Joao Moura padre que aun conserva la maestría de la que ha hecho gala durante su larga etapa profesional, se las entendió con el primero que se iba de la reunión. Lo enceló y colocó rejones y banderillas y al final el toro se fue a la querencia de tablas y por la manga, o sea barbeando el caballo las tablas, clavó el veterano  jinete cuatro rejones de muerte hasta que dobló el toro. El cuarto, unas veces seguía el caballo y otras no, yéndose de la reunión. Moura padre clavó unas veces al estribo y otras a la grupa. Dejó un rejón de muerte sin quebrar del que dobló el astado.

 

Joao Moura hijo hizo una buena labor ante el segundo, al que enceló y templó la embestida, clavando al estribo y alguna vez a la grupa. Mató con prontitud y se le pidió la oreja por el entusiasta público, que no consideró la colocación del rejón de muerte. Al no otorgarse el trofeo dio vuelta al ruedo. El quinto, al que de salida clavó un rejón, fue un toro manso que se iba de la reunión y barbeaba repetidamente  las tablas. Supuso un gran esfuerzo la actuación del rejoneador portugués para clavar los diferentes rehiletes. Colocó un rejón de muerte yendo por los adentros, y repitió quedando el astado a merced de las mulillas, recibiendo pitos en el arrastre.

 

Leonardo Hernández con el tercero, que iba al encuentro con el caballo, templó y enceló, clavando los rejones de manera desigual por  irse de la reunión. Por su prolongada actuación, tras un rejón de muerte trasero escuchó un aviso y pie a tierra acertó con el descabello a la segunda. Escuchó aplausos. El sexto salió distraído huyendo del caballo. Con esfuerzo y exponiendo la cabalgadura trató de meterlo en las suertes. Al acabar de un rejón certero le concedieron la oreja.

 

Y el martes otro serial taurino en la monumental de Las Ventas, de creación moderna titulado Feria del Aniversario.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Crónica de José Julio García

Decano de los críticos taurinos de España