Informa desde Venezuela: Rubén Darío Villafraz. Periodista Taurino

Con miras a los compromisos que se le avecinan para las semanas venideras, donde está en miras las dos tardes asumidas en el abono de la Feria de San Isidro, así se vislumbra el panorama para el joven espada taribense Jesús Enrique Colombo, quien se ha internado en varias ganaderías nacionales entre las que se mencionan Racho Grande y El Prado así como la en vías de recuperación, Los Marañones, a través del impulso de afición que están destinando sus nuevos propietarios.

Conocido es el hecho de lo limitada que ha sido la campaña venezolana, donde ferias puntuales no hace mucho tiempo no se han venido realizando, como es el caso de Valencia, Maracaibo o Maracay, lo que permita que en las dehesas nacionales hayan quedado toros con edad que pudieron haber ido a estos ruedos. Los costos de dicha preparación en España ni se comparan a los nuestros, de allí que desde comienzos de semana, Colombo se haya dejado ver en suelo andino, despachando varias reses en el ruedo de Pueblo Nuevo, así como en la ganadería de Balsamino y Carlos Belandría (propietarios actuales del hierro Los Marañones), en los páramos de El Molino, exactamente en la bella y empinada finca Aguamiel, asentamiento de esta divisa, procedencia aun Santa Coloma, que ojala y no pase al ostracismo eterno como pasó con hierros como La Carbonera o La Cruz de Hierro recientemente.

Viene Jesús Enrique con la ilusión a tope para despuntar en el máximo escenario taurino mundial, como es la cita madrileña, donde estaría confirmando su doctorado limeño de manos de Ponce y Castella, y con ello comenzar a sonar en mayor número de ferias, tras su paso destacado por las Fallas de Valencia, donde entraría sustituyendo al diestro local Román Collado, cortando una oreja, que permitió que desde ya se le anuncie en ruedos galos como Nimes o Dax, así como otras más que se estarían gestando a lo largo de las semanas, tras las gestiones de su representante, Juan Ruiz Palomares Hijo.