Julio Aparicio llegaba de Nimes todavía con el eco de su grandiosa actuación el día de ayer, y bordó el toreo a la verónica ante el primero. Cuando se auguraba lo mejor con la muleta, fue cogido, derribado y recibió una fea cornada que le atravesó la barbilla, de pronóstico muy grave. Morante de la Puebla acabó con el toro agresor de una estocada.

 

Se corrió turno, saliendo el tercero en segundo lugar, con el que El Cid lanceó bien, El astado que cumplió en varas, en banderillas se vencía por el derecho y al muletearlo cogió espectacularmente al diestro, propinándole un fuerte varetazo en el muslo. Se levantó el torero de Salteras e intentó sacar faena a un toro que no acompañaba, se quedaba corto y ahí se acabó todo empeño. Dos pinchazos y media estocada con el brazo suelto y ovación.

 

Morante se las ve con el tercero que se emplea en el caballo pero que sale de varas falto de fuerzas. Llega a la muleta renqueante de los cuartos traseros y el de La Puebla abreve acabando de una estocada corta yéndose del embroque. Pitos al toro.

 

El cuarto, en principio con orden de lidia en sexto lugar fue devuelto al corral por flojedad de remos. El sobrero de Gavira, noble sin fuerza, en la muleta sufrió varias caídas y El Cid trató de ligar una faena con temple, pero sin adelantar la franela y fuera de cacho. Con el brazo suelto dejó una estocada ladeada y fue ovacionado.

 

El quinto fue devuelto al corral por flojedad manifiesta, y a su vez el sobrero de Gavira que salió a continuación fue reconducido al corral y al final salió un sobrero de Mari Carmen Camacho que embistió por arreones y ensañándose a pitonazos con un burladero que rompió. Justo de tipo, blandeó de manos. Morante le instrumentó unas verónicas jaleadas y con la muleta quiso dejar constancia el sevillano de sus buenas condiciones artísticas y se vieron detalles, que firmó con el acero dejando un pinchazo y una estocada corta yéndose fuera de la reunión.

 

En sexto lugar salió el cuarto que hubiera correspondido a Julio Aparicio. No muy sobrado de fuerzas el toro tomaba la muleta y El Cid se prodigó en pases durante una faena en la que no logró estar a la altura de la noble embestida por no cruzarse y rematar fuera con la izquierda. Cobró una estocada ladeada con el brazo suelto y un entusiasta público le pidió una oreja que se concedió.