El cartel anunciaba a: Juan Sebastián Reyter (Medellín), Leandro de Andalucía (Villapinzón) y El Choni (Sogamoso). Tres novilleros con mucho valor, compromiso y a pesar de su corta experiencia, una gran compostura en el ruedo capitalino.

Reyter abrió la tarde, recibiendo a su primer oponente a porta gayola; el paisa ejecutó muy bien la lidia con el capote, en cada uno de los dos ejemplares. El primer astado de la tarde, fue noble y bravo, bravura que demostró con una especial violencia en su presentación.

Juan Sebastián también lidiaba el cuarto del festejo, un novillo complicado y con peligro; tras cada pase de Reyter buscaba herir su humanidad. Sin embargo el joven novillero resolvió bien las papeletas. La afición de Bogotá lo premió con petición de oreja, que fue erróneamente negada por el palco; y silencio respectivamente.

 

 

El segundo de la terna era Leandro de Andalucía, un joven de Villapinzón, municipio del departamento de Cundinamarca. Ante todo mostró un gran valor y seriedad al torear, tuvo la gran suerte de conectar con los tendidos que al final de la corrida lo despidieron con gritos de “Torero, torero”. Su primer novillo, segundo de la tarde, fue uno de los sobresalientes del encierro; con el que Leandro se lució, dándole la bienvenida con una tanda de chicuelinas y rematando con rebolera.

Sevillano era el nombre de su primer ejemplar, al este le cortó una apéndice. Llegó el quinto de la novillada, pero aquí no se cumplió el dicho de “no hay quinto malo”, pues resultó ser un toro con raza pero sin bravura y con mucho…mucho peligro. El novillero resultó varias veces cogido aparatosamente, hecho que afortunadamente solo dio como resultado unos leves puntazos. Perdió las orejas con el acero.

 

 

 

El  Choni era quien finalizaba el cartel de buenos novilleros, este niño torero, que apenas debe contar con unos dieciséis años; toreaba ayer su segunda novillada, pero en medio de los nervios y la inexperiencia, guardó la elegancia y porte torero, en un ruedo que es sueño o desilusión para  los toreros colombianos.

Con el primero de su lote, no contó con suerte pues era un novillo abanto y peligroso, siempre buscando herir el cuerpo del torero. Pero El Choni le puso valentía y amor a su profesión; el novillo recibió pitos en el arrastre y El Choni unas merecidas palmas. La alegría llegó con el sexto novillo, que por cierto, se me olvidaba fue una novillada sin picar… pero bueno sigamos, este astado fue el más noble, dulce, bravo y fijo de la tarde; el novillero boyacense no cabía de la emoción en su traje de luces, era ese día el que le había quitado el sueño durante varias noches.

Ayer se estaba cumpliendo y tras muchas tandas por los dos pitones, que hasta perdí la cuenta; el presidente dando validez a la petición de ganaderos y aficionados, otorgó el indulto a un novillo que obviamente su ganadero se llevará a su dehesa y en unos meses, probará ante un caballo este novillo que demostrará si tiene las facultades para ser un semental. La tarde finalizó con un indulto y con dos orejas para este niño que se inundó de lágrimas por su triunfo.

 

 

                                                            

 

 

Reseña:

Seis novillos de Pozoblanco, propiedad de Don Félix López. Sobresalieron el 1°, 2° y 6°.

Juan Sebastián Reyter          Vuelta al ruedo y palmas

Leandro de Andalucía           Oreja y palmas

El Choni                                Palmas y dos orejas, tras indulto.

 

 

                                                                  Desde Bogotá, informa Carolina Baquero                               carito baquero.jpg