Juan Antonio García
«El Califa»
 
CALIFA SIN GLORIA
De la Puerta Grande en Madrid
a la tragedia de la Maestranza
 

Nació Juan en la tierra del anís (Rute de Córdoba), esa bebida que “mata el gusanillo” de los madrugadores e imprime carácter a la llamada voz “Afillá” (por ser la que poseía el legendario cantaor “El Fillo”, discípulo de “El Planeta”) Voz de matices graves y opacos, ronca, rozada y recia, la más apropiada para dar mayor dramatismo al fandango y a los cantes primitivos.

El Anís, bebida que más popularmente se conoce por su apelativo de “Aguardiente”; para que mejor nos entendamos: la que tuvo el genial alosnero “Paco Toronjo”.
                    Ascendencia familiar
 
En el entorno familiar de Juan Antonio García “El Califa”, no hubo antecedentes taurinos. Su padre, Bartolomé García Molina, hijo de Fernando García Rabasco y de Victoria Molina. Su madre: Juana Henares García, hija de Juan Antonio Henares y de Mercedes García, todos ellos naturales de Rute (Córdoba). El alumbramiento tuvo lugar el 9 de mayo de 1949, trasladándose de pequeño con sus padres a Villarrubia, pueblo cercano a Córdoba, y a la ganadera y torera localidad, también cordobesa, Almodóvar del Río.
 
                  PRIMEROS PASOS
 
El mugir de las cercanas reses, el son de los cencerros y de los cascos de los caballos al trote y, sobre todo, el tirón que demandaba la popularidad del hoy V Califa del toreo, Manuel Benítez “El Cordobés”, despiertan muy pronto en Juan ese misterioso y fuerte sentimiento que se apodera del corazón de los hombres, hasta el punto de darle, en ocasiones, menos importancia a la vida que a ser figura del toreo.
 
Orla al Califa, Autor: Domingo Echevarría
 
Así, Juan Antonio comienza a buscar por las fincas cercanas la oportunidad de cumplir el sueño de ser torero. Como era
habitual en aquellos tiempos, hatillo al hombro, se hace “MALETILLA”, junto a otros aficionados.
 
Su debut en público tiene lugar una tarde agosteña de 1968, en Guernica (Vizcaya), donde el recuerdo de su tierra califal y la grandeza de los históricos toreros cordobeses que ostentaban el título que creó, Mariano de Cavia, eclipsado por la genialidad de “Lagartijo”, le inspiraron a Juan Antonio ese apodo tan relevante con el que paseó por los ruedos: “El Califa”.
 
La complicada situación que por entonces había en Córdoba para abrirse camino en el mundo del toro, le llevan a Madrid, donde recibe ayuda de su paisano Juan Muro, quien lo incluye en la parte seria del espectáculo Cómico-Taurino-Musical que dirigía, permaneciendo así 13 años en la Villa y Corte. Gracias a ello, consigue un número importante de actuaciones, en las cuales, además de no costarle los cuartos, gana algo de dinero, cosa poco habitual, ya por entonces.
 
PRESENTACIÓN DE LUCES EN CÓRDOBA
 
En esos años, concretamente el sábado 14 de agosto de 1971, se presentó en Córdoba en una novillada nocturna sin picadores. Los novillos fueron de don Francisco Díaz y Díaz, completando el cartel Manuel Jiménez “Fortuna”, Juan Escobar “Calero” y José Luis López “El Mellizo”. La crónica de Pepe Toscano señala que destacó entre los demás con capote y muleta, y que, de no ser por la espada, hubiera conseguido al menos las dos orejas.
Volvió a actuar en Córdoba el 11 de septiembre de ese año con novillos de Alfonso Sánchez Fabrés, con Pepe Arjona, Manuel Triviño y Pepe Córdoba. “El Califa” entona una faena larga con buenos detalles de calidad,
pero… ¡otra vez la espada! por lo que, después de recibir un aviso, dio la vuelta al anillo.
 
 
Se presenta en la plaza de Vistalegre (Madrid), en novillada económica nocturna, el 19 de agosto de 1972, con reses de don Enrique García de Nero y Hermanos, junto a Antonio Peña “El Molinero”, de Andújar (Jaén); Juan Bonilla Rubio, Francisco Alvarado “El Caimán”, Juan Cuesta Monje “El Gariba” y Antonio Corralizo “El Conde”, de Vicálvaro.
 
