El pasado mes de mayo del año 2011 el gobierno francés tuvo el gesto de considerar a la tauromaquia la fiesta nacional de España, como hecho cultural, al solicitar a la UNESCO como tal consideración para que ingresase en el organismo con toda consideración en cuanto a un hecho humano de proyección de cultura influyente en diversas parcelas del arte y de la cultura, como es el toreo en sí mismo, con facultades artísticas e intelectuales: pintura, escultura, literatura, en sus facetas de teatro, poesía y novela.

 

El referido año 2011, el gobierno español, entonces socialista, decidió pasar a jurisdicción del Ministerio de Cultura, la fiesta de los toros, que hasta entonces figuraba regida por el Ministerio del Interior, como espectáculo y para mantener el orden público. En manos de la policía, el buen desarrollo y su consideración como hecho público, estaba asegurado su desarrollo. Sin haber perdido seriedad, por continuar protegido por la policía, la fiesta de los toros o fiesta nacional, está dentro de una realidad cultural al formar parte del ministerio correspondiente.

 

Las circunstancias políticas, de carácter negativo, como son lo soberanista-autonómico y el concepto antiespañolista que alcanza a lo taurino, han puesto la situación de la fiesta de los toros con carácter de desintegración. Un hecho humano que viene de siglos, desde que llegaron los iberos a la península a la que dieron nombre, Ibérica, y trajeron con ellos el bravo animal, el uro, que es el actual toro de lidia español. Entonces la relación de pelea o enfrentamiento entre el uro y el hombre la península ibérica, fue de acoplamiento continuo, progresando hasta llegar al arte perfeccionado en que la consecuente pelea entre la casta brava y fuerza del toro y el noble arte e inteligencia, valentía y buen gusto de las artes toreras, como son el capote y la muleta del torero ante el toro de lidia. El toreo hecho humano, que ya hemos concretado como realidad cultural, aunque ahora convertido en pugna política, ha sido blanco de la antipatía, odio y acción despectiva, con fondo político.

 

Al fin, los poderes públicos españoles, en vez de hacerse eco del elogioso detalle del gobierno francés, al solicitar su ingreso en la UNESCO como hecho cultural, ha celebrado una reunión parlamentaria para avalar su existencia dentro de la generación cultural y brindar su existencia en toda España con atractivos considerados humanos con arte y generación de cultura como hecho de realidad artística y literaria.

 

La votación a favor de la fiesta nacional en el Congreso ha logrado los suficientes votos a favor. Lo curioso del caso es la abstención del partido socialista cuando se dio la circunstancia que estando gobernando, fue cuando la fiesta de los toros pasó al Ministerio de Cultura como hecho cultural. ¿Qué dirán de esto los aficionados de los tendido-sol?

 

 

José Julio García

Decano de la Crítica Taurina

Periodista – Escritor

Escalera del Éxito 103