Por Rafael González Zubieta «El Zubi»

Si a un hombre le resulta difícil llegar a convertirse en torero, a una mujer le resulta muchísimo más difícil aún. Torear es difícil para todos. Un oficio, este de torear, tal vez de los más difíciles que hay en el mundo, pues no sólo hay que lidiar con los toros en los ruedos, sino también en los despachos, con empresarios, apoderados, compañeros de profesión y finalmente con el público. Hay que partir de la base de que el toro no entiende de sexos y que no le pide el carnet de identidad a quien se pone delante de él. Las pocas mujeres toreras que han existido en relación con el número de hombres, no obedece a que las mujeres en la Historia de la Tauromaquia no hayan sido capaces de dedicarse a esto, sino a que durante dos siglos y medio, han sido literalmente machacadas, boicoteadas y prohibidas por Leyes de los hombres, en una sociedad profundamente machista. Veremos mujeres que han tenido un inmenso mérito, si bien pocas han llegado a ser figuras del toreo, aunque muchísimas han hecho un más que digno papel en la Historia de la Fiesta. Van ustedes a conocer a esas mujeres pioneras que con gran valor, tesón y bravura lograron abrirse camino en este arduo y sacrificado mundo del toro. Pretendo además que esta intervención mía hoy aquí sirva de reconocimiento, respeto y consideración a todas las mujeres que lo intentaron, lo intentan y lo intentarán. Los motivos que empujan a una mujer a ser torero son exactamente los mismos que influyen en el hombre: la perpetua atracción del ser humano por dominar la fuerza de la bestia a través de la inteligencia y la técnica. Aman el peligro y buscan el riesgo desde los tiempos más remotos. Veremos además como una mujer puede ser torera sin tener que renunciar a sus papeles femeninos. Vamos que se puede ser torera sin necesidad de ser una marimacho. De cada muchachos que sueñan con ponerse un traje de luces, tal vez sólo uno o dos llegan a matador de toros de éxito.
 
6 MUJERES CON EL GRADO DE MATADOR DE TOROS 6
Hoy no podemos decir ni siquiera que haya habido ni mujeres toreras en la historia y de esa pequeña cifra, sólo han salido seis matadoras de toros: Juanita Cruz, Bertha Trujillo Morenita de Quindío, Raquel Martínez, Maribel Atienzar, Cristina Sánchez y Mari Paz Vega, y otras tantas que lograron hacerse un hueco en esta difícil profesión como Conchita Cintrón y un largo etcétera… de mujeres que ahora conocerán ustedes. Las toreras han sido deliberadamente ignoradas en todas las Historias de la Tauromaquia hasta ahora escritas. Incluso en los cuatro primeros tomos del Cossío (en unas páginas) sólo se dedica a la mujer torero 11 páginas, ignorándose figuras excepcionales como Juanita Cruz o Conchita Cintrón. A las mujeres toreras, José María de Cossío las encuadró dentro de Las Mojigangas y espectáculos cómico-taurinos y este tema lo titula en el tomo I de Los Toros : Al margen de la lidia. Fíjense ustedes que tremenda injusticia.
Hay un aspecto importante que tenemos que tener en cuenta y sobre el que debemos reflexionar a la hora de juzgar el escaso papel que las mujeres han tenido en la Fiesta de los Toros durante estos dos siglos y medio de historia del toreo a pie, y es que la mujer ha sido víctima de una continúa prohibición para torear, prohibición que se ha levantado solamente durante breves períodos de la historia. Sin embargo desde la antigüedad más profunda se ve ya a la mujer relacionándose con el toro.
En España, en el siglo XVIII la torera más importante fue Nicolasa Escamilla La Pajuelera, natural de Valdemorillo (en Madrid). Su apodo de La Pajuelera se debe al parecer, a que de joven vendía pajuelas de azufre por las calles. El pintor Francisco Goya la vio torear y picar un toro en Zaragoza y le dedicó la lamina 22 de su serie de grabados de La Tauromaquia con la leyenda: Valor varonil de la célebre Pajuelera en la Plaza de Zaragoza. Hay que decir que fue muy criticada por la sociedad de su época. En realidad los primeros pasos de las mujeres en el mundo del toro tuvieron mucho que ver con Las Mojigangas : eran pequeñas farsas puestas en escena en el mismo ruedo con interludio taurino. Hasta Frascuelo y Chiclanero tuvieron sus comienzos en las mojigangas. Estos espectáculos se daban fuera de temporada y los toreros y toreras utilizaban en ellos disfraces e indumentarias raras, y se hacían números casi circenses: 2 picadores montados en un mismo caballo o banderillear desde un cesto.
Destacó en este tipo de espectáculos una tal Martina Gracia, que fue una especie de Pedro Romero pero en femenino. Toreó esta mujer su última corrida con 66 años. Al parecer era muy habilidosa en el ruedo. Toreó como matadora desde 1838, y llevaba su propia cuadrilla. Cobraba 14 duros por torear y era intrépida y serena ante los toros.
En la segunda mitad del siglo XIX hay varias figuras toreras interesantes como el caso de Dolores Sánchez La Fragosa, sevillana de Guillena. Comenzó a torear en serio en 1866, desde el principio dejó la falda y utilizaba la taleguilla. Llevaba una cuadrilla formada por hombres. Actuó en las plazas más importantes de Andalucía. En Madrid toreo en 1886 un 21 de junio, junto a La Espartera y al parecer ambas terminaron lesionadas. La crítica de su época era de un machismo recalcitrante. Lo cierto es que La Fragosa ganó toreando en los ruedos el suficiente dinero para vivir tranquilamente el resto de su vida después de retirarse.
Por esos años actuaba en los ruedos la también famosa Carmen Lucena La Garbancera con fama de muy valiente y rival encarnizada de una torera natural de Bélgica llamada Eugenia Baltés La Belgicana. Gustavo Doré inmortalizó con un retrato a la torera andaluza Teresa Bolsi, que llevaba una cuadrilla formada por mujeres. Fue contemporánea de La Mazzantini y de La Frascuela (su nombre era Laura López Cívico). A finales de siglo, año 1894, aparecen unas toreras que tuvieron un gran impacto: Las Noyas o sea Las señoritas toreras Catalanas que tuvieron un rotundo éxito en su carrera basado en dos pilares fundamentales: su buen hacer torero y el acertado lanzamiento que les hizo su apoderado, el periodista y empresario catalán Mariano Armengol, apodado El Verduguillo. El mismo era quien entrenaba a las muchachas que no sobrepasaban los 14 años, y logró formarlas bien, con técnica y profesionalidad, para que no hicieran nunca el ridículo. Debutaron en Barcelona en 1895 un 10 de marzo, en una plaza llena a rebosar, y lograron un extraordinario éxito.
