Crónica de Ladislao Rodríguez Galán. Escalera del Éxito 260

Por los espectáculos musicales que se están celebrando en la plaza de toros de Los Califas y estar el ruedo ocupado por el escenario y otros aparatos, la apertura oficial del curso 21-22 de la Escuela Taurina de Córdoba, dependiente exclusivamente del Círculo Taurino de Córdoba, se ha tenido que celebrar en el parque Cruz Conde.

Como es sabido  en este parque  es donde habitualmente acuden a entrenar toreros y aficionados que entre sus sombras encuentran un cobijo extraordinario para desarrollar sus ejercicios sin  el agobio excesivo del calor.

Pues ahí, precisamente, entre el trinar de los pájaros y el coqueteo curioso del sol asomándose entre las hojas de los árboles, se han reunido los alumnos, el presidente del Círculo Taurino Alfonso Téllez, el director de la Escuela Rafael González «Chiquilín», el profesor Juan Antonio García «El Califa» y el colaborador Antonio Cañero.

El acto ha sido breve pero interesante pues aparte de recibir oficialmente a los 21 alumnos que conforman la plantilla de la Escuela (aunque hoy han faltado varios), Téllez les ha felicitado por el curso pasado y les abre una puerta a la esperanza con la recuperación que estamos teniendo en cuanto al covid-19, lo que supondrá más espectáculos menores y mas tentaderos donde poder expresar cada uno su propia tauromaquia. Esperando y confiando que al fin se pueda celebrar la histórica becerrada homenaje a la mujer cordobesa.

Por su parte «Chiquilín» les ha emplazado a continuar con la afición, el sacrificio y la entrega en la línea que lo han hecho siempre, atendiendo a los valores que se les inculcan en la Escuela como es la humildad, el respeto a los mayores y el aprovechamiento de los estudios. Apuntó que guarda muy buenos recuerdos de cuando él era alumno de la Escuela, lo que le sirvió para desenvolverse después como profesional. Recordó que de esta Escuela han salido grandes toreros, el último de ellos Juan Ortega que está cuajando una interesante temporada alternando con las figuras más importantes del momento y sin olvidar sus orígenes, que no fueron otros que nuestra Escuela.

A continuación se abrió un debate entre directivos y alumnos sobre el futuro más próximo y las posibilidades de torear cuanto más mejor.

Y acto seguido, capotes y muletas al viento, pues comenzó la primera clase.