Informa desde Venezuela. Rubén Darío Villafraz. Periodista Taurino

Para este sábado, en punto de las 5 de la tarde, la afición taurina tovareña tuvo ocasión de nuevo presenciar lo que es una parte de suma transcendencia para lo que es mantener afición al rito más importante que conservamos en nuestra idiosincrasia como es el toreo. Lo hace con un evento que tiene su personalidad propia, de “jodedera” dirían muchos por allí, pero que de una u otra manera abarca mucho más que un rato de sano y gozoso esparcimiento.

Se trata de la encerrona o corraleja que a fin de año organizan un grupo de aficionados tovareños, con miras a cerrar el año taurino, ese que esperemos nos traiga uno con mejores expectativas al que estamos poco a poco despidiendo.

En este caso, de nuevo la que han denominado la Empresa Kilo Park & Asociados se ha dispuesto llevar a la arena un cartel de tronío, como pocas veces se ha visto en suelo tovareño, reuniendo figuras del ayer, anteayer y del momento como es el caso los señalados Nelson Gómez “El Agitanado“, Rafael Cordero “El Morante de Wilfrido Omaña“, Luis León “El Doctorcito”, con la anunciada y postergada alternativa del aventajado diestro (sin espada ni muleta) como es mi compadre Carlos Albarrán quien ha preferido que se le llame “El Centenario”, por varias razones, entre ellos su conocido establecimiento de comida rápida en la avenida ejidense del mismo nombre. No falta la ocasión para que se anuncie del mismo modo la actuación especial del veterano y ensabanao aficionado José Aníbal “El Mocho” Ballesteros, de quien se esperaba con pasión su prodigo y abigarrado toreo por naturales, así como la presencia del San Nicolás Taurino Carlos “El Zamuro” Díaz.

El polifuncional ruedo dispuesto fue epicentro de la lidia de vaquillas seleccionadas en las montañas de Cucuchica, del hierro de Lalo Albarrán, de procedencia desconocida, del que no obstante intuimos que embistan, ya sea a las telas o a los toreros…

La invitación fue cordial para pasar una tarde alegre, única, bajo el calor y amistad de la familia taurina tovareña, de una personalidad singular, que sirvió para darnos por adelantado el abrazo de fin de año. Por cierto, la entrada para dicho espectáculo, aun cuando es cuestión simbólica, de mucho serviría para que este nuevo aire para futuras ocasiones.