Se lidiaron 6 toros de la ganadería de Trinidad de puro encaste Domecq, con trapío y buenas hechuras. El tercero,  Fugitivo, de 430 kgs, fue premiado con una vuelta al ruedo póstuma.
 
Mariano Cruz Ordóñez, de vino viejo y azabache,  fue silenciado tras la lidia de su primer oponente y cortó una oreja al cuarto de la tarde. El matador ecuatoriano parece resentirse todavía del percance del domingo 15 en la Santamaría de Bogotá.
 
Iván Fandiño, de champagne y azabache, no se entendió con Cantinero: silencio. Pero con Soplador, un precioso colorado,  cortó dos orejas, tras propinar  la mejor estocada de la feria. Salió a hombros por la puerta grande.
 
Martín Campuzano, de marfil y oro, toreó con temple el mejor toro del encierro, cortándole  una oreja a pesar de los dos descabellos. El último de la tarde, gazapón y sin raza no permitió el lucimiento del joven matador. Escuchó palmas tras un aviso.

 

 

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Crónica de Juan Luis Pous de Collioure