 
El sábado 21 de junio de 1975, participa de nuevo en Córdoba, en una novillada nocturna sin picadores, con Juan Bellido “Chocolate”, José Manuel “El Sagre” y Joaquín Herrera “Rafael de Córdoba”. En esta ocasión, fue presentado por el Club Taurino de Alcolea (Córdoba). Su novillo perteneció a la vacada de don Manuel López, de Córdoba, y los tres restantes, a Sánchez Hermanos. La crónica de aquel día resaltó su voluntad y buen toreo, siendo premiado con una oreja.
 
 
PRESENTACIÓN CON PICADORES
 
El maestro jiennense Paco Bautista, el domingo 17 de febrero de 1974, en la plaza de toros de las Palmas de Gran Canaria, donde ya había actuado sin picadores, el 25 de noviembre de 1973, le dio la oportunidad de debutar con picadores. Completaron el cartel, el venezolano Celestino Correa y Pedro Giraldo. Las reses, de Moreno Santamaría. Alargar en demasía la faena, según la prensa, provocó la dificultad de cuadrar al novillo, siendo avisado, pese a lo cual, paseó el redondel ovacionado.
 
PUERTA GRANDE EN MADRID
 
 
El 13 de junio de 1976, obtuvo la puerta grande de “Las Ventas” de Madrid, en el Festival de la Policía, tras cortar
las dos orejas de su novillo, éxito que le dio la posibilidad de torear 16 novilladas.
 
DEBUT CON PICADORES EN CÓRDOBA
 
La presentación con picadores en la península tuvo lugar en la localidad madrileña de Villarejo de Salvanés, con reses de Alonso Moreno, junto a Luis Aragua. El balance fue de 2 orejas y vuelta, en su segundo. El debut en Córdoba, lo realizó, el 24 de mayo de 1977, en la novillada en la que Manuel Benítez «El Cordobés» se presentaba como ganadero en «Los Califas». Antonio Benete «El Mesías» y Juan Antonio Cobos «Garbancito», le acompañaron en el cartel. Tras la faena bien trazada al primero, rematada con media estocada, fue ovacionado y, en su segundo, que brindó al novel ganadero Manuel Benítez “El Cordobés”, volvió a lucir momentos de torería, siendo de nuevo ovacionado.
 
 
Esa temporada de 1977, es anunciada su presentación en “las Ventas” de Madrid para el 23 de octubre, pero… “el hombre propone y Dios dispone”; unos días antes fallece su padre en accidente laboral, contrariedad que dio lugar a su sustitución y produjo un parón importante en su carrera, pues ya contaba, esa temporada, con 22 actuaciones de excelente resultado artístico.
Al siguiente año de 1978, en la última Feria de Otoño que se celebró en Córdoba, el 24 de septiembre, comparece de nuevo en su tierra, con tres reses de Antonio Ordoñez, cuatro de su hija Belén, y una de Carmen, junto a Juan de la Rosa, Juan Bellido “Chocolate” y Rafael de Córdoba. Fue premiado con vuelta en el primero y las dos orejas del segundo, saliendo a hombros del coso califal.
Siguió la buena racha, y ya a final de esa temporada, el 12 de octubre, con otro gran éxito, a pocos kilómetros de
Madrid, en Torrejón de Velasco. Cuatro orejas, un rabo y con apoteósica salida a hombros.
 
 
Inicia la temporada 1979, el 4 de marzo, con un nuevo triunfo en Las Palmas, junto al torero alemán Michael Von Der Goltz.
Vuelve a su tierra, el 31 de mayo de 1979 con novillos del Marqués de Villamarta. Completaron el cartel, Juan de Dios de la Rosa y Manuel Rodríguez “El Mangui”. En esta ocasión, hubo petición y vuelta en el primero y palmas en su segundo.
 
 
LLEGÓ LA TRAGEDIA. PRESENTACIÓN EN SEVILLA.
 
