La  Plaza de Toros de Acho esta enclavada en el actual distrito limeño del Rimac a la vera del cerro San Cristóbal, y del río del mismo nombre, en el mismo solar que se construyo en 1766. Se ha remodelado dos veces, la primera en 1863 que se gastaron 25,000 pesos de entonces en arreglarla y sobre todo en conservarla. Era un polígono regular  de 15 lados que tenia 95 varas de diámetro y casi 300 de circunferencia. Sobre la mesa de los “cuartos” tres filas de escaños macizados con adobes, cuatro filas de gradas de media vara  de alto y dos tercios de ancho, con sus asientos de madera de roble y mas gradas de media vara de alto y dos tercios de ancho, con sus asientos de roble, y mas gradas con escaño que respaldan contra el antepecho de las galerías. La altura de la fábrica hasta el piso de las galerías y corredores, es de 6 varas y la madera empleada en su construcción es roble de la mejor calidad. El ruedo tenia un diametrote 85 varas castellanas y las arquerías cubrían todos los tendidos llegando a los asientos llamados delanteros, contaba con unos algunos palcos nivel del ruedo por debajo de los tendidos que se llamaban cuartos.

          En 1944 se remodelo totalmente, elimino el llamado “templador” especie de burladero en el centro del ruedo, con dos filas de fuertes estacas, debido al inmenso ruedo, que no tenía callejón sino burladeros adosados casi a los cuartos. El achicar el ruedo y rebajarlo del nivel del piso se pudo aumentar el aforo de las 6,554 localidades que tenia a las 13,360 con que contaba después de remodelada, todas las localidades son cómodas, con asiento numerado, repartidas en 15 tendidos, cada uno con su vomitorio y escalerillas para llegar a las localidades. El ruedo se achica a los 59 metros, se doto de barrera con un callejón de dos metros de ancho y ocho burladeros con dos puertas dobles grandes, la de cuadrillas y arrastre; y la de toriles. Se construyo una capilla y se remodelo la enfermería.

          En 1961 se hizo una remodelación, en la entrada de los tendidos de sombra y no en la plaza en si. Se puso una verja de hierro en vez de pared, por lo que desde la calle se puede ver el interior, se hizo el Museo Taurino y un corral de exhibición. En 1964 se realizaron obras en los corrales, con nuevo embarcadero, bascula etc. Y en 1966 con la celebración del Bicentenario se remodelo la parte del sol, colocando una verja similar a la de sombra, realzando la belleza del lugar.

       Los 15 tendidos, son del 2 al 7 se sombra, del 9 al 15 de sol y el 1 y 8 de sol y sombra. En sombra hay 21 filas de tendidos más las 51 galerías o palcos y 4 palcos grandes, el de la Presidencia de la corrida en el tendido 1, el del Presidente de la Republica y los de las Municipalidades de Lima y el Rimac, situados en el tendido 8. En el sol hay 25 filas de tendido y rodea toda la plaza una típica arquería que nace en la fila 17 y da un bello y típico aspecto. Cuenta con un corral de exhibiciones y tres corrales mas, 8 chiqueros a los que antecede un ancho y largo callejón de salida al ruedo, 2 corrales para caballos, desembarcadero, capilla, enfermería, despacho de billetes en sombra y en sol, museo taurino, restaurantes en sombra y en sol, vivienda de guardián.

          Por fuera rodea al edificio una arquería típica con los “machones” que sirven de sustento a la construcción, notándose en la parte alta del tendido de sombra, un pasadizo que  la rodea y da a las puertas de los palcos altos o galerías. Tanto en sombra como en sol, patios grandes la rodean y dan a las verjas que tienen las puertas que comunican a la plaza con la calle exterior.

RESEÑA HISTORICA  

La afición taurina de Lima data desde los primeros días de la conquista española, ya que durante el siglo XVIII, tres plazas de toros hay en ciudad, y se deja ya la plaza Mayor para otros menesteres, Ciudad de los Reyes llama Francisco Pizarro a la que fundo a la vera del Océano Pacifico el 18 de enero de 1535, de quien dice Ricardo Palma en sus Tradiciones Peruanas que alanceo un toro el lunes 29 de marzo de 1540 en la Plaza Mayor, primer  festejo taurino registrado en las nuevas tierras conquistadas.

