La entrega de Enrique Ponce, vestido de sangre de toro y oro. En su primero, le toca en suerte un burel «ESFIN», de la ganadería colombiana La Ahumada, que salió distraído. Lo saludó con verónicas rematando a una sola mano. El público de Lima no demora en responder con aplausos. Quitó con ceñidas chicuelinas Sebastián Castella. El maestro Ponce brinda al respetable. Inicia su faena con pases de tanteo doblándose con el astado. Dos tandas de derechazos, suena la música. Cambia de mano y sigue toreando, al toro le falta transmisión y recorrido. El diestro le saca pases poco templados por la embestida del que termina con calamocheo. El diestro coge el estoque se perfila y deja una entera caidilla, le otorgan la primer oreja de la tarde, luego de un aviso.
En su segundo “CANTINERO”, el más armado de la corrida, de la ganadería de Roberto Puga, toro difícil, pero no para el Maestro, quien estuvo porfiando para exprimirlo lo poco que tenía, estando en todo momento sobre el burel, sobándolo y entendiéndolo. Dándole la distancia necesaria, el público reconoce y aplaude su actuación. Sorprendió por la forma de cómo se entregó, un torero con tantos años de alternativa, insistiendo como si estaría iniciándose en su carrera. El público de Lima supo reconocer el gran esfuerzo del diestro aplaudiéndolo, un sector de sol gritándole TORERO, TORERO! Se perfila y deja una entera y le otorgan una oreja.

 

La poca suerte de Sebastián Castella, de palo rosa y oro. Se le vio con ganas de agradar pero no tuvo tela que cortar con un lote con pocas condiciones para el triunfo. En su primero “LANCHO”, de la Ahumada inició su faena con pases por alto sin moverse, rematando con el pase del desprecio. Dos series, con buenos remates de pecho. Suena el aviso y hay saludos desde el tercio. En su segundo le toca un astado de la ganadería Roberto Puga, quien no tuvo mucha trasmisión, cierto sector desatinadamente se mete contra el matador por reprochar al ganado. Tras varios intentos deja una media estocada. Silencio al diestro y protesta al toro.

 

La clase de José María Manzanares, de nazareno y oro. No hay duda que un buen sector lo esperaba a José María Manzanares y éste no defraudó. Recibe a “AMBICIOSO” con buenas verónicas. Con la muleta ofrece unos lances muy lucidos y templados. Citando y dándose sitio. El público de Lima entregado nuevamente. Con la tizona se perfila y ejecuta un volapié a la perfección. Le otorgan una merecida oreja.
En su segundo, de la ganadería La Ahumada, pobre de cara por lo que también hay pifias, que luego se olvidaron cuando el diestro Manzanares, lo metió a su muleta, toreándolo con la panza del engaño, y rematando con unos soberbios pases de pecho. Con el estoque se vuelca de forma espectacular sobre el morrillo y deja otra estocada entera en buen sitio, le otorgan una oreja que fue muy jaleada.
Al término de la corrida fue a acreedor del trofeo de la Beneficencia de Lima el diestro Enrique Ponce con el “Chalán de plata”. Y salieron a hombros los diestros Manzanares y Ponce.

 

 

 

 

           Crónica y fotografías de Daniel Cósser

Coordinador General para Perú de sabiosdeltoreo.com