Nació en Córdoba el día 10 de enero de 1886, según consta en la copia del acta de nacimiento. Fueron sus progenitores: Ricardo Gutiérrez Medina y María Remedios Martínez Pérez. Al recién nacido, se le impuso el nombre de Francisco de Paula.

Apoyado en primer lugar por su padre, que era capataz en la “Huerta de San Rafael” propiedad de «Machaquito», ayudado por los amigos, e impulsado sin duda, por el propio maestro Rafael González Madrid, el joven Serranito de Córdoba intervino en numerosas capeas y festejos menores, acumulando experiencia y técnica.

El 6 de junio de 1912 debutó en la plaza de Andújar (Jaén), alternando con el diestro sevillano Antonio Aguilar Montes y el también cordobés Enrique Rodríguez Manolete II, lidiando reses de Santiago Ortega.

Durante dicha temporada, actúa varias veces en Murcia, destacando especialmente la tarde del 7 de julio que toreó acompañado de Antonio Vila.

En el capítulo de estadísticas, el resumen más completo de nuestro paisano es el que figura en una tarjeta publicitaria de su apoderado Pedro Gordejuela Gutiérrez.

Por una de sus caras leemos lo que sigue:

“Tiene el gusto de dirigirse a Vd. para manifestarse que me he hecho cargo de la representación de este novillero cordobés el cual pongo a su disposición, por si le conviniera incluirlo en cualquiera de las combinaciones de esa empresa a su digno cargo, teniendo la seguridad de que en el cartel en que figure este diestro, ha de verlo con agrado ese público y Vd. ha de quedar satisfecho de su trabajo.

Al mismo tiempo me complazco en hacerle presente, que de ir a esa, lo hará en las mejores condiciones y le resultará más económico que ningún otro espada a quien Vd. pueda recurrir

S/C. Compás de San Agustín, 19 – Córdoba”.

Y en el reverso, deja constancia de las corridas toreadas por Serranito de Córdoba, en la temporada de 1913, fechas, plazas donde ha lidiado y matadores con quienes alternó:

1 enero, Pozoblanco, único espada. 12 enero, Alcalá de los Gazules, Mazzantinito. 25 enero, Alcalá de los Gazules, Zapaterito y Mazzantinito. 26 enero, Alcalá de los Gazules, Zapaterito. 18 marzo, Alcázar de San Juan, Alé. 2 mayo, Montoro, único espada. 16 mayo, Pozoblanco, Belmonte. 27 mayo, Murcia, Machaquito ll. 30 mayo, Murcia, Barquerito. 7 junio, Murcia, Hablapoco. 25 junio„ Córdoba, Onofre. 30 junio, La Carolina, Machaquito II. 7 julio, Murcia, Bomba de Almería. 20 julio, Pozo Dlanco y Machaquito (corrida mixta). 30 julio, Madrid (plaza cipal), Muñagorri y Larita. 25 agosto, Ubeda, Bonarillo y Manolete ll. 30 agosto, Cuenca, Adolfo Guerra. 12 septiembre, Alcalá de los Gazules, Zapaterito y Larita.

 

En el libro de Manuel Moreno Valero: Los toros en Pozoblanco, encontramos crónicas y jugosos comentarios de todas y cada una de las corridas celebradas en la plaza pozoalbense en general, y detalle en particular de las que figuró Serranito, cuyos textos transcribimos literalmente:

Día 1 de enero de 1913. Ganadería: D. Andrés Fuentecilla de Jaén. Espadas: 2 para Francisco Gutiérrez Serranito de Córdoba y 1 para Antonio Díaz El Cordobés.

Día 16 de mayo de 1913. Ganadería: D. Antonio López Plata, de Sevilla. Espadas: Juan Belmonte, Francisco Gutiérrez Serranito de Córdoba. Notas: se lidiaron 6 novillos. Esta novillada fue picada. El último lo mató Machaquito II. El tercero saltó al callejón y penetró en el patio de caballos donde le dieron muerte los peones de Belmonte.

Día 20 de julio de 1913. Ganadería: D. Antonio Guerra, de Córdoba. Espadas: tres para Rafael González Machaquito, y uno para el sobresaliente Serranito . Fue una corrida de las que se recuerdan siempre por el gran triunfo de los espadas en sus respectivos lotes.

En la selección de crónicas que realiza Valero, deja constancia de dos, en las que intervino el diestro que nos ocupa, firmadas por “El Cronista del Valle”:

Día 16 de mayo de 1913. Presidió la corrida el primer teniente alcalde D. Nemesio Castro Muñoz y aunque estaba anunciada para el 15 se celebró el 16, viernes. Ganado de D. Antonio López Plata. Espadas: Juan Belmonte y Francisco Gutiérrez en sustitución de Mojino. El primero lleva el nombre de Pitillera cárdeno con el número 35. Belmonte le para los pies con una colección de lances superiores produciendo el delirio entre el público. Aunque es de poco poder, es bravo y cumple con los de a caballo recibiendo cuatro puyazos. El banderillero Calderón puso un magnífico par de frente, a quien secundó Zocato con otro igual y no así el tercero que fue de regular ejecución.

