Ni quien diga nada. No obstante, la contundente realidad asoma, que no han podido llevar gente a los cosos mexicanos, y tal como se observan las cosas, será muy difícil que lo consigan.
¿Por qué no han podido convencer al público mexicano?
El problema no está en su tauromaquia, y quizá derive, según se ha visto, de su actitud, de su forma de ser y actuar hacia con el gran público taurino de México. Se entiende que su profesión lleva como riesgo inherente, exponer en grado superlativo la vida, pero también es una realidad irrebatible que ellos lo han elegido así.Nadie les obligó a ser toreros y, así, aceptar TODO lo que conlleva dentro y fuera de las plazas. Así como exigen cumplir todos los beneficios a su notable esfuerzo, igualmente aparecen todas las responsabilidades, y sobre todo
las OBLIGACIONES que se tienen hacia con el público.
Por lo anterior, también deben estar perfectamente enterados, que es el gran público, el RESPETABLE, el que concede la gracia de ser elevados hasta la cúspide más buscada
la gloria taurina, porque en definitiva son los aficionados los que DECIDEN quién es figura del toreo, y lo demuestran llenando las plazas del mundo taurino.
NADIE puede llamarse figura del toreo
con las plazas casi vacías. Fundamentalmente hemos visto tanto a Castella como a Perera, y desde que llegan a las plazas, durante, así como después de los festejos, en donde participen
o no, les resulta un auténtico fastidio entablar una pequeña plática con los aficionados que intentan acercárseles, para obtener un saludo, una gráfica
una sonrisa de ellos.
Hemos visto, sobre todo al señor Castella, como tan pronto intenta el público hacerle sentir su admiración, su cariño, su respeto
le hacen violentamente a un lado, se voltea con suma molestia, haciendo gesticulaciones estentóreas de desprecio, incluso, sus mozos de espadas, ayudas y representante, se convierten en una especie de guardaespaldas, que avientan materialmente a las personas, para que no se acerquen a ellos, y en el castigo
llevan la penitencia. Si a Dios le hablamos de tu, y tenemos diaria y cercana convivencia y comunicación con él, ¿por qué el señor Castella y el señor Perera no se han enterado y entienden que el gran público les merece también respeto, cariño
paciencia, ya que en definitiva es el gran público el que les lleva a la palestra taurina y les convierte en primeras figuras del toreo?
¿Qué acaso no se han dado cuenta que con esta reprobable actitud
con esta reprobable conducta de evitar de forma por demás majadera a los aficionados, han provocado un RECHAZO PERMANENTE del público hacia con ellos y por eso prefieren NO IRLES A VER TOREAR?.
Ver a Castella a Perera en plazas semivacías da tanta pena, no porque no sean buenos toreros, sino porque sus majaderías hacia con el RESPETABLE provocaron esta toma de conciencia. El público se merece todo nuestro respeto, cariño y atención.
Y si a lo anterior, se le agrega que como a ellos les dan la posibilidad de imponer los encierros a lidiar, y aparecen en más de las ocasiones INADMISIBLES PEQUEÑAJOS, pues las cosas se ponen en un nivel tan bajo y tan alarmante, que llega a la nada feliz conclusión del por qué las plazas de toros en donde se presentan Castella y Perera, las plazas están semivacías. La edificante autocrítica conduce a la reflexión, y provoca cambios radicales en donde se están teniendo serias fallas, ojalá y los señores Castella y Perera la visiten, para que corrijan su manera de ser. Porque todo hace ver que Castella y Perera han echado al público de las plazas, por una majadera forma de ser. Lástima, porque son grandes toreros, pero nadie va a la casa de quien les agrede y ofende.