Adentrándose en las segunda mitad del siglo XVIII siendo Virrey el Conde Superunda que ejerció el cargo de 1745 a 1765, autorizo al doctor Pedro José Bravo de Lagunas y Castilla levantar  una plaza de madera para correr toros, con el objeto de que con el producto se puede reedificar el hospital de San Lázaro destruido por el terremoto de Lima en 1746 y al que el Virrey debe su nombre, pues reedifico Lima. Esa plaza se ubicaba en los terrenos de Doña Inés Muñoz de Rivera dona al convento de la Concepción, unas tierras llamadas de Languay en el lado norte de la ribera del río  Rimac y a las faldas del escarpado Cerro San Cristóbal desde cuya cumbre  se ve el puerto del callao.

En 1762 gobierna ya Manuel de Amat, trigésimo primer Virrey, y Miguel de Adrianzen solicita permiso para construir una plaza de toros firme. Permiso que obtiene al asociarse con Antonio de Amat hermano del Virrey un año después en los  terrenos del “Acho” y (los del “Languay” y “Otero”). La temporada en los circos desarmables de madera contaban de 8 corridas y 1 encierro.

En el pueblo de Cañete el 9 de enero de 1765 firma  poder suficiente don Agustín de Hipólito del Landáburu y Ribera (alcalde de Lima en 1755 y 1766, Coronel de Milicias del Regimiento del Partido de Mala) a don  Juan José Belzunce, su hermano político a fin  de que solicite en Lima autorización correspondiente para construir una nueva plaza firme de toros.

El 15 de junio de 1765 el Virrey dispone después de oír la opinión del Fiscal en lo Civil de la Real Audiencia y la del Cabildo de Lima, que se firme el contrato para la construcción en el sitio denominado del Acho, y se señale para las .corridas los tres días de carnavales, mas los jueves de anteriores a dicha fiesta, no señalándose fecha para las tres restantes que completan el privilegio de la 8 fiestas anuales.

Al alborear el año 1766. Landaburu nota que el tiempo le gana y aun antes de que llegue la aprobación del Rey, celebra su primera corrida el 30 de enero de 1766, sin estar terminada la construcción. Al terminarse  esta el 22 de junio de 1767 declaran que la construcción importo 84,896 pesos, precio en que la tasan. La construcción duro tres años y la inauguración oficial fue en 1768.

Celebrase la primera corrida en la fecha señalada, siendo el “Albañil Blanco” de la hacienda Gómez en Cañete de propiedad del señor Landáburu el primer toro lidiado. Así este señor aparece como asentista, constructor, Alcalde de Lima en ese momento y ganadero. Los matadores que conformaron ese primer cartel fueron Pizzi, “Maestro de España” (que a pesar de ese nombre era criollo) y “Gallipavo”.

Hacia 1780 es costumbre establecida que en las fiestas reales, se comienzan con la lidia de 6 toros a las 10 a.m. del día y se continué en la tarde con la lidia de 19 o 20 toros.

         Corriendo en el año de 1792 doña Mariana Belzunde viuda de Landáburu, demanda permiso para construir una cerca que proteja la plaza, ya que tenía muchos perjuicios por estar abierta.

Nacido en 1770 don Agustín Leocadio de Landáburu, es el único hijo de don Agustín Hipólito de Landáburu y de doña Mariana Belzunce, es confiada su educación al eminente doctor don Hipólito Unánue. En 1880  se traslada a España y poco aparece su nombre comprendido en una lista de los que siguen el gobierno del francés José Bonaparte, se le considera traidor en 1809, manda la Junta Central que se le confisquen sus propiedades, entre ellos el privilegio de las ocho corridas de la plaza de Acho y se encomienda al doctor Unánue la adquisición de los fundos y propiedades de Landaburu. Este detenido en Francia desde principios de la revolución, se traslada a Inglaterra y cuando en 1813 consigue el pasaporte para sincerar su conducta, enfermo, deje de existir el Londres el 4 de julio de 1814.

Unánue llega a España como diputado de Cortes por Arequipa pero no puede incorporarse por no haber terminado sus sesiones.  Entonces como albacea de Landáburu redacta un notable memorial en la que se hace presente los servicios y lealtad de su discípulo, consiguiendo del monarca que cese  el secuestro de los bienes. Para ello hace un regalo de 500.000 reales de vellón. Consigue también para el Colegio de San Fernando el 9 de mayo de 1815 autorización para una novena corrida, utilidades  para la después Facultad San Fernando hoy Facultad de Ciencias Medicas.

