Pedro Escacena Barea nace el 19 de Noviembre de 1931 en el sevillano barrio de la Macarena. Desde muy joven en el concurrieron dos aficiones, la del toreo y la pintura. Sus obras reflejan lo más puro de la idiosincrasia andaluza. Costumbrista y onírico, el toreo que más pinta es el de los lances lentos, donde se funde el increíble cromatismo, toda la bendita liturgia del toreo.

 

 

 

 

 

 

 

 

Junto a Pedro ha estado siembre Aurora, su mujer. Se casaron siendo muy jóvenes y desde el principio ella ha sido la modelo perfecta para Pedro.

En 1955 obtiene e l » Premio de la Escuela de Artes y Oficios de Sevilla”.

Un trágico suceso le dispara a la fama: suyo es el cartel de Pozoblanco (1984) que anunciara la actuación de Paquirri, y que acabaría dando la vuelta al mundo.

Antonio Murciano


 

 

El sueño de un pintor…

Como antes del pincel, de la imaginación del artista parece escaparse en esta fotografía todo aquello que hace posible el «cielo» deseado de los que alguna vez se sintieron en la sangre el pulso inequívoco de ser torero: en el sitio justo, con el toro justo y el justo escenario. En los carteles de Pedro hay siempre una faena haciéndose; una faena que sólo él sabe hacer. Es la faena perfecta que siempre «sale» en los ruedos del sueño. Gracias a ese deseo inacabado, los carteles de Sevilla rezuman una depurada torería, un mágico temblor que enciende los tendidos de la contemplación.

 

Antonio García Barbeito.

                                                                                          «El correo de Andalucía»