FUE CRIADA A BIBERÓN POR EL GANADERO MANUEL MARTÍN GAVIRA

Por Ladislao Rodríguez Galán.

Aprovechando el buen tiempo, Rafael González «Chiquilín», su esposa Mª José y quien escribe, nos dirigíamos al Campo de Gibraltar para visitar una ganadería. Nos fuimos bordeando la Cosa del Sol y al pasar por Puerto Banús, nos acercamos a la ganadería «El Rodeo» para saludar a Manuel Martín Gavira, un buen amigo que vive por y para sus reses.

Cuando llegamos nos dijeron que había subido al cerrado para ver a «Luci» la noble vaca brava que crió con biberón al ser repudiada por su madre al nacer.

Efectivamente en cuanto nos vio y tras los afectuosos saludos, nos invitó a pasar al cercado para acariciar a este noble animal que permite el acercamiento de las personas sin que sientas miedo alguno.

Como se demuestra en las fotos tanto Rafael como Mª José pudieron estar junto al animal, que no se inmutó en absoluto al sentir tan cerca a extraños.

Mientras acariciaban a «Luci», el ganadero nos contó la historia de la vaca mas mimada de la ganadería.

«Resulta que cuando nació su madre, que era primeriza, no le hizo el menor caso, entonces, alertado por el mayoral, la recogimos y a base de biberones y mucho cariño la sacamos para adelante. Desde pequeña ha dado muestras de su nobleza porque iba detrás de todos los de casa y aceptaba sus carantoñas. Como es natural fue creciendo y la tuvimos que llevar al cercado con otras vacas. Se tentó y fue espectacular su comportamiento, hasta el punto que ha parido varias veces y sus becerros han sido muy bravos. También nos dijo Manuel que a este animal lo quiere como  si fuera una de sus hijas. Todos los días vengo a verla varias veces, dice, y disfruto estando un rato con ella. Mientras le acariciaba el testuz, apostilló rotundo que…» no me desprendería de ella por todo el oro del mundo. La considero de mi familia».

La verdad es que yo deambulaba alrededor haciendo fotos de todos los ángulos y el animal no me  miró siquiera. Aceptó mi presencia como si me «conociera de toda la vida».

Cuando emprendimos el camino que nos llevaría a la vera del Peñón, íbamos comentando la grandeza de la raza brava que son siempre sorprendentes en sus reacciones.

¡Cuánto tenemos que aprender de los animales los humanos!