El cacereño Emilio de Justo confirmó la alternativa con antigüedad de mato de 2007, con el toro “Garbancito I”, negro de capa y 533 kilos de peso en bruto. Se iba suelto de los capotes de salida y desparramando la vista. En varas, al tomar la primera descabalgó al picador y después en la segunda se repuchó. Poco castigado llegó a la muleta. Discreta sucesión  de pases rematada de estocada a toro arrancado. El sexto entró al caballo con pujanza. Muleta en mano lo sacó a los medios y lo trasteó primero con buen son torero para que siguiera el engaño. El toro embistió con la cabeza humillada y repitiendo, la faena alcanzó calidad y variedad. En un pase resultó cogido y volteado. Llevado a la enfermería, salió decidido para estoquear al agresor, cobró dos pinchazos, sonó un aviso y resentido de la dolida volvió a ser conducido a la enfermería donde le apreciaron una cornada en el gemelo derecho.

El manchego de Ciudad Real, Aníbal Ruiz, terminó con el toro de una estocada ladeada y con la corrida. El segundo de la tarde que de salida hizo cosas como reparado de la vista, poniendo en apuros al peón José Antonio Galdón “Niño de Belén” y al espada, Aníbal Ruiz, cumplió en varas y blandeó de manos. Muleteó el torero voluntarioso y entrando con el brazo suelto dejó media estocada caída y recetó tres intentos de descabello para rematar el puntillero. El cuarto se dejó picar en terreno de querencia. La faena tuvo buen comienzo, doblándose con eficacia y torería; el resto resultó monótono y cerró faena de una estocada al encuentro entrando con el brazo suelto.

El albaceteño Sergio Martínez, que en Madrid goza de la consideración de los aficionados por sus destacadas actuaciones anteriores, dejó ver la impronta de  su bagaje torero. El tercero se iba suelto de los capotes y también en la suerte de varas. Durante la faena de muleta propinó dos coladas al diestro, quien se mostró inteligente y dominador para lidiarlo. El buen matador de otros días, en esta ocasión falló, después de un metisaca bajo, un pinchazo, un aviso, y estocada, acabó de cinco descabellos. El quinto de salida huidizo de los capotes, peleó bien en varas y embistió a la muleta con la cara a media altura y sin repetir en la arrancada, acertó a pasarlo dominándolo con oficio. Lo remató de pinchazo, estocada, aviso y descabello.

Acabada la corrida, ya afuera de la Plaza, se oían repetidos ruidos de bocinas y petardos, por la celebración del gol de la Selección Española de Fútbol, que acababa de marcar el gol que  terminaría proclamándola Campeona de Europa.