Fuente: Rafael Comino Delgado
Si me dijeran que tengo que señalar a los dos más grandes, más completos, toreros de la historia, y no solo en España, sino en todo el orbe taurino, yo me quedaría, por orden de antigüedad, con Joselito El Gallo y Paco Camino, aunque como revolucionarios del toreo citaría a Belmonte, que introdujo el temple -luego consolidado por Domingo Ortega- y con ello el arte, y acortó las distancias, Chicuelo que introdujo la ligazón, aunque la consolidó Manolete, y Paco Ojeda que siguió acortando las distancias hasta llegar a decir que, “él no invadió el terreno del toro sino que permitió que el toro invadiera el terreno del torero”.

Pero como nos estamos refiriendo a toreros completos, pues insisto en que me quedo con Joselito y con Paco Camino. Aunque como actuaron en épocas distintas es muy difícil comparar entre los dos, porque al cambiar de época se cambia de toro, de públicos, de exigencias, etc. y además el toreo, como todo en la vida, va evolucionando. En la época de Joselito se toreaba sobre las piernas, y en la de Paco Camino y a se toreaba sobre los brazos, con los pies quietos en la arena.

Es cierto que Joselito ponía banderillas y tenía gran ambición por ser el número uno; Camino no ponía banderillas y tampoco ambicionaba ser el número uno, como declaró muchas veces. Siempre decía, “lo que quiero es ser buen torero”. Pero por lo que he leído y visto, en las escasas fotos y grabaciones que hay de Joselito toreando, Camino era mejor con la espada y tenía más arte que Gallito, quien basaba más su toreo en la agilidad y fortaleza física. Por lo que se refiere a ambicionar el número uno, el maestro Camino iba a su aire, tenía y tiene la máxima torería que cabe en un cuerpo humano (no he visto, ni creo que haya habido, un torero con más torería que Paco Camino), tanto dentro como fuera de la plaza, sabía que era el mejor, lo demostraba cuando hacía falta, y con eso le bastaba.

Siempre ha sido considerado por los aficionados, y especialmente por los profesionales, como uno de los toreros más grandes y más completos de la historia, pues reunía todas las cualidades necesarias para ser uno de los mejores: Valor, arte, calidad, pureza, técnica insuperable, dotado de una cabeza privilegiada para entender el toro y darle la lidia adecuada (esa gran inteligencia también la demuestra fuera de la plaza). Al respecto citaré la opinión de dos matadores de toros sobre lo que fue en el toreo el maestro Camino:

Un día de tentadero en Fuente Ymbro, en el que estaba, entre otros matadores de toros y varios banderilleros, Manuel Benítez, El Cordobés, al que se le preguntó directamente, ¿para ti quien ha sido el mejor torero que has visto?, y sin dudarlo respondió, ¡Paco Camino, lo que pasa es que iba en una casa grande y no apretaba, pero si hubiese apretado nos manda a todos a casa! 

Ayer mismo hablando con el maestro Luis Parra, Jerezano, me decía:

“Mira si sería buen torero, artista y poderoso Paco Camino torero con el coincidió muchas veces en el ruedo- que jamás vi, ni ningún compañero podrá decir que alguna vez vio, que le llegara el agua al cuello ante un toro. Cuando a los demás nos llegaba el agua al cuello a él no le llegaba ni a la cintura, todo era facilidad, naturalidad, arte y poderío”.

 Es muy poco frecuente que un torero sea, al mismo tiempo, tan valiente, poderoso, tan técnico y tan artista como lo era Paco Camino, de tal manera que probablemente haya sido el único en la historia que ha reunido todas esas cualidades en tan alto nivel. Muchos profesionales dicen que es el único torero que ha matado los toros además de bien con arte, pues esta suerte la hacía perfecta, y con gran aparente facilidad.

Como persona solo se puede decir de él que es un hombre excepcional, integro, cabal, cumplidor a rajatabla de su palabra, amigo de sus amigos, que ha ayudado y ayuda a mucha gente necesitada. Le gusta pasar desapercibido y evita estar en primer plano. En nuestra opinión es un genio sabio, y al hombre sabio, verdaderamente sabio, no le interesa destacar entre los demás, no le interesan las alabanzas, no le interesa lo efímero, solo le interesa ser cada día un poco mejor y un poco más sabio. Podríamos resumir diciendo que tiene grandeza de espíritu, es decir, bondad, lealtad de corazón y humildad de alma, las tres virtudes indicativas de que se es un ser superior.

A pesar de todo ello creo que Sevilla, que siempre apoyó y apoya mucho a sus toreros, no llegó a apoyarle y valorarle en su justa valía, tal vez debido a que en gran medida se hizo torero y figura fuera de Sevilla, pues debutó con picadores en Zaragoza, la alternativa la tomó en Valencia, sus apoderados eran del norte -La casa Chopera- y la plaza de sus más grandes triunfos en España fue las Ventas de Madrid (primera plaza del mundo), donde era, y sigue siendo, especialmente apreciado, querido y respetado, aunque triunfó muy  fuerte en todo el mundo taurino. En Méjico llego a tener, al menos, tanto cartel como Manolete.

En Sevilla abrió la Puerta del Príncipe, siendo todavía novillero, el 18 de julio de 1959, tras cortar cuatro orejas, y de matador de toros tuvo muchos grandes éxitos en la Maestranza, dejando faenas memorables como la que hizo a un toro de Cuadri el 19 de abril de 1966, por solo poner un ejemplo. Por otra parte, el destino, los caminos de la vida le llevaron a vivir alejado de Sevilla, primero en Madrid, y cuando se retiró definitivamente se fue a vivir a su finca, “Los Camino”, en Candeleda (Ávila), sin embargo, me consta que siempre se ha sentido muy sevillano y muy andaluz, algo que lleva con gran orgullo.

Si bien, todas las demás provincias andaluzas, toda España y todo el mundo taurino si le valoraron y valoran como lo que realmente fue, uno de los más grandes de toda la historia. Es por ello que si el 28 de febrero de 2024 el gobierno andaluz le nombra Hijo Predilecto de Andalucía o, al menos le concede la Medalla de Andalucía, atendiendo a la petición que hemos hecho presentando su candidatura a recibir tal galardón, la deuda que Sevilla tiene con él -uno de sus más insignes hijos- será, en gran parte, saldada, y  el maestro Camino podrá vivir sabiendo que sus paisanos andaluces, incluidos los sevillanos, al igual que todo el mundo taurino, le admiran, le reconocen como uno de los más completos toreros de la historia, y le respetan y quieren como la gran persona que es.