José Ignacio Uceda Leal, de grana y oro, cortó la primera oreja de la tarde: Se lució en un quite y  desgranó una faena con detalles toreros, pero a “Caliche” le faltó chispa.

Al  cuarto, un manso de libro, el madrileño le recetó doblones y tirones secos, y lo mató de un bajonazo merecido. Silencio.

 

David Galán, de grana y oro, recibió a “Galante” de La Ahumada , con dos faroles de rodillas y alegria con el capote. Brindó al cielo y enloqueció Acho, toreando  como su padre ; se quitó las zapatillas para ligar unas tandas antes de entrar a matar. A más de ser barroco, fue un auténtico héroe de las películas de Kung Fu. Silencio. Con el quinto que brindó al Doctor Marcial Ayapoma, su padrino, le costó mucho sacar unos pases limpios. Una entera delantera y un descabello acabaron con la vida de “Orgulloso”, del cual cortó la oreja.

 

Fernando Roca Rey, de azul celeste y oro, recibió a puerta gayola el toro colombiano. Puso banderillas; hubo un quiebro con cortas que levantó la plaza. El matador limeño que cumplía tres años de alternativa no se acopló con “Balín”, despachándolo con una estocada baja. Silencio.

Con el último de la tarde, toreado al compas de la Marinera Norteña, cortó una oreja que los del sol protestaron.

 

 

 

Incidencias :

 

          Salió un segundo tiro de mulillas – eran dos caballos percherones- para sustituir unas mulas malas.

          Tomó la alternativa el joven picador Pedro Cárdenas, de manos de su padre, tras el paseillo.

          Fernando Roca Rey saludó tras el paseíllo e invitó sus compañeros a compartir la ovación.

          Fuera de la plaza, unos pocos “antitaurinos” manifestaron.

 

 

 

 

Desde Lima, informa Juan Luis Pous de Collioure