Ese año torearon al menos en 15 plazas de capitales importantes de España y lograron una gran fama.
Las matadoras o figuras del grupo eran: Dolores Pretel Lolita y Angela Pagés Angelita. Las banderilleras eran: Encarnación Simó, Julia Carrasco, Isabel Jerro, María Pagés y María Mambea. Toreaban erales y utreros. Lolita y Angelita fueron dos toreras inteligentes, con técnica y valor que dominaban todas las suertes. Torearon 45 corridas en 1895 y 50 en 1896 en plazas completamente llenas siempre. En 1895 debutaron en Sevilla, un 9 de septiembre. Tenían 68 corridas firmadas en 1897 e hicieron campaña en América y Filipinas. Estuvieron toreando hasta 1902 que se separaron en dos grupos: Lolita con Herrerita y Angelita con Pepita, organizadas con sus respectivas cuadrillas. Incluso Lolita se pasó al rejoneo y se casó con el torero valenciano Eduardo Serrano Gordat. La prohibición del ministro de la Gobernación, Juan de La Cierva en 1908, durante el mandato de Antonio Maura, retiró a Las Noyas de la circulación. Tras el éxito de Las Noyas surgieron algunas de segunda fila como Herrerita, Rosita Salesas La Sorianita y Pepita Mola.
De esta época es la famosa María Salomé La Reverte a la que también quitó de la circulación la misma prohibición gubernamental. La historia de esta torera está envuelta en la leyenda y la controversia. Su nombre de pila era al parecer María Salomé Tripiona, nacida en el pueblo almeriense de Senés, aunque desde muy pequeña se traslado con su familia a una cortijada en Las Navas de Tolosa (Jaén). Aun siendo mujer, desde muy joven tuvo maneras varoniles que le valieron el apodo de la marimacho. Se sintió atraída por el oficio de torera y comenzó a torear con éxito. Alternó con toreras como La Guerrita, La Malagueña y triunfó en Madrid el 11 de noviembre de 1900 donde mató un utrero. Siempre vestía traje de luces con taleguilla como los hombres, incluso vestía como un hombre fuera de la plaza. Tuvo mucho cartel como novillera en los primeros años del siglo XX y llegó a alternar en los carteles con novilleros como Lagartijo y Machaquito, pero su carrera como las de las demás mujeres toreras, se truncó el 2 de julio de 1908 con la prohibición del ministro de La Cierva.
Tras 35 años de inactividad y con la llegada de la República reaparece en Madrid con sesenta años de edad y fuera de forma, reaparición que trajo una gran expectación y que fue un auténtico fracaso. Se retiró de los ruedos y acabó sus días como guarda de un coto minero en Vílchez (Jaén), donde al perecer respondía al nombre de Agustín Rodríguez. La Reverte ocupa un lugar en la Tauromaquia a pesar de su mediocridad como torera, más por haber jugado bien ese papel de ambigüedad sexual que por su arte y profesionalidad. Y llegamos a esa parte de la historia del toreo en la que se crea una laguna de silencio para las mujeres toreras que ocupó cerca de 35 años, hasta que llegó La República y se levanta la prohibición a las mujeres para que toreen y surgen varias toreras muy interesantes que ahora vamos a ver.
Tuvieron mucho éxito Las Hermanas Palmeño, Enriqueta y Amalia Almenara. Enriqueta debutó en Las Ventas el 15 de abril de 1936 en novillada con picadores en la que alternó con Paco Hidalgo y Daniel Luca de Tena. La crítica decía que Enriqueta era más completa que Amalia, aunque ésta era más fina y artista que la hermana y una gran banderillera. Las dos eran valientes, decididas y audaces, ingredientes básicos para ser torero. Sus comienzos fueron en espectáculos cómico-taurinos: en 1934 actuaron 38 veces, en 1935 unas 46 veces. La temporada de 1936 podría haber sido la más importante de sus carreras a tenor del número de contratos que atesoraban, pero el estallido de la Guerra Civil española truncó también sus carreras.
JUANITA CRUZ, LA GRAN TORERA
Pero la gran figura de esta época y de todos los tiempos, y que merece capítulo aparte fue Juanita Cruz, sin lugar a dudas la torera más importante que ha habido en España y por desgracia la más desaprovechada, pues ni la crítica ni la historia fueron ecuánimes y justas a la hora de juzgar y valorar sus méritos. Una mujer que podía haber alcanzado metas importantísimas, pero por culpa de los prejuicios absurdos de un machismo cruel no se le ha puesto en el pedestal que se merece dentro de la historia de la Tauromaquia. Nació en Madrid en febrero de 1917 y desde pequeña se aficionó a los toros. Llevada de la mano del torero retirado, que años después sería también su marido, Rafael García Antón, debutó en León el 24 de julio de 1932 donde cosechó un gran éxito. Aparece de nuevo en Cabra el domingo después de Carnaval de 1933, con novillos de Sotomayor para los novilleros Juanita Cruz, Ramón Lacruz y un todavía desconocido Manuel Rodríguez Manolete de sobresaliente, que también hacía su primer paseíllo. Juanita cortó ese día 4 orejas y 2 rabos. En vista del éxito Juanita repitió en Cabra el Domingo de Resurrección con erales de Gamero Cívico junto al diestro El Bebé Chico y Manolete.