El 15 de enero de 1815 manifiesta que la casa Landáburu esta satisfecha del costo de la obra de la plaza de toros y que debe cancelarse la contrata y adjudicarse la finca al Hospicio de Pobres. El 1816 Unánue presenta al gobierno una razonada propuesta para la venta de la plaza para cumplir disposiciones del testamento de Landáburu.

El 4 de Octubre de 1817 después de dilatadas tramitaciones y numerosos se extiende la escritura de cesión. El traspaso de los 78 años que faltan del asiento se estipula en 70,000 pesos, entre otras cosas el Hospicio queda obligado a dar al Colegio de San Fernando 1,500 pesos anuales en la novena corrida que se le concedió.

Luego el Hospicio de Pobres pasa a ser la actual Sociedad de Beneficencia de Lima Metropolitana propietaria del ya mas que Bicentenario Coso de Acho, el cual desde 1766 a la fecha nunca a dejado de ser lugar donde se realizan festejos taurinos.

 

LA FERIA  DEL SEÑOR DE LOS MILAGROS  

 La fiesta brava andaba un tanto decaída en Lima, que fue aficionada a los toros desde sus albores. El viejo coso de Acho de amplio ruedo y rica historia abría sus puertas de tarde en tarde y ya era inaparente para las corridas por lo extenso de su redondel y lo reducido de su cupo. Fue en esas circunstancias que un grupo de aficionados que ambicionaban devolver su prestancia al festejo y al monumento histórico y arquitectónico semi abandonado, en el noble afán de restaurarlo, reduciéndole el ruedo y ampliándole la capacidad de los tendidos.

Allá por el año 1942 apareció el diario El “Comercio” de Lima una pagina dedicada a la fiesta brava, que se titulaba “Toros y Toreros”. La tenia a su cargo Manuel Solari Swayne, hijo del que había sido revistero taurino del mismo diario Carlos Solari Sánchez Concha “Don Quijote” y en ella escribía semanalmente la columna de honor  Fausto Gastañeta “Que se Vaya” a la sazón critico de “El Comercio”.

Manuel Solari “Zeño Manue” sucedió a don Fausto que usa tal seudónimo en recuerdo de “Que se Vaya” que fue quien lo bautizo al “darle la alternativa” una tarde en la que por salud ya quebrantada no pudo concurrir a Acho el notable escritor limeño, diciéndole este “que se va ya” te nombra “Zeñó Manué”. La página a que aludimos fue creada a fin de orientar mediante opiniones autorizadas y de mantener informada a la afición peruana, antigua como la misma ciudad de las ocurrencias en el mundo. (N.de R. hoy desde 1990 en que murió Solari esta a mi cargo)

En la revista llamada “Toros” que dirigía Jorge P. Espinóza “Don Félix” también colaborador de la pagina taurina de “El Comercio”, apareció un comentario del “Zeñó Manué” titulado ¿Por qué no establecemos la Feria de Señor de los Milagros? Luego se inicio desde la pagina taurina de “El Comercio” una campaña destinada a instaurar la feria del Señor de los Milagros teniendo como eje profundo y multitudinario la secular procesión nazarena, reuniese en su entorno las expresiones características del alma de la ciudad: sus bailes, sus cantares, sus viandas, sus trajes típicos, el paso bamboleante y rítmico de sus caballos de paso y su encendido clamor de sus corridas de toros.

Se empezó a gestar la realización de temporadas de taurinas grandes en la plaza de Acho, cuando se la remodelo totalmente en 1944; así en 1945, inauguro el nuevo circo un día 7 de enero y Lima vio que era capaz de organizar una gran feria taurina que el publico respondía a una tradición limeña de la que se había dado en llamar la “Fiesta Nacional”, y así empezó con la primer gran temporada que se organizó con la inauguración del remodelado coso.

