de larga duración con aviso incluido, antes de montar la espada, cuando se decidió  resultó cogido en el embroque y pasó a la enfermería como ya queda dicho. Salió a los treinta minutos para vérselas con el tercero, un toro boyante al que realizó una larga faena, sonando un aviso y acabó de una estocada oficiada  con el brazo suelto, y le concedieron una oreja. El cuarto de Victoriano del Río fue el toro de la corrida por su raza y calidad de embestida. La faena tuvo ligazón y clase. Tras sonar un aviso, recetó una estocada sin puntilla entrando con el brazo suelto. Hubo concesión de oreja. El quinto de Valdefresno agresivo de pitones, al que le faltó un puyazo, al iniciar la faena muleteril  resultó cogido de gravedad, como ya queda indicado. Le hicieron un torniquete para evitar la hemorragia, y con pundonor continuó toreando sobre ambas manos. Al propinar una estocada sin puntilla le concedieron  una oreja. Sumó ya tres apéndices y no pudo continuar la lidia y pasó a la enfermería.

El sexto lugar se corrió el sobrero de Fuente Ymbro, toro encastado del que dio cuenta con decisión el sobresaliente David Saleri, empleando un pinchazo, media estocada, dos descabellos, un aviso y ocho descabellos, cuando el reloj de la Plaza marcaba las 21 horas, las nueve en punto de la noche.

Miguel Perera en su tarde del gesto convertido en gesta, tuvo sus luces y sus sombras. Sobrado de pundonor, valor y con buena clase torera, midió el tiempo de las faenas y no jugó la muleta al entrar a matar. Se cruzó poco con los toros al citarlos, que es cuando se los somete y templa la embestida. Dejando ver que para un gesto como el que protagonizó, aún le falta un  hervor. Nuestro deseo es que vuelva pronto a los ruedos porque tiene mimbres para hacer el cesto taurino que pretende con tanto deseo.

 

 

Desde Madrid, informa José Julio García