Ahí empieza una carrera ascendente como un rayo, brillando día a día como un diamante en cada plaza que pisaba, sembrando el miedo entre los toreros de la época que se negaban a alternar con ella ya que era un auténtico ciclón. Ese fue el caso de Domingo Ortega y Marcial Lalanda. En 1933 toreo 33 novilladas a pesar de que aún pesaba la prohibición de que toreasen las mujeres aunque hubo permisividad, hasta que el Ministro de Gobernación de 1934 Salazar Alonso autorizó el toreo a pie de las mujeres. Juanita torea ese año 53 novilladas, entre ellas la toreada en Sevilla el 18 de agosto con novillos de Juan Belmonte. Ese día cortó 2 orejas y un rabo. Ese año toreó en las plazas más importantes de España llenándolas y triunfando en todas.
Debuta con picadores en Granada el 5 de mayo de 1935 triunfando clamorosamente. En ese año (el 35) torea 46 novilladas entre España y Francia donde llegaban los ecos de sus triunfos.
El 2 de abril de 1936 debuta en Las Ventas alternando con El Niño de la Estrella, el malogrado Pascual Márquez y Miguel Cirujeda, con ganado de doña Carmen de Federico. Era la primera vez que una mujer actuaba en una novillada picada en la plaza más importante del mundo, donde obtuvo un contundente y rotundo éxito corroborado por la crítica y la prensa de Madrid. Juanita lució ese día una falda de luces en vez de taleguilla, diseñada por Ricardo García K-Hito, prestigioso dibujante y director de la revista Dígame.
Esta actuación revolucionó la prensa española. El crítico Palacios de ABC decía: Juanita cuando está en la plaza vence y vencerá siempre con el arte a toda clase de prejuicios. En el mismo sentido se declararon rendidos a sus pies los periódicos Mundo Gráfico y Ahora. Tras la rendición de Madrid a Juanita se le rindieron todas las plazas de España. Tenía toreadas 18 novilladas de las 60 contratadas antes del 18 de julio de 1936, cuando la guerra cortó en seco su carrera en España para siempre. Siendo madrileña y teniendo casa allí, cuando toreaba en Madrid se vestía de torera y salía del Hotel Florida que estaba en la Plaza de Callao. Tenía el concepto del toreo clásico de estilo belmontino, cargando la suerte y le gustaba torear en las mismas condiciones que los hombres.
Al comenzar la Guerra Civil Juanita se marchó a Venezuela donde siguió cosechando grandes y numerosos triunfos. Pasó a Colombia y Perú. Le llovían los contratos. Era tal su éxito que cobraba el 30 % de la entrada bruta en taquillas. Fíjense que nivel profesional y consideración tenía que el 13 de marzo de 1938 el empresario de la Plaza de Caracas pretendía formar cartel con un mano a mano entre Domingo Ortega y Juanita Cruz. Domingo Ortega se tomó la oferta a broma y el empresario le dijo: Pues siento mucho que no quieras torear con ella, pero a mí la que me interesa que toree es Juanita Cruz más que tú. Aquel día Juanita cortó 3 orejas y se convirtió en un auténtico ídolo de la afición hispanoamericana.
De ahí pasó a conquistar México, donde iba a encontrar los mismos prejuicios y zancadillas que en España, pero venció todos estos inconvenientes llegándosele a llamar con los sobrenombres de: El Veneno de Pardiñas, La Reina del Toreo y Juanita Terremoto. Tomó la alternativa en la Plaza de Fresnillo en Zacatecas, el Domingo de Resurrección, un 17 de marzo de 1940, de la mano del torero mexicano Heriberto García, con ganado de Cerro Viejo. Aquel histórico día cortó cuatro orejas a sus enemigos. En 1940 intentó volver a España pero ya pesaba aquí la prohibición del toreo para las mujeres, y no sólo eso, sino que se estableció una censura en todos los medios de comunicación para que no se hablara ni comentara nada que se refiriera a los éxitos de Juanita Cruz en América. Al parecer los toreros de España corrieron la voz de que Juanita era roja, con lo que le echaron una losa de mármol sobre su nombre en su país para siempre. Por tanto Juanita se quedó en América hasta 1946, aunque antes estuvo en Francia una temporada donde toreó sus últimas corridas. El 9 de diciembre de 1948 se casó con su apoderado Rafael García Antón en Madrid. Murió durante la Feria de San Isidro de 1981, el 18 de mayo. Su tumba, en el cementerio de La Almudena, es un mausoleo dedicado a ella obra del escultor Luis Sanguino y se ve a Juanita a tamaño natural brindando con la mano derecha y la muleta a la izquierda. En el pedestal lleva la siguiente inscripción: A pesar del daño que me hicieron en mi patria… los responsables de la mediocridad del toreo de 1940 a 1950, brindo por España. Su muerte fue muy sentida en Hispanoamérica donde era muy querida.
Hubo otras toreras coetáneas a Juanita Cruz aunque ninguna brilló con la luz y profesionalidad de ella. Fueron toreras que han pasado a la historia más por lo anecdótico y lo folklórico que por su torería. Este es el caso de la alicantina Soledad Miralles que dejó los escenarios por los ruedos y se pasó de vedette y bailaora de flamenco a torera. Lo mismo ocurrió con Carmen Murillo vedette y cantante dejó las tablas por los toros temporalmente. Hubo otras señoritas toreras como Carmen Marín y Angelita Velasco, Greta y María Alegre, o la cordobesa Mari Gómez, que triunfó el 16 de septiembre de 1934 en San Fernando (Cádiz) al matar cuatro novillos de Francisco Chico, por cogida de su compañera de cartel Alfonsa Quiñones. Mari Gómez cortó ese día cuatro orejas a sus enemigos. En todo caso, ninguna de las toreras mencionadas tras Juanita Cruz brillaron con la luz que la madrileña y el paso de estas señoritas toreras por el oficio fue breve y fugaz.
