Eulalio López “Zotoluco”. Rosa mexicano y oro. Aplausos / Silencio.
Sebastián Castella. Grana y oro. Aviso y silencio / Aviso y pitos / Oreja.
Juan Pablo Sánchez. Azul pavo y oro. Algún aplauso / pitos / Oreja.
Estuvimos el miércoles pasado en un acto multitudinario donde se rindió reconocimiento al espléndido trabajo que Julio Téllez desarrolló a través de 40 años en el programa taurino más antiguo del mundo “Toros y Toreros” emitido por el Canal 11 del IPN. Con un lleno hasta la bandera, cientos de aficionados mostraron en el Casino Español su afecto y gratitud por la labor de promoción taurina que ha desarrollado el Licenciado en Economía, Julio Téllez, además uno de los hombres más eruditos en materia de tauromaquia mexicana . Aprovecho estas líneas para mandarle un abrazo sabiendo que quien es inoculado por el virus del toro lo conserva por toda
El Zotoluco, a su 1°, “Misionero”, cárdeno, bragado, meano, delantero, zurdo, le instrumentó con la capa una buena tanda de verónicas rematada con una media, que hizo augurar que venía por el triunfo. Decir que se castigó al toro es un eufemismo y él llevaba al varilarguero Ignacio Meléndez, quien triunfó hace unos meses en Madrid.
La res era noblota pero sin fuerza ni recorrido que aunado a su falta de transmisión empañaron la gran clase que tenía. Zotoluco lo intentó por ambos lados logrando buenos naturales en tablas, rematados por el de pecho que provocaron aplausos.
Expuso, dando la lidia acertada, le vimos unas buenas tandas por la derecha, una dosantina y un pase del desdén. Le costó trabajo fijarlo para la muerte, para lo que le recetó algunos muletazos de pitón a pitón, pinchó dos veces y el toro se quedó parado, mató luego de dos intentos. La gente no comprendió la voluntad del de Azcapotzalco a quien chifló al ir a saludar. Con el 2°, “Campasolo”, negro, bragado, le dio una larga cambiada de rodillas pero el toro barbeaba en tablas y mostraba su mansedumbre. Era débil de remos, Meléndez le dio una buena vara. Comenzó con varios pases por alto, pero el toro no tenía recorrido, tampoco malas ideas pero carecía de fuerza. Algo logró con la derecha, con la izquierda se quedaba muy corto. Mató con una entera de efectos rápidos. Saludó al tercio mientras la res recibió el reproche del respetable, como varios de sus hermanos, infumables. Tiene todavía otra tarde este año.
Sebastián Castella, con “Cumplido”, entrepelado, bragado, astifino, ilusionó con verónicas lentas a pies juntos, rematadas con una media, pero la res se fugaba a tablas, era débil y sin clase. Le prueba con algunos pases por alto, al intentar con la derecha el toro cae y él comprende la distancia que debía darle en los pocos pases que eran a media altura. No tiene tela de donde cortar y sólo se adorna con algunas dosantinas. La gente lo comprende y expresa su enojo al ganadero. Tampoco es afortunado con el estoque, pinchando y dejando una media tendida atrás que exige de dos descabellos, le pasan un justificado aviso. Silencio. En su 2°, “Gavilán”, cárdeno, bragado, poco puede lograr. También barbea en tablas y se mueve paso a paso, incierto y blandeando, haciendo algunos extraños que parecían deberse a problemas de la vista, a mas de mansedumbre. Sin pase posible la gente manifiesta su hastío y él sólo torea por la cara antes de pinchar cinco veces, recibe un aviso e intentar el descabello hasta en quinta ocasión, los pitos son sonoros desde el tendido, dedicados principalmente a un hato que bien debió haberse ido al rastro sin pasar por la plaza.
Todo estaba listo para el regalito, “Queretano”, de Campo Alegre, bien presentado, alto, negro, caribello, bragado con el que se sacaría la espina el de Beziers. Inició en los medios con dos cambiados por la espalda y dos pases por alto, ruge
Juan Pablo Sánchez pechó con lo peor del encierro y también con uno de regalo que en nada lo ayudó. Con su primero, “Algodonero”, enmorrillado, entrepelado, abierto y astifino que mostró debilidad y falta de casta desde el inicio. Le dio pases de tanteo flexionando la rodilla pero el bicho rascaba y no tenía pase. Por allí una tanda de derechazos sobresaliente, lo preparó adecuadamente para la muerte pero lo pinchó en alto, terminándolo con el descabello y aplausos. Con “Campero” de poca lámina, cárdeno claro, bragado, manso, imposible su lidia, tenía una salida descompuesta por lo que abrevió pinchando sin soltar, repitiendo y acabando con una estocada caída, aviso y descabello. También recurrió al regalito, esta vez con “Regiomontano”, cárdeno oscuro, bragado al que le dio una larga cambiada de rodillas. Se dobló con él con arte, pero el toro huía a tablas. Le encontró su son por el derecho por donde templó acusando mando y conocimiento y arte, también instrumentó dosantinas, una bella vitolina a la salida de la res y mató con un estoconazo en lo alto, ligeramente tendido y el del biombo con le entregó una oreja.
No podía faltar una escena del empresario ahora se enfrascó en un pleito de callejón.
Si seguimos así, el frío, la oscuridad y los encierros van a alejar al respetable que por ahora ha respondido.