Por J. de la Cerda – Médico

Tu figura torero, evoca poesía

Con un algo de un ente trasnochado

Tienes el dulce olor de la melancolía

Entre las tristes ramas de un árbol deshojado.

A ti no te comprende, ni el cinqueño

 Ni el escritor de pluma, almibarado

 Ni el que dice morir en el albero.

Es tu secreto triunfo deseado.

Eres de seda, de sendas de silencio.

Asceta de alamares rodeado

Llevas el alma prendida en tu muleta

Tu toreo es un sueño embalsamado.

Romance de leyenda es tu capote

Donde el toro se duerme embelesado.

Y acompaña ciñendo tu cintura

La eterna suavidad del lance desmayado.

Eres un ser humano entre tinieblas

No sientes el dolor ni los placeres

Sólo en la perfección tienes tu meta.

Dime José Tomás ¿Qué es lo que quieres?

Yo te pido que sepas, que grandeza

Es ponerse en el sitio en que te pones

El sitio en el que el toro por fiereza

Nunca dejó ponerse a los mejores.

¡No queremos que mueras en la plaza!

 ¡Lo que tú quieres ya lo has conseguido!

Eres el adalid de la nobleza

El que lo entienda, ya te ha comprendido.

Eres distinto a todos los toreros

Te ofreces cada tarde al infinito

Entre el «ole» y el «ay»

«Místico samurái»

No eres un ser real

¡Tú eres un mito!