Un caso curioso fue el de Luisita Jiménez La Atarfeña, granadina de Guadix, mujer de extraordinaria belleza como comprobarán, le llamaban La Pasionaria del Albaicin. Fue esposa del novillero granadino Miguel Morilla El Atarfeño que murió trágicamente en la Plaza del Triunfo el 2 de La Artafeña septiembre de 1934, en presencia de María Luisa Jiménez que se encontraba en los tendidos. Un año después de su muerte la mujer anuncia su debut como torera con el nombre de Luisita Jiménez La Atarfeña, un 4 de junio de 1935, alternando en el cartel junto a Alfonso Ordóñez Niño de la Palma II, de Ronda y Enrique Millet Trinitario II, de Málaga. La mujer declaró a un revistero que sólo quería torear por amor, por mantener el fuego de la gloria de su marido El Atarfeño. En su presentación consiguió un ruidoso fracaso ya que incluso se desmayo delante del novillo y hubo de ser sacada por las asistencias a la enfermería. Toreó casi siempre en Andalucía aunque salió fuera varias veces. Una de ellas fue el 10 de agosto de 1935 que torea en Zaragoza y lio un escándalo, pues se negó a torear un novillo porque según manifestó era demasiado grande. Pasó la noche en los calabozos de la Comisaría. Su carrera taurina duró poco más de un año. Tras torear por última vez en su ciudad natal Guadix el 3 de mayo de 1936, desapareció físicamente de la faz de la tierra creándose en Granada una gran preocupación con esta súbita, misteriosa y repentina desaparición. Hasta que un periodista local avispado la descubrió en Sierra Nevada aprendiendo a esquiar con un profesor. La Atarfeña confesó que estaba aprendiendo a esquiar y a hacer alpinismo porque una productora cinematográfica de Hollywood le había hecho una oferta multimillonaria para hacer una película de acción con tema taurino y una oportunidad como esta no la podía desaprovechar. La chica se marchó con su hijo Miguelillo a Norteamérica en junio de 1936 para volver a Granada en la década de los años 60, con mucho dinero que invirtió en la compra y alquiler de inmuebles. Ella decía que hizo varias películas en Hollywood que le hicieron ganar mucho dinero, aunque hay otras versiones de que durante años ejerció la prostitución de lujo en México.
De estos años cabe destacar también a la rejoneadora Beatriz Santullano que tuvo una regular carrera como torera a caballo. Apadrinada por Juan Belmonte triunfó en Sevilla y en las principales capitales de España. Era una mujer de origen aristocrático: hija de un hombre rico de negocios, caprichosa, mimada, orgullosa, era una mujer guapa, linda y elegante. Su última actuación fue en Talavera de la Reina el 16 de mayo de 1936 con motivo de la corrida conmemorativa de la muerte de Joselito El Gallo.
 
LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA
La marcada por tanta tragedia y sufrimiento para todos los españoles de ambos bandos, y como no, también sufrida en la escena taurina, pues a la vez que se redujo drásticamente la actividad taurina, numerosos toreros, subalternos y ganaderos murieron en ambos bandos, en campos de batalla o fusilados. A otros se les cortó la carrera en seco como a Juanita Cruz, y también se dañó gravemente la cabaña ganadera, y como consecuencia de ello se introdujo tras la contienda, un toro más pequeño, con menos trapío, bravura y poder. Pero en lo que a nuestro tema respecta, el paso de la Guerra supuso la eliminación de golpe para la mujer de poder ser torera y se volvió a imponer el artículo 24 que fuera suspendido por Salazar en el año 34, para entrar en vigor de nuevo en Una fecha que abre una brecha en la historia taurina de la mujer hasta 1974, tras la denodada pelea en los tribunales de la torera alicantina Ángela Hernández, que conseguirá que se autorice de nuevo torear a las mujeres en España 38 años después.
CONCHITA CINTRÓN
Así que con esta prohibición de 1940 vino lo que se puede llamar la edad de oro del rejoneo femenino. En esta época de prohibición del toreo a pie a la mujer, surge la gigantesca figura del toreo de Conchita Cintrón. Torera de nacionalidad peruana, es sin duda una de las grandes figuras del toreo no solo femenino Conchita Citrón sino del toreo en general dentro de la historia de la Tauromaquia. Esta Diosa Rubia como la llamaban, ha sido junto a Juanita Cruz una de las figuras más señeras de la historia del toreo. En España se la conocía como rejoneadora, que era excepcional, pero ella aquí se sentía frustrada por no haber podido realizarse completamente como torera de a pié como lo hizo muchas veces en México, Perú, Ecuador, Francia, Portugal, EEUU, y Norte de Africa. Hasta Juan Belmonte cuando la vio torear en un tentadero en su finca de Sevilla dijo: si yo mandara en el toreo, usted Conchita toreaba a pie el domingo que viene. Usted debe torear a pie». A pie en España sólo toreo una vez en público junto a Antonio Ordoñez y Manolo Vázquez el día de su despedida en la Plaza de Toros de Jaén. Su nombre era Concepción Cintrón Verrill, y nació en Antofagasta (Chile) el 9 de agosto de 1922 y siendo muy pequeña se trasladaron a vivir a Perú. Desde muy pequeña practicó la equitación y se aficionó a los caballos. En esto tuvo de maestro al portugués Ruy da Cámara. Pero en el toreo a pie su maestro fue el torero español Diego Mazquiarán Fortuna célebre en su día por matar a un toro escapado de un camión, en plena Gran Vía de Madrid (un 23 de agosto de 1928).
Desde su presentación como rejoneadora en la Plaza de Acho de Lima en 1937 y como novillera en 1938 cosechó éxitos por toda América (tenía entonces 15 años). Debido a su inmensa popularidad fue contratada para protagonizar la película Maravilla del toreo junto al matador mexicano Pepe Ortiz, que resultó un rotundo éxito de taquilla. Su campaña en México duró cuatro años y medio. Toreó 16 veces a pie en la Plaza del Toreo y sumó 189 actuaciones en el país azteca. Conchita Cintrón sufrió varios percances graves a lo largo de su carrera: el primero de ellos fue en Guadalajara (México) el 6 de marzo de Al dar un pase afarolado al toro Chiclanero de la ganadería de Julián Llaguno. Herida y todo siguió toreando y mató a su enemigo de una espectacular estocada, para pasar más tarde a la enfermería con una cornada de 15 centímetros en el muslo derecho. Cuando se recuperaba en el Hospital declaró a la prensa: cuando fui a curarme iba contentísima, porque ya sabía lo que dolía una cornada. En abril de 1944 recibe otra fuerte cornada en Bogotá, esta vez en el muslo izquierdo.
