Tres orejas, puerta grande y gritos de ¡torero,torero! para despedir a Diego Silveti, que esta noche, en El Domo de San Luis Potosí, ha firmado una actuación sensacional, redonda y muy madura, sumandola a la gran temporada que está protagonizando en ruedos mexicanos. Con algo más de media plaza se han lidiado ocho toros de San Miguel de Mimiahuapam, con el siguiente resultado: Morante de la Puebla, silencio y oreja con petición de la segunda; Alejandro Talavante, silencio y silencio; El Payo, palmas y oreja; y Diego Silveti, dos orejas y oreja.

 

Redondo de principio a fin se mostró Diego Silveti con el cuarto toro de la tarde, primero de su lote, un animal noble, con clase pero justo de fuerza, al que el joven diestro de dinastía entendió a la perfección, sobre todo, a base de pulso y templanza. Medido y dándole siempre los tiempos que el toro requería, la faena de Silveti fue creciendo en calidad e intensidad a medida que el animal se acoplaba a la muñeca del torero. Buenas tandas por ambos pitones, arrastrando la muleta y llevando al toro muy metido en los vuelos. Con la afición entregada, tiró la espada para cuajar una tanda de bernadinas sin ayuda, lo que provocó el entusiasmo de los tendidos. Se perfiló a matar y enterró la espada, consiguiendo las dos orejas de ese animal. La vuelta al ruedo con los trofeos fue de una gran entrega por parte de los aficionados.

 

Pero Diego no se conformó con esa faena y ese triunfo, por lo que salió a por todas en el octavo ejemplar del encierro, también del mismo hierro, al que cortó una oreja. Ya de salida lo bordó en el toreo a la verónica, rematando el saludo con una media de cartel de toros. El toro no tuvo la calidad de su primero, pero Diego volvió a sentirse enormemente entregado y muy inspirado. Largos y mandones fueron los derechazos, y sensacionales también los muletazos con la mano izquierda. Con la gente puesta en pie entró a matar, dando un pinchazo, para agarrar después la estocada definitiva. La concesión de la oreja fue unánime y la afición lo sacó en hombros entre gritos de ¡torero, toreo!. Gran tarde la de Diego Silveti en San Luis Potosí.

 

 

El otro gran protagonista de la corrida fue Morante de la Puebla, pues si bien con su primero apenas si pudo hacer nada, lo cierto es que con el cuarto lo bordó en una faena bellísima y de gran inspiración. No fue larga su labor, pero sí de una inspiración y un gusto tremendos. Se le pidió la segunda oreja con mucha fuerza y el juez de plaza debió de concedérsela, porque la faena del maestro sevillano fue merecedora de la puerta grande.

 

Sin mucha fortuna en su lote de toros, la actuación de Alejandro Talavante fue silenciada. Por su parte, El Payo sí cortó una oreja de su segundo toro después de una faena larga en la que hubo muletazos destacados por ambas manos. Con el otro, toro que se movió pero sin muchas clase, estuvo muy voluntarioso y escuchó palmas.