Antonio Barrera, tesonero y voluntarioso con el primero de la tarde, ligó dos buenas series de derechazos, largos y con ritmo, bajando un poco el nivel de su faena en las tandas siguientes pero tras efectiva estocada cortó una oreja. Ante el cuarto, un toro encastado el español no anduvo fino. Destemplado y atacado, brusco en los toques y la colocación, el trasteo fue un toma y daca poco brillante. Barrera, francamente desbordado escuchó una ovación  por parte del bondadoso público valenciano.

César Vanegas pechó con un primer toro peligroso y orientado, con el que pasó un mal rato el torero tachirense, que lo intentó con sinceridad pero tuvo que abreviar. Con el quinto, un toro de feas hechuras pero encastado, Vanegas lanzó la moneda al aire con casta y pundonor. Abrio la faena con ceñidos muletazos de rodillas en los medios para elaborar una faena animosa, con buenos muletazos por ambos pitones, en la que destacó sobre todo la entrega.

Pero la tarde tuvo de nuevo el sello y aroma de José María Manzanares que cuajó una sublime actuación ante el terciado y complicado tercero, al que el alicantino toreó con tal cadencia, gusto y empaque que el astado, remiso y noble terminó siguiendo los vuelos del engaño con cierta clase. Manzanares tiene la virtud de componer con todo el cuerpo, posee depurada técnica y una muy buena colocación que le permite tocar, enganchar y empujar las embestidas, todo ello revestido en unas formas bellas y armoniosas. Si sólo cortó una oreja tras buena estocada, fue por los continuos fallos del puntillero, pero el toreo grande ya había sido escrito. Ante el áspero y complicado sexto, que se quedaba corto buscando los tobillos, Manzanares dio la cara con voluntad y valor, todo ello bajo su gran concepto del toreo, pero no se podía hacer más. Sin embargo, su nombre quedó en la memoria artística de la feria.

 

 

FICHA DE LA CORRIDA

Plaza de toros de Valencia.

Domingo 15 de noviembre. Cuarta y  última de feria. Un cuarto de entrada.

 

Tres toros de El Prado (primero, segundo y tercero) y tres de Rancho Grande (cuarto, quinto y sexto) desiguales de presentación y juego. Noble el primero, peligroso y áspero el segundo, soso el tercero, encastados cuarto y quinto, deslucido el sexto.

Pesos: 438, 434, 428, 480, 454 y 476 kilos.

 

Antonio Barrera, de verde manzana y oro con remates negros: Oreja y saludos tras petición con aviso.

César Vanegas, de verde botella y oro: Silencio y oreja.

José María Manzanares, de turquesa y oro: Oreja y palmas.

 

Destacaron en las cuadrillas Gerson Guerrero en la brega y en banderillas y sendos quites de peligro José Antequera.