El verano de 1944 la Cintrón viaja a Europa torea hasta 1948 en Portugal, España y Francia (sólo en España se le prohíbe hacerlo a pie). Debuta a caballo en la Maestranza de Sevilla en la Feria de Abril de 1945 y en mayo en Madrid. Toreó ese año en España 38 corridas y 48 en 1946, sumando 124 festejos los toreados en su campaña europea. En España su apoderado era Marcial Lalanda. Entre los años 49 y 50 actúa en España, Francia y Portugal un total de 40 corridas. Conchita toreo 750 corridas. Se retiró de los ruedos y se estableció en Lisboa donde en 1950 figura como ganadera de reses bravas con procedencia de Pinto Barreiro. Reapareció a caballo en 1991 en Nimes un 21 de septiembre para darle la alternativa a la joven María Sara en presencia de Manuel Vidrié. Aquel día Conchita Cintrón demostró su clase, estilo y habilidad ecuestre y contaba con 69 años.
Esta mujer fue realmente única. No tomó la alternativa como torero de a pie por no vestir nunca de luces. Impresionó a todo el mundo con su gentil personalidad, su gracia femenina en el ruedo y su gran estilo montando y toreando a pie. El poeta español Gerardo Diego la llamó con toda la razón: Conchita Excepción. Murió en el año 2008 en Lisboa.
En la imagen vemos a Conchita Cintrón junto al torero mexicano Solórzano durante la grabación de la película «Maravilla del toreo» que tanto éxito tuvo en taquilla.
LA EDAD DE ORO DEL REJONEO FEMENINO
En esta época de prohibiciones hubo otras extraordinarias rejoneadoras como Amina Assis, colombiana que actuó en España en la década de los 60, apadrinada por Juan Belmonte, triunfa en Sevilla, Madrid, Barcelona, Bilbao, San Sebastián. Creó la suerte de matar con estoque desde el caballo, maniobra de gran dificultad que ella ejecutaba estupendamente.
Lolita Muñoz, cuyo nombre era Adelina Muñoz, brasileña aunque hija de un médico cordobés y madre mexicana. Influenciada por su padre se aficionó a los toros aunque tuvo que estudiar antes la carrera de Veterinaria que termina en Torea entre 40 a 60 corridas por temporada entre España y Portugal. Comparte cartel incluso con Ángel Peralta. Debuta en Las Ventas el 13 de octubre de 1968 con Paquita Rocamora, Francisco Mancebo, Curro Bedoya y Antoñita Linares. Tuvo éxito pues repitió 9 veces en Madrid. Su mejor temporada fue la de 1974 con 44 festejos. Se retiró en Actuó en 600 corridas.
Paquita Rocamora, de nombre Francisca Rocamora Andreu, valenciana. Sintió la llamada del rejoneo por su admiración a Conchita Cintrón. Se retiró en 1976 al sufrir dos fuertes percances (uno en Toledo y otro en Murcia) con sendas conmociones cerebrales.
Antoñita Linares, llamada Antonia Camón Dueñas, nacida en Menjibar (Jaén) en 1944 aunque criada en Linares. De la mano de Manuel Vidrié llegó al rejoneo. Se presenta en Madrid en 1967 año en el que toreó 55 festejos. Se retiró en 1980 después de haber actuado en Madrid cinco veces, toreó 700 corridas y su retirada fue consecuencia de un grave percance sufrido con su caballo Johnny en la Plaza de Torremolinos, que murió allí y ella se partió una pierna. Fue la primera mujer atendida en el Sanatorio de Toreros de Madrid.
Otras rejoneadoras que actuaron durante estos años fueron: Emy Zambrano (de Jerez), Dolores López Chaves (de Ledesma), Carmen Dorado Calero (de Sevilla), Victoria Santana y María Sara, que fue apadrinada por Conchita Cintrón.
BERTHA TRUJILLO MORENITA DE QUINDÍO
Fuera de España hay que hablar de una torera de a pie, que fue de las pocas mujeres que tomaron la alternativa como matadora y que ha dejado una huella importante en la historia de las mujeres toreras: Bertha Trujillo Morenita de Quindío. Nacida en noviembre de 1928 en Armenia capital del departamento colombiano de Quindío. Atraída desde muy joven por los toros conoció al que más tarde sería su Morenita del Quindío marido-maestro-apoderado-consejero, Marco Gómez El Colombiano que fue un torero importante en aquel país. Comenzó como novillera en 1959 y cosechó muchos triunfos pues además ponía banderillas espectacularmente. Toma la alternativa como matadora en México, en Comalcao, en el estado de Tabasco el 12 de mayo de 1968, de manos del mexicano Juan Ramón Tirado y de testigo su marido El Colombiano. Lidió al toro Presumido de la ganadería de Presillas de 480 kilos al que le cortó las dos orejas y el rabo.
Tras actuar muchos años por todos los países hispanoamericanos, decide ir a torear a España, donde en 1974 se había levantado la prohibición de torear a las mujeres. Torea por vez primera en San Sebastián de los Reyes el 15 de mayo de 1975, junto a Manolo Ortiz y un jovencísimo José Ortega Cano. Actuó en España en 29 corridas y 5 festivales. No pudo torear más porque cuando vino aquí estaba ya entradita en años y no estaba ya con plenas facultades. No obstante dejó en nuestras plazas el sello de su inmenso valor y maestría. Solía banderillear con palos muy cortos de sólo 5 centímetros e interpretaba la pedresina (creada por Pedro Martínez Pedrés ) pero de rodillas y ejecutada por los dos lados. Recibió 4 cornadas graves, una de ellas le partió la femoral. Actualmente es profesora de la Escuela Taurina de Cali en Colombia.
ANGELA HERNANDEZ, MUJER CON CORAZÓN DE LEON
El 10 de agosto de 1974 el Ministerio de la Gobernación español decretó la suspensión del artículo 49 párrafo C del Reglamento Taurino que prohibía torear a pie a las mujeres en España desde hacía 34 años. Y esta fue una batalla ganada sólo y exclusivamente por una torera luchadora y con agallas llamada ÁNGELA HERNÁNDEZ, una mujer con mucho mérito que tal vez no pasará a la historia de la tauromaquia femenina por sus cualidades artísticas y profesionales, pero si lo ha hecho gracias a su gran afición, decisión, audacia y perseverancia, pues gracias a ella las mujeres pudieron conseguir de nuevo el derecho a Ángela Hernández torear a pie en España. La batalla de Ángela en los despachos oficiales y en los tribunales fue más grande que la realizada en los ruedos, y todas las mujeres que desde entonces han toreado y torean en España tendrán una deuda impagable con ella, con esta valiente y rubia alicantina, torera donde las haya. Su cruzada en los tribunales la hizo de la mano del abogado José Briones, que emprendió en 1971 una batalla legal en nombre de Ángela, que ganó tres años después a costa de perder esos años de torear en España. Hasta que le permitieron torear a pie, lo hizo en España como rejoneadora, aunque en Francia y América lo hacía a pie.
