Ginés Liébana nació en 1921, en Torredonjimeno (Jaén). Las circunstancias laborales de su padre, hicieron que desde la niñez, – con cinco años –, el pequeño Ginés viviera en Córdoba y desde entonces, ese niño, ese joven y ese adulto, ama, sufre y siente, a la vera y a la sombra, de los patios, de la plaza del Potro, de la ribera del Guadalquivir, del Alcázar de los Reyes Cristianos,… como un cordobés más, enamorado de la vecindad que le ha proporcionado la vida.

Dada su facilidad con el dibujo, los primeros estudios artísticos los realiza en la Escuela de Artes y Oficios de la ciudad de los califas, y a partir de ahí, toda su trayectoria está orillada por el arte: dibujante, pintor, poeta y escritor. Un abanico de esencias, que sin duda el paso del tiempo enriquecerá aún más si cabe.


Junto a Ricardo Molina y demás socios culturales, formó parte de la agrupación y de la revista CÁNTICO. Que fundaron el poeta y flamencólogo mencionado, y Pablo García Baena, espoleados ambos, por la no consecución del premio ADONÁIS, y que sin embargo, dos años después lo conseguiría Ricardo. El caso es que el fallo negativo, dio paso y pié al alumbramiento de un grupo especialmente interesante, fructífero y beneficioso para la base cultural de Córdoba; una ciudad de unos valores ciertos y de un poso cultural tan bien abastecido, que no encaja, o sí, con lo escasamente que se vende a si misma. Volviendo al tema de CÁNTICO, paulatinamente invitaron a las reuniones y a las páginas de la citada publicación, a pintores y poetas de la tierra, tales como Juan Bernier, Julio Aumente, Mario López, Miguel del Moral, Vicente Núñez y por supuesto Ginés Liébana, como elemento aglutinador y coordinador del proyecto.

Se afianza, como pintor, en la década de los cincuenta, por ejemplo los madrileños admiran su especial forma de entender el arte, en abril del 51. En octubre participa en la I Exposición Bienal Hispano Americana de arte moderno, celebrada también en la capital de España.

Inicia su relación con el mundo laboral al uso, -aquel que nos marca una hora de entrada y otra de salida-, ¡quién lo diría de una persona tan inquieta y rebelde!, trabajando como dibujante en “El Español”, hasta la desaparición de la publicación.

Viajero impenitente, recorre gran parte del mundo, con estancias prolongadas en París, Río de Janeiro, Suiza, Lisboa y Venecia, exponiendo en un número considerable de localidades. En el verano del 53 lo hizo en París, primero en la Casa de América Latina, dando a conocer una producción muy interesante de pinturas y dibujos recordando a Venecia. Y en segundo lugar, en la Oficina de Trismo Español, mostrando motivos españoles, ángeles y retratos, entre los que se encuentra el de la pianista –dicen que su gran amor – Ofelia do Nascimento.


En enero del 54 cuelga sus obras más recientes, en las paredes de la Sala Municipal de Arte cordobesa.

En 1955 presenta en Río de Janeiro un conjunto de esculturas policromadas muy originales, realizadas con semillas, hojas y maderas.

Frena en los años sesenta su ímpetu viajero, que no la inquietud, que siempre se viste con él, y monta la tienda de acampada en Madrid, a mitad de camino entre Córdoba y el resto del mundo… Desde allí irradia arte y letras, en forma de dibujos, poesía, artículos, tertulias e intervenciones didácticas. Como escritor la narrativa es su

puerto, la poesía su desahogo nostálgico y sus dibujos el alimento de las páginas y del alma. Recordemos algunas de sus libros: Donde nunca se hace tarde, El libro de los ángeles, El navegante que se quedó en Toledo, Penumbrales de la Romeraza, Travesía de la Humedad…

…”Madrid es que está muy bien. Eso de que uno coja el autobús y vaya al Museo del Prado ya es suficiente, porque cuando yo estaba viviendo en el 40, nadie habíamos visto El Panteón de Roma , ni el Louvre, ni el Moisés de Miguel Ängel, por lo menos teníamos el Prado. Luego, ya en Córdoba, aunque no viajes, viajas en su historia. Córdoba no es moco de pavo.”… (Liébana-diario “Córdoba”)

En las composiciones es muy original, según sus propias indicaciones, no emplea ni el blanco ni el negro, pero sí el amarillo nápoles como base fundamental de la mezcla, junto al cielo y sombra naturales.

 

 Ginés y su estudio

Entre otros galardones y reconocimientos, cuenta en su haber con: La Fiambrera de Plata (1999). Medalla de Oro al Mérito de Bellas Artes (2005). Cordobés de la cultura del mismo año. Reconocimiento de la Asociación Arte, Arqueología e Historia con el premio Juan Bernier en la modalidad de arte (2008). En marzo de 2010, una plataforma cultural, reivindica la concesión de la Medalla de Oro de la Ciudad. Capataz de Honor de la LV Fiesta de la Vendimia de Montilla-Moriles (2010). El próximo 24 de octubre, día de San Rafael, será nombrado Hijo Adoptivo de Córdoba.

Por cierto la “penúltima” iniciativa del genial Liébana, es una sugerencia muy acertada, según Mercedes Valverde, pues cabe la posibilidad de que las paredes de la pinacoteca del museo JULIO ROMERO DE TORRES, -actualmente remozándose – se vistan de carmín oscuro mate; tonalidad que la inspira el mantón de la modelo de la obra Córdoba torera.

Finalmente, un ruego a Ginés Liébana: ¡que tarde mucho en marcharse…! Personajes tan vitales como él, inquietos y geniales, que repartan el arte con tanta generosidad, no abundan.

FRANCISCO BRAVO ANTIBON