Belmonte previo brindis a la Presidencia manda retirar al peonaje y comienza con un pase natural con la izquierda, da dos en redondo y otros dos de pecho, uno de ellos monumental que hace al público ponerse en pie. Se perfila para matar y señala un pinchazo bueno, para luego dar media algo delantera que mata sin puntilla. (Ovación, vuelta al ruedo, la oreja y el delirio).

El segundo de nombre Cedacero berrendo en negro con el número 18. El toro no se presta para que Serranito se luzca. Recibe 4 puyazos. En los quites rivalizan ambos matadores.

 

Un buen par de Cordobés, y medio de Chaquetillas. El toro saltó dos veces al callejón. Serranito con ganas de agradar hace faena breve. Entra muy bien a matar señalando un buen pinchazo. Entra de nuevo y el toro que tiene la cabeza muy alta «por las nubes» le dificulta, para luego a la tercera caer, de una estocada algo baja. (Palmas, y parte del público pide la oreja).

Tercero, de nombre Mulato, berrendo en negro número 33 y de muchas arrobas. Recibe 5 puyazos y origina otras tantas caídas. Hizo un memorable quite el sevillano a cuerpo descubierto, en una caída del picador. Saltó al callejón y embistió a la puerta del patio de caballos, con tanta fuerza que logró entortar los cerrojos cediendo las puertas a su empuje. Volvió de nuevo a saltar con más coraje y mala intención pues mató tres caballos, a la mula que estaba enganchada al carro de la cuba de regar, e intentó hacer lo mismo con la yegua con que había pedido las llaves. Entraron los toreros en el patio y como Dios les dio a entender lo estoquearon.

Cuarto, nombrado Marqués, de pelaje negro, número 48 es muy parado y no hace nada por el capote del cordobés. Tomó tres puyazos, mató un caballo y derribó dos veces. Belmonte remató un quite llegando con la mano a la testuz, por lo que se ganó un gran aplauso, así como

Serranito otro. También saltó la valla como sus hermanos, produciendo pánico. Serranito lo quitó rápidamente del ruedo.

 

Quinto de nombre Vigilante, negro bragado, marcado con el número 9. Belmonte le dio las tres mejores verónicas que se han visto en Pozoblanco. Recibe 4 puyas. Magnífico quite. A fuerza de “acosones” consiguió que entrase tres veces a los caballos, recibiendo una de las veces un picotazo en la paletilla de feo estilo. Machaquito II brinda y tras una faena regular en la que intercaló un pase de rodillas, otro redondo y dos naturales deja media estocada que hace doblar al burel. (Muchas palmas).

Nota: Belmonte y Serranito fueron sacados a hombros de la plaza.

Parte facultativo: durante la lidia del cuarto toro ha ingresado en la enfermería el picador Jose Sánchez Brazo-Fuerte, con una contusión en la articulación del húmero, con derrame hemático, intra-articular, que le impide continuar la lidia; pronóstico reservado. Firmado por el Dr. Bueno (D. Francisco).

 

Firma la crítica: El Cronista del Valle – Pozoblanco, 17 de mayo de 1913.

Dia 20 de julio de 1913: La animación para ver a Machaco es grandísima y se notaba desde hacía varios días, no solamente en la gente del pueblo, sino que también eran muchos los forasteros que encargaban las entradas temerosos de quedarse sin ver la corrida.

Media hora antes de empezar, la plaza presentaba un aspecto magnífico, el sol y la sombra atestados de gente y los palcos ocupados por lindas señoritas de este pueblo, ataviadas con lujosos mantones de Manila desafiando al sol. El público enloquecido ríe y grita hasta que salen las cuadrillas, y entonces su alegría se convierte en delirio aplaudiendo hasta mas no poder al coloso de la tauromaquia y al simpático novillero Serranito. D. Nemesimo Castro, que presidía, agita el pañuelito blanco y sale el primero, manso aunque con bastante poder y toma las varas reglamentarias. El hombre de Córdoba está muy trabajador pero no puede lucirse por las condiciones del bicho.

De banderillas diremos que aún no se le habrá ido el susto a los que se encargaron de ellas, pues el cornúpeta cortaba el terreno y por fin, como pudieron le clavaron los tres pares.

Machaquito hace una faena inteligente por bajo, para “agacharle” las terribles perlas que querían buscar domicilio en las nubes, y después

de tres pinchazos entrando muy bien y una estocada caída, terminó con el animal. (Palmas y pitos).

El segundo al salir cree que está en un velódromo e intenta ganar el primer premio. Se acerca a los caballos y no entra, se retira… Le abren el capote y tampoco tienen que darle mucho vuelo para que no moje los pitones… Por fin, cuando se harta de correr toma tres varitas y después de varios quites de Serranito y Machaquito uno de los que éste, ha rematado con un monterazo. Cambian la suerte a banderillas que tampoco se puede apuntar nada notable, pues los mozos iban a quitarse la mosca lo antes posible.

Machaco tras una breve faena de muleta arrea un buen pinchazo, después otro y luego media un poquitín tendida que mata sin puntilla. Se le paga con una

ovación y con la oreja del toro.

El tercero a pesar de no ser una gran cosa es el mejor de la tarde. Machaquito es aplaudido con el capote. El momento de picar pasó sin pena ni gloria. El público pide que banderillee Machaquito y éste pone tres pares que resultaron todos abiertos, pero que se aplaudieron por su elegante preparación. Después toma los trastes, y empieza adornándose, intercalando buenos pases en redondo y algunos