Cabe destacar el papel que han llevado a cabo tanto el Subdirector de Extensión Universitaria y Orientación Profesional de la EUIT Agrícola, Tomás Ramón Herrero, como el del prestigioso periodista y cronista taurino Javier Villán. Ambos son dignos de alabanza por su magnífica gestión e idea.
El paseíllo con mayor atractivo tuvo lugar el pasado martes con una mesa redonda bajo el título “La corrida de toros en los pueblos de España: campo y ciudad”. Los ponentes en cartel fueron el torero, ganadero, maestro con guantes de seda por su temple y calidad José Miguel Arroyo “Joselito”; el veterinario, y ganadero a su vez, admirado por la afición Victorino Martín y el responsable del Centro de Investigación del Toro de Lidia en Salamanca, el joven innovador Juan José García. De lo más interesante fue la alternativa de la novillera madrileña Ana Infante como moderadora del acto.
Ana Infante confirmó su alternativa con una magnífica presentación de sus ponentes que sirvió de hilo conductor para el inicio de la conferencia que versó sobre la unión del campo con la ciudad a través de la riqueza cultural en sus diferentes aspectos como la poesía, pintura, escultura, etc.
Saltando el orden de cartel y sin respetar la antigüedad, como dirían los taurinos, el primero en exponer fue el veterinario Juan José García, quien analizó diversas diapositivas y descubrió el lado científico y desconocido del mundo del toro. Una vez más, Victorino Martín dio lecciones de su sabiduría como ganadero, sin olvidar su escondido corazón de torero.

 

 


 

 

 

 

La emoción de «Joselito»

 

El maestro “Joselito” quiso ser esta vez el último en cartel. En su ponencia, explicó el criterio de selección en su ganadería. Además, protagonizó los momentos más emotivos de la tarde, confesando que el secreto de su triunfo siempre ha sido “estar preparado para el fracaso”. Confesó que desde su infancia había tenido claro que quería ser figura del toreo o mayoral. Durante su discurso nombró a diferentes toreros actuales, como “El Juli”, “Ponce”, “Cayetano”, “Morante de la Puebla” o “José Tomás”, del que dijo que era el único que le había apabullado.
“Joselito” destapó su interior con las palabras más bonitas, la nostalgia y el vacío de la distancia que existe entre su gran compañero durante años, “su vestido de luces”, y su persona. Aún así insiste en que si volviera sería para ser el mejor, pero no se ve cualificado para ello. Maestro, como aficionada le digo que nunca se olvide que fue, es y será el ángel rebelde que respiró toreo y muleteó el viento.