Con 16 años trabajó en el cine como extra una veces de Marisol y otras de Claudia Cardinale en la película Las Petroleras. Debutó en España como torera a pie el 15 de septiembre de 1974 en un Festival en Jerez de los Caballeros, con Antonio Lebrija, Pepe Cámara, Antonio Medina y el malogrado José Cubero Yiyo, con novillos de Martín Berrocal y Prieto de la Cal. Cortó las orejas de su enemigo ese día. A partir de ahí cosechó innumerables éxitos tanto en España como en Francia y América. Tuvo varios percances graves, (en Elche y Jerez, y también un grave accidente de tráfico), pero el más grave fue en Huesca el 14 de agosto del 75: una fisura en la quinta vértebra le causó una parálisis en las piernas. Operada con éxito tardó 3 años en recuperarse tras pasar un año en silla de ruedas.
Toreó por última vez en España el 19 de junio de 1977 en San Sebastián de los Reyes, muy mermada en sus facultades por las tremendas cogidas que tuvo. Toreó 300 corridas en su larga y accidentada carrera. Tuvo 17 percances y dejó una estela muy digna como torera, sobre todo por ser la primera mujer que toreo con picadores, entró en sorteo con los hombres y toreo en las plazas más señeras de España. En la actualidad es la responsable de una ganadería de reses bravas en Guillena (Sevilla).
LA MODA DE LAS TORERAS
En esta década de los setenta surgieron muchas mujeres toreas de las que cabe reseñar por lo anecdótico y folclórico a dos: Rosarito de Colombia y Alicia Tomás. La primera de ellas colombiana de Medellín. Joven y guapa torera, venida a España desde su país se instala en Andalucía. Toreó mucho entre 1974 a 1976, sobre todo compartiendo cartel con la afamada vedette-torera Alicia Tomás, ya que a ambas las llevaba Manolo Lozano. Rosarito de Colombia sufrió aquí un verdadero acoso para que no toreara, incluso con amenazas telefónicas nocturnas. Entre 1974 a 1982 toreó una media de 26 novilladas por temporada. Se fue de los toros muy resentida del machismo profundo que sufrió. Alicia Tomás, catalana de Barcelona, siguió los mismos pasos de toreras como Soledad Miralles o Carmen Murillo, que dejaron las tablas de los escenarios por los ruedos. Su carrera taurina duró tres años, mató 200 reses y se fue de los ruedos orgullosa de haber toreado en las más importantes plazas de España, menos en Sevilla.
De estos años es también la torera Mari Fortes, joven y guapa, que ahora es además empresaria taurina, crítica taurina, ganadera y profesora de Escuela Taurina. Nació en Cuevas Bajas (Málaga) y formó parte de la cuadrilla de mujeres toreras que creó Paco Rodríguez. Llegó a actuar en más de 40 novilladas sin picadores en Se retiró en
MARIBEL ATIENZAR, CONFIRMA LA REGLA
A principios de los ochenta surge una gran figura del toreo entre las mujeres. Una de esas claras excepciones que confirman la regla: la albaceteña Maribel Atienzar, que será la primera mujer española de esta época que tome la alternativa como matadora de toros. Con 1,56 metros de altura y 43 kilos de peso logró en pocos años meterse a los públicos de toda España y América en el bolsillo de su diminuto traje de luces. Y lo consiguió con su simpatía, su garbo y su toreo femenino de verdad. Comenzó brillantemente su carrera de la mano de Paco Rodríguez. Debutó en Las Ventas el 2 de julio de 1977 con ganado de Pérez Tabernero, alternando con Manuel Rodríguez y Pepe Pastrana. Se levantó una gran polémica por su presentación en la principal plaza del mundo. Toreó aquel día divinamente pero el presidente le negó injustamente las orejas, por lo que se vio obligada por el público a dar tres vueltas al ruedo.
Demostré dijo a la prensa la torera- que era capaz de despachar novillos de 500 kilos. Sufrió varios percances en su carrera: roturas de clavícula, cornadas en la ingle y la cara, costillas rotas, puntazos en los muslos… Toreó 115 novilladas en 1978 entre España y América, y mantuvo un promedio de 80 o 90 corridas por año más 15 o 20 en América. Su punto débil fue la espada, con la que perdió muchos trofeos.
Vuelve a México en 1981 donde toma la alternativa el 28 de noviembre en Pachuca, con Ernesto San Román de padrino y la matadora mexicana Raquel Martínez de testigo. Cortó 3 orejas ese día y se convirtió en la cuarta matadora de la historia. Confirma su alternativa en Bogotá el 26 de agosto de 1982 con Leónidas Manrique de padrino y Emerson Murillo de testigo.
Vuelve a España ese año y se encuentra con una feroz oposición entre los toreros hombres que le hacen el boicot y la vida imposible para que no toree. Decide marcharse de nuevo a Colombia donde torea durante dos años y medio.
Vuelve a España en 1986 y sigue encontrando los mismos problemas con el machismo fuera de los ruedos. Viendo que no la dejaban torear en ningún sitio se despide de los ruedos un 11 de julio de 1987 en un festival en San Feliú de Guixols. Mató reses en toda su carrera. Se fue de los toros amargada del trato tan injusto que recibió ya que, al igual que hiciera Juanita Cruz, prefirió retirarse antes de renunciar a su alternativa.