En esta temporada la terna que abrió la plaza estaba compuesta por Rafael Ponce “Rafaelillo”, Juan Belmonte Campoy y el diestro nacional Adolfo Rojas “el Nene” que tomaba la alternativa. Con ellos en diferentes tardes actuaron también Rafael Vega de los Reyes “Gitanillo de Triana”, Silverio Pérez, Fermín Espinóza “Armillita”, Félix Rodríguez y otro peruano Guillermo Rodríguez “El Sargento”.

Esta remodelación de la plaza de Acho, la mas antigua de América y una de las mas hermosas del mundo, llevada acabo por el entusiasmo por un grupo de aficionados peruano encabezados por el ganadero Fernando Graña Elizálde, permitió después de inaugurado el coso en enero de 1945 que culminara el anhelo de quienes batallaron en pro de la feria de Señor de los Milagros que contó también con opositores empecinados que defendían la realización de las tradicionales hasta entonces corridas veraniegas .

Fernando Graña, luego de la temporada de marzo de 1946 en la que el nombre casi místico y el majestuoso perfil de Manuel Rodríguez Sánchez “Manolete”, revolvió el cotarro, reatizaron las pasiones colmaron el graderío y devolvieron a Lima su categoría taurina, que aprovechando esa primavera jubilosa organizo para ese mismo año la primera Feria del Señor de los Milagros. En la plaza vieja habían actuado toreros de la talla de Gaona, Belmonte y “Gallito III” o “Joselito” que en América solo piso este coso.

Su partida de nacimiento no pudo ser mejor ni más honrosa. Fue el 12 de octubre de 1946, día de la Hispanidad, los nombres históricos de Domingo Ortega y Fermín Espinóza “Armillita”, glorias taurinas de España y México encabezaron la cartelera sumándose a ellos el Califa de Córdoba “Manolete”, y también el mexicano Luís Procuna y representando a la coletería peruana Alejandro Montani.

Era tal el ambiente que  ofrecía la ciudad que hasta personas alejadas a la fiesta ocuparónse de ella, uno de los escribía: solo faltan a la ciudad dos días largos y negros como una pena, para entrar a la vocinglería multicolor de ese sábado 12 de octubre, primer brote también de ese clavel morado místico apasionado y único que se llama Feria de Octubre del Señor de los Milagros.

En la AAA (Asociación de Artistas Aficionados) se organiza una bella exposición taurina, en los diarios publican fotografías dedicatorias de los toreros que llegan a la urbe y se perfilan en sus calles, aficionados del extranjero que piden a la empresa que se les reserven entradas y de Colombia viajan mas de 100.

Triunfan los toreros. La Feria de clava como un mástil en el centro del ruedo histórico y nostálgico. Así como un cirio morado arde, ilumina y se consume cada año. En ese lapso por la arena limeña han pasado los toreros más famosos  de cada momento. Desde la maestría de sus iniciadores Ortega y Armilla, el silencio erguido del cordobés impar Manolete, el clamor de Procuna, la arrebatada tarde de Cesar Girón, el poderío de Luís Miguel Dominguín, la gracia de Pepe Luís Vásquez, el clasicismo de Antonio Bienvenida, el arte depuradísimo del capote de Ordóñez, la vibración tumultuosa de Manuel Benítez y la lentitud de Manzanares, la garra del Niño de la Capea, o la quietud de Ojeda, la estética de Ponce, la “tortilla” de Jesulin de Ubrique, la precocidad de El Juli y tantos otros.

Establecida ya cada año oficialmente una temporada entre Octubre y Noviembre, se decidió poner en juego un trofeo, el “Escapulario de Oro” del Señor de los Milagros, que se daría como reconocimiento a su labor,  al diestro que se considerase el triunfador de la temporada. Trofeo que alcanza conjuntamente con la feria misma  renombre y es codiciado de obtener por todos los lidiadores que han pisado la arena de Acho el las corridas feriales, por el prestigio y categoría que da el haberlo obtenido. La Feria misma alcanza gran auge y como dice la copla “no hubo buen torero que a mi ciudad no vino” habiendo desfilado por la puerta de cuadrillas de Acho, lo mas graneado de la coletería mundial, y si a esto se añade, el que en Lima se exigen desde siempre toros con edad y trapío, es que el éxito se ha mantenido a través de los años y se ha afianzado el prestigio en el mundo taurino y en el internacional , la  famosa Feria de Octubre  del Señor de los Milagros  en la  Plaza de Toros de Acho de Lima.