Dio gusto escuchar el relato de Victoriano Valencia, cuyo fiel y decisivo apoderamiento cimentó una inquebrantable y ejemplar amistad entre dos caballeros.

 

La altura intelectual y humana salió a flote para destacar el fenómeno hispano como marco natural donde se desarrollan los vínculos de raza, lengua, fe, y tauromaquia, que hacen posible que personas como “El Puno” se vistan de luces para enfrentarse al toro, o que se arraiguen en España para fundar una familia.

 

Tras imponerle el galardón honorífico y recoger el diploma de otorgamiento, “El Puno” dirigió emotivas palabras de gratitud al Círculo, todos los presentes, recordando a los toreros de Bienvenida, a su familia, a su patria colombiana, desde su sentimiento español.

 

“Doy gracias a Dios por haber sido torero”, dijo, “y me siento orgulloso de serlo». «Mi profesión”, continuó, “me ha permitido triunfar en las dos orillas ante lo que siempre soñé, el toro, siendo mi mayor triunfo el de mi familia y mis amigos, para terminar exclamando Viva España y Viva Colombia.”

 

El colofón artístico, en honor de Jaime González “El Puno” (Escalera del Éxito 90), lo puso la persona que encarna la torería de forma tan natural como los versos que brotan de su sentimiento torero, Miguel Flores (Escalera del Éxito 35). Su obra, “El Camborio”, brotó de sus labios, y sus brazos dibujaron lances al viento, meciendo con pasión su temple poético.