RAQUEL MARTINEZ, CONTRA VIENTO Y MAREA
La matadora mexicana Raquel Martínez, se inscribe en la historia como otras de las matadoras con alternativa que hubo. Natural de Tijuana (México) nació en 1952, aunque desde los tres años vivió en los EEUU, por lo que hay que considerarla más norteamericana que mexicana. Comenzó a torear en 1971 y tras una brillante etapa de novillera en la que mató 200 novillos, tomó la alternativa el 20 de septiembre de 1981, de manos de Adrián Romero y de testigo Rogelio Ledue. El toro de la ceremonia se llamaba Tercate de la ganadería de Trincheras, le cortó una oreja. Raquel Martínez toreó por toda Hispanoamérica cosechando importantes triunfos y llenando las plazas durante la década de los 80, aunque también encontró el boicot de sus compañeros, por lo que tuvo que dejar con amargura su profesión sin ni siquiera confirmar la alternativa. Poco a poco la fueron quitando de los carteles llegando a torear 6 corridas en Llegó a matar 500 reses bravas a lo largo de su carrera.
CRISTINA SANCHEZ HIZO HISTORIA
 
Y así llegamos a nuestros días con la torera madrileña CRISTINA SANCHEZ, de la que poco les puedo decir que ustedes no sepan. Fue alumna aventajada de la Escuela Taurina de Madrid y gano en 1991 el concurso para representar a la Escuela Taurina de entre los 126 compañeros que tenía allí. Torera de gran habilidad y técnica pertenece a la camada de toreros formada por José Pedro Prados El Fundi y José Antonio Carretero. Antes de torera fue peluquera y oficinista, pero era bastante infeliz por lo que se matriculó con 18 años en esta Escuela Taurina. Su maestro fue Juan Antonio Alcoba Macareno que se ilusionó profesionalmente con ella. Tuvo una brillantísima etapa novilleril que le lleva a tomar la alternativa el sábado 26 de mayo de 1996 en el circo romano de Nimes, de manos del maestro Curro Romero actuando como testigo José María Manzanares. Ese día cortó una oreja a cada uno de sus enemigos. Tras una carrera profesional de gran éxito, en 1999 y de forma inesperada sorprende a la afición, anunciando con amargura su retirada de los ruedos a causa de la cruel oposición y boicot que venía encontrando entre los hombres y el machismo de este mundillo taurino. Esa última temporada había toreado más de 60 corridas de toros.
De estos años es la picadora Eva Armenta, primera en España en llevar el castoreño. Sevillana de 32 años, hija del banderillero Manuel Armenta. Debutó como picadora en Guillena el 9 de septiembre de 1994, a las órdenes de Manolo Campuzano. Después fue con el novillero Luis Mariscal.
MARIPAZ VEGA,UNA LUCHADORA EN ACTIVO
La única mujer torera española en activo es la malagueña MARI PAZ VEGA, que ha sido la primera mujer en tomar la alternativa en España. Alumna de la Escuela Taurina de Málaga con Mari Fortes como profesora. Destacó como novillera, alternando muchas veces con Cristina Sánchez y Yolanda Carvajal. El 29 de septiembre de 1997 toma la alternativa en la Plaza de Toros de Cáceres, de la mano de Cristina Sánchez actuando como testigo Antonio Ferrera, un hecho que levantó expectación mundial y que congregó ese día en Cáceres a medios de comunicación de todo el mundo. Mari Paz cortó una oreja a su enemigo. Es una torera de mucha técnica, valor y arte. En España al parecer tiene las puertas cerradas y se la niega el pan y la sal como torera. Intenta ganarse la vida toreando con éxito en Hispanoamérica.
Lleva cerca de 20 años en activo, 13 de alternativa como matadora. Mari Paz es una torera de raza y valor, con un punto de gusto que sorprenderá a los buenos aficionados. He de reconocer que profeso una especial predilección por su honradez y valor ante ejemplares y ganaderías que muchas de las supuestas figuras actuales no quieren ver ni en pintura. Además su toreo de capa es de lo mejorcito que puede verse en los ruedos, teniendo además en cuenta que se está perdiendo por razones derivadas de la lidia actual, ausente de quites y centrada, casi exclusivamente, en la muleta. Además es una mujer que se expresa con una sinceridad aplastante y gracia singular. Es una torera que aún le queda dar la campanada en su país, pues en Hispanoamérica la conocen y la admiran más aun que en su propio país. Le deseamos muchísima suerte en el futuro.
El 4 julio de 2005 cumplió su sueño de confirmar su alternativa como matadora en Madrid. Así decía la crónica de Antonio Lorca ese día: Vestida de estreno con un traje verde rocío y oro, con los nervios a flor de piel y la emoción contenida, Mari Paz Vega pisó ayer por vez primera el ruedo de Las Ventas. Y lo hizo para confirmar su alternativa ocho años después de que otra torera, Cristina Sánchez, la doctorara en la plaza de Cáceres con Antonio Ferreras como testigo. Dos toros muy difíciles no le permitieron triunfar, pero la cátedra del toreo saludó con una ovación su primera faena en Las Ventas. Malagueña de 29 años, Vega hacía realidad el sueño de su vida, por el que ha luchado sin descanso a pesar de las continuas dificultades que ha encontrado para torear en España y, especialmente, para confirmar en Madrid, donde, según ha repetido, siempre se le ha dicho que era muy larga la lista de toreros aspirantes. La torera pertenece a una familia apasionada por los toros. Su padre fue novillero y acabó siendo mozo de espadas, y su madre ha sido una ferviente admiradora de Antonio Ordóñez. De los seis hijos del matrimonio, cinco se dedican a los toros: Mari Paz, como matadora de alternativa, tres banderilleros y un mozo de espadas, Jorge, convertido en la sombra protectora de su hermana.
Otras toreras en activo y que suenan son Yolanda Carvajal, o la novillera Raquel Sánchez que a finales de enero toreó en la plaza de Uruapán, en la zona occidental de México, donde dio la vuelta al ruedo. También suena estos días Rosana Toledo, natural de Mora (Toledo), su última actuación fue el pasado 7 de febrero en Tobarra (Albacete), que actuó en la segunda novillada del Certamen Puerta Grande, donde cortó dos orejas y debutó con picadores. En tierras aztecas suenan mucho Marbella Romero y Hilda Tenorio.
