AZULEJO TAURINO DEL XVIII

Artículo de José Mª Moreno Bermejo. Escalera del Éxito 123

Comprobar la bravura

Para comprobar las condiciones del toro en el caballo es imprescindible que el burel sea puesto en “suerte” debidamente. Esta función debería ser importante en la formación del torero desde sus comienzos como novillero. Las escuelas taurinas han de dedicar mucha atención a este menester ya que es  básico para conocer las posibilidades que ofrecerá el toro en su posterior lidia.

La 1ª vara deberá plantearse desde el lado más lejano a la querencia del toro, o sea: de la salida por toriles. Al poner el toro en “suerte”, esto es, parado, perpendicular a tablas y cerca del círculo menor, sin traspasarlo, el picador llamará al toro e irá acercándose a el citándolo con la voz, con movimientos de la vara y con ruido de estribo si fuera necesario; sin la ayuda de peones. Decía Raimundo Rodríguez, tres veces ganador del prestigioso trofeo de la peña “El Puyazo”, que partiendo de su posición de espera,con la culata del caballo perpendicular a tablas y a un metro de éstas, aproximadamente, si se va acercando pausado al toro en linea recta, llamándolo con la voz y con los movimientos de la vara rara vez no acudirá presto al encuentro. Si la mansedumbre no le permite al toro ir con presteza, el picador ha de cambiar la situación de su caballo acercando la cita a toriles hasta que el burel acepte el encuentro. Si la reticencia del toro a acudir al caballo persistiera, el picador deberá intentar picarlo aún traspasando la raya de protección y puede ser ayudado por los cites de los toreros. En el encuentro el picador deberá girar la cabeza de su caballo hacía la izquierda con objeto de posibilitar la salida del toro por la cara derecha del caballo evitando el choque violento contra el peto.

Recordemos cómo criticamos a los toreros cuando por falta de temple permiten que el toro toque los engaños. Ahora juzguemos cuánto más deteriora al burel el choque, a veces violento, contra el peto. Es, sin duda, una necesidad en la lidia el evitar que el toro rompa su ritmo de embestida por los sucesivos topetazos contra el peto.