Abrió cartel el diestro galo Marc Serrano que sorteó el lote más complicado, y el nimeño mostró firmeza para resolver la papeleta. Su primero no se entregó nunca en la embestida y acudió a la muleta con la cara por encima del estaquillador. El diestro se empeño en sacarle varios muletazos sueltos de buena factura, y después de finiquitarlo de estocada cobrada al segundo intento  cortó la primera oreja de la tarde. El torero francés  se dobló bien por bajo al iniciar su faena de muleta al cuarto y puso tesón para compensar el punto de sosería que acusó el toro y sacarle faena. A base de voluntad pudo hilvanar un trasteo con buenos momentos que le permitió cortar de nuevo un apéndice.

Sánchez Vara mostró su predisposición en el segundo del festejo, un buen toro que le permitió cubrir un tercio  de  banderillas vibrante y continuar con una faena ligada que no tuvo el colofón del acierto con el acero. Saludos desde el tercio. El quinto le permitió torear a placer sobre ambas manos, un astado que embestía humillado y con un recorrido noble y largo que conservó por ambos pitones durante toda la faena de muleta, que  tuvo el feliz epílogo del indulto de “Lisonjeador”, mientras el diestro de Guadalajara paseaba los máximos trofeos simbólicos.

Andrés Palacios ha dejado hoy en Ajalvir una buena muestra de la clase torera que atesora. El saludo capotero  que instrumentó a sus dos toros tuvo el sello del toreo de sentimiento y empaque del diestro de Albacete. Su primero tuvo más claridad en la embestida y le permitió cimentar una faena de muleta en la que se gustó en varios momentos. Ante el sexto, que duró menos, pudo todavía dejar algunos apuntes de su buen concepto del toreo. Dos orejas y silencio tras aviso fue su balance.