HILDA, LA ÚLTIMA EN TOMAR LA ALTERNATIVA
Esta última Hilda Tenorio tomo la alternativa como matadora de toros en la Plaza México, precisamente el pasado 28 de febrero de 2010, alternando con Manolo Mejía y Ruiz Manuel con ganado de Autrique. Cortó una oreja a su segundo oponente. Las crónicas taurinas de México dijeron de ella esto: Hecho histórico sucedió esta tarde, donde por primera vez, una mujer toma la alternativa en este plaza: Hilda Tenorio, lo tenía bien merecido y vaya que ha tenido un examen profesional duro, ya sabrá lo que le espera a la menudita coleta, quien esta tarde como en muchas otras cuando se presenta una mujer, el público se inclinó por la valentía femenina. Con el que tomó su alternativa que llevó el nombre de Victorioso, No. 81 y con 490 kilos. Hilda quitó por chicuelinas rematadas, con una media con el capote y con la franela no se pudo acomodar con el toro que fue más alto que ella, la michoacana anduvo intentando rescatar algún pase pero no obtuvo fortuna, como tampoco la tuvo a la hora de matar pues dejó hasta el tercer intento un bajonazo. A su segundo lo recibió con cadenciosas verónicas cargando la suerte y con la sarga sometió al de Autrique con doblones al inicio de su faena de muleta, después pudo ligar aislados pases aunque la mayoría no los terminó, sin embargo el público se le entregó y le ovacionó en todo momento, la querían ver triunfar y para eso vinieron a verla, también durante el trasteo de la nueva matadora molestó un poco el viento pero no impidió que Tenorio sacara la casta en su quehacer taurino. Después de un pinchazo dejó una estocada delantera y contraria que causó derrame, siendo los asistentes quienes jubilosos solicitaron se le premiara su valor, con un apéndice.
A finales de los noventa y principios del 2000, hubo un grupo de toreras varias toreras que nos ilusionaron a los aficionados: Tania Brú Díaz, Vanessa Montoya, la italiana afincada en Huelva, Eva Florencia, la egabrense Toñi Azahara. De todas ellas que yo sepa solo esta en activo Eva Florencia y Vanesa Montoya. Toñi Azahara, era una joven promesa, que a mí me impresionó, en un par de ocasiones que la he visto, por su toreo, su estética y su magnífica presencia y hacer delante del toro. Le quedaba aprender más profundamente la técnica, pero tengo entendido que ya lo ha dejado. A misma suerte ha corrido la sevillana Tatiana Brú, que debutó en Higuera de la Sierra en octubre de En el 99 toreó aquí en Cabra, el 3 de julio, hizo ese año y el siguiente su temporada en México donde toreo 25 festejos y triunfó en numerosas ocasiones dejando allí un gran cartel, de torera de arte, valor y técnica. Las lesiones y las dificultades y obstáculos que continuamente encontró en España para torear pudieron más que su afición e ilusión por este difícil oficio. Hace un par de años que se cortó la coleta.
 
MADRES, ESPOSAS, EMPRESARIAS,GANADERAS Y SASTRAS
Doña Esperanza Díaz de Girón, madre de la Dinastía Girón: César, Rafael, Curro, Efraín, Freddy y Pepe Luis. abuela de Marco Antonio, César Vargas, Carlos y Juan José
No puedo terminar mi intervención sin citar uno de los papeles más importantes de la mujer en la Fiesta de los toros: el de madre de torero y esposa de torero. Dos grandes sufridoras incondicionales de un torero. La personalidad de un torero es más bien compleja pues si bien posee las cualidades del héroe dispuesto a jugarse la vida cada tarde, también tiene la incapacidad de poder pasar sin los aplausos del público. Es la personalidad de un narcisista, la de un ídolo con pies de barro que ante el triunfo aparece donjuanescamente exultante y ante los fracasos y las cornadas, abatido y hundido en la oscuridad de una habitación de un hotel o en un hospital, y son las mujeres, las madres y las esposas, los alambiques metabolizantes para equilibrar estas personalidades tan quebradizas y difíciles. Tenemos que recordar aquí a dos de esas mujeres que son un símbolo en la Tauromaquia: doña Angustias Sánchez esposa de torero y madre de Manolete y doña Gabriela Ortega hija, esposa, madre y suegra de toreros. Son dos ejemplos claros de sufrimiento en la Tauromaquia que en una cita como esta no podemos olvidar.
Tampoco podemos olvidar a las mujeres ganaderas que juegan un papel muy importante en la Fiesta, nombres como Rocío de la Cámara, Mª del Carmen Camacho, Caridad Cobaleda, Lourdes Pérez Tabernero o Dolores Aguirre Ibarra. Y las mujeres en el periodismo: a Marivi Romero que dirigió el primer programa informativo semanal de toros en TVE Revista de Toros en 1970 que estuvo 12 años en antena, y que quedó como arquetipo de este quehacer en televisión. O el papel que desempeñan algunas mujeres empresarias que apoderan a toreros: como Lola Casado (que apoderó a Juan García Mondeño ), Mª Angeles Suárez, abogada y empresaria taurina, que apoderó a Lucio Sandín, a José Mª Plaza y al novillero salmantino José Manuel Maravilla. Veterinarias como Angeles Moya Geromini. O sastras de toreros como la maestra Nati, Isabel Natividad García de Frutos, querida y respetada por todo el mundo taurino. También hay que tener un recuerdo emocionado para una mujer excepcional, que sin llegar a ser torera sintió el toreo en el alma y lo canto como nadie. Me refiero a la rapsoda y recitadora de poesía Gabriela Ortega, sobrina de Rafael El Gallo y de Joselito. Ella llevó a muchos rincones del mundo la poesía taurina y la poesía de la Generación del 27. Sin duda fue una gran artista, de estirpe, procedente de una dinastía de toreros y cantaores extraordinarios.
Por último recordar para olvidar aquella corrida homenaje a la mujer que Jesulín de Ubrique, símbolo del torero machista, organizó en Aranjuez el 7 de octubre de 1994, que como era de esperar se convirtió en un grotesco, histérico y poco ortodoxo espectáculo circense que hizo que sintiésemos vergüenza todas aquellas personas que amamos la Fiesta con seriedad y que constituyó además una falta de respeto a esas mujeres aficionadas a la Fiesta que las hay y muchas, y entendiendo.