Tanto Manuel Larios, de Badajoz; el colombiano Santiago Naranjo y el murciano Pablo Belando, que hizo su presentación en esta plaza, tuvieron enfrente seis novillos de la ganadería Lozano Hermanos, encaste Carlos Núñez. Mansotes con genio se dejaron pegar en varas y derrotaron  al tomar la muleta y cortos de embestida restaron posibilidades a la voluntariosa actitud de los jóvenes diestros. A estos se les puede destacar su buen hacer con el capote prodigándose en quites, ahora que es un tercio que nos lo brinda con frecuencia. El pero que se les puede poner, no saber medir el tiempo muleteril, pasándose de faena y la manera de entrar a matar, como es costumbre tantos otros, incluso matadores de toros de los de mucha propaganda, con el brazo suelto, que así se han cargado la ejecución correcta del volapié. Lamentablemente esta mala costumbre la acepta el público y se la calla sin protestar el aficionado, pues va tomando carácter habitual. ¡Qué lamentable cuestión!

 

Manuel Larios con el primero que se iba suelto de capotes, logró lucirse por verónicas, en banderillas cortó la arrancada y así fue a la muleta, echando la cara arriba. Atacando con el brazo suelto dejó una estocada, que terminó escupiendo, y después cobró una casi entera. El cuarto tardeó en la arrancada y echó la cara arriba en la embestida, sacó pases voluntariosos y lo tumbó de una estocada. Hubo petición de oreja, que no procedía  y aprovechó el ambiente favorable para dar la vuelta al ruedo.

 

Santiago Naranjo, se prodigó en quites variados aguantó la embestida del segundo, sufriendo un desarme hasta dominarlo. Acabó de dos estocadas y saludó desde el tercio. El quinto sin fijeza ante la muleta, gazapón y media arrancado, pese a la voluntad del diestro no hubo nada que lograr y lo despenó de dos estocadas, sonó un aviso y doble al segundo intento de descabello.

 

Pablo Belando, se encontró con el tercero que tardeaba y se arrancaba cabeceando. Con buen son de muletero logró entonar una faena que remató mal con la espada. Tres pinchazos más, un descabello, segundo aviso y descabello al segundo intento. El sexto de salida emplazado y escarbando se arrancó por oleadas, se salió suelto en varas, acabó corto de embestida y cabeceando. Muleteo de trámite, dos pinchazos y una estocada baja con el brazo suelto.

 

Entre los toreros que querían hacer y los novillos que se oponían, pasamos dos horas y media de festejo sin fiesta.