Con sólo dos novilladas picadas, la referida novillada de Córdoba, y otra en el Coliseo Balear, el domingo 26 de agosto de ese mismo año (1979), se presentó “El Califa” en la Maestranza sevillana, sufriendo su mayor tragedia profesional. Encabezó cartel, “El Califa” y le acompañaron Silverio Sierra, de Coria del Río, y Antonio Camarena de Sevilla. Los novillos pertenecieron a los Sres. García Romero. Al recibir a su primero con una larga cambiada de rodillas, fue empitonado con tan mala fortuna, que resultó herido muy grave. El parte emitido de las lesiones fue el siguiente:
El novillero “El Califa” sufrió herida en parte posterior base del hemitórax derecho que penetra en cavidad torácica que produce herida en sedal de 7 cm., en el hemidia fragma derecho, llegando a capsula Clibson sin herirla. Herida en sedal en lóbulo inferior pulmón derecho y gran despegamiento de la pleura parietal y fracturas dobles de la quinta y sexta costilla derecha.
 
DESPEDIDA COMO NOVILLERO
 
 
En la temporada de 1980, el domingo 21 de septiembre, vuelve a actuar en la Maestranza de Sevilla, con una novillada de Peralta, junto a Maribel Atienzar, de Albacete, y el sevillano Antonio Portillo. El Suplemento Taurino de ABC lanzó el siguiente titular:
 
¡EN LA MAESTRANZA LLORÓ TODO UN HOMBRE!
 
y junto al mismo, la siguiente reseña, que habla por sí sola de lo que significó para “El Califa” aquella tarde:
 
 
…Fue de repente, en una tarde gris de septiembre. Maestranza. Un novillo —estocada que mata— busca la muerte cierta mientras un hombre cambia muleta por lágrimas. Volvía Juan Antonio García a un ruedo que ya supo de su sangre. Soñaba «El Califa» con el triunfo. Un 26 de agosto un «jeromo» a punto estuvo de quitarle la vida; un 21 de septiembre, Juan Antonio García dejaba de ser «El Califa». Tiró los trastos, llamó con la vista —que hasta palabras sobraban— a su peón de confianza, y así, como todo un hombre, lloró. Lejos quedó la gloria y la fama; cerca, muy cerca, la desesperanza. Se fue «El Califa», nos queda Juan Antonio García y todo un gesto. ¡Suerte, torero…! que también es torero quien así llora en la plaza.
 
 
Hasta aquí, la historia de un torero cordobés que pudo haber tomado la alternativa, pero que, en aquel momento, dada la situación, optó por no tomarla, como decidieron otros muchos profesionales que, como él, habían demostrado a lo largo de su carrera que tenían sobrado oficio y valor para subir ese último escalón con el que se llega al doctorado de ésta dificilísima profesión, pero que, como él, reitero, comprendieron que con la política cerrada que existía y existe en este complicado mundo del toro, sólo había y hay sitio
para unos cuantos y otros pocos que sobreviven sufriendo las injusticias que cometen los que manejan este cotarro, demostrando día a día, que sus intereses están por encima de los de la afición y de los de la supervivencia de nuestra fiesta, llevándola así hasta la situación desesperante que hoy sufre, viéndose acosada y ninguneada, incluso por un amplio sector político, y sin que el gobierno mueva un dedo en su favor.
 
ETAPA DE SUBALTERNO
 
Juan Antonio García «El Califa» no se ha desvinculado nunca de la fiesta. Tras una etapa de subalterno a las órdenes de profesionales del toreo a pie, pasó a las órdenes de figuras del toreo a caballo, entre ellos Ángel Peralta, y sobre todo del malogrado Ginés Cartagena, culminando esta etapa de su carrera con Andy Cartagena. Apoderó a los jóvenes novilleros Martín Alonso y Antonio David, y finalmente, también ejerció como mozo de espadas, más que nada, como él dice, por disfrutar viviendo más de cerca la fiesta.
Actualmente, forma parte del equipo de profesores de la Escuela Taurina del Círculo Taurino de Córdoba, junto a su director, el que fue gran torero y doctor en Tauromaquia: Rafael Jiménez González “Chiquilín”.
 
Domingo Echevarría
José Luis Cuevas
Montaje y Editor