Es el rincón más emblemático y con más sabor popular y también cultural de Córdoba. Una bellísima plaza que consta como punto de referencia y de acción en novelas, artículos y poesías.

Frente al Museo de Bellas Artes y de Julio Romero, se encuentra la

POSADA DEL POTRO, ruinosa antaño y espléndida actualmente que forma parte de los renglones de nuestra historia, a través de múltiples señalamientos. Por ejemplo, y el más importante, es su cita en la novela universal de El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, ya que conocía la posada principalmente porque su familia y él por supuesto, vivieron muy vinculados a Córdoba. Baste decir que Cervantes llegó a nuestra ciudad con seis años, en 1553, (no olvidemos que la familia paterna hunde sus raíces en Córdoba). Aquí permaneció estudiando en el colegio -entonces de los Jesuitas- sito en la plaza de la Compañía. Supuestamente, porque no está comprobado, pasó entre nosotros tal vez diez años, antes de tomar sus inquietos y variados rumbos.

La Posada del Potro fue en sus inicios una mancebía, después fue formalizándose y se convirtió de forma paulatina en un lugar para pernoctar, sin llegar a la absoluta seriedad. Avala esta inquietud, el fragmento que Cervantes hilvana en El Quijote. Un fragmento precioso, pero lamentable para Sancho, ocurrido en la posada:

…”Quiso la mala suerte del desdichado Sancho, que entre la gente que estaba en la venta, se hallasen cuatro perailes (cardadores o fabricantes de paños), tres agujeros (fabricantes o vendedores de agujas) del Potro de Córdoba y dos vecinos de la Heria de Sevilla (barrio de la feria), gente alegre, bien intencionada, maleante y juguetona, los cuales casi como instigados y movidos de un mesmo espíritu, se llegaron a Sancho, y apeándole del asno, uno dellos entró por la manta de la cama del huésped, y, echándole en ella, alzaron los ojos y vieron que el techo era algo más bajo de lo que habían menester para su obra, y determinaron salirse al corral, que tenía por límite el cielo. Y allí, puesto Sancho en mitad de la manta, comenzaron a levantarle en alto, y a holgarse con él…”… (Cap. XVII).

Pertenecía la posada a la collación de San Nicolás de la Ajerquía, zona muy evolucionada comercialmente, en la que deambulaban viajeros de todos los tipos, y que por tanto precisaban de lugares de ocio y de hospedaje. Fue un barrio que recibía a gente cosmopolita, prestando ambiente y posibilidades a más posadas cercanas entre sí, tales como La Posada de la Madera, del Sol, de la Herradura, etc.

 

San Nicolás de la Ajerquía

 

Actualmente la Posada del Potro es sede del museo que Córdoba ha dedicado a un grande del cante flamenco como es Antonio Fernández Díaz Fosforito, y es conocida por propios y extraños, como CENTRO DE ARTE FLAMENCO FOSFORITO.

Autor: Francisco Bravo Antibón

Jose Luis Cuevas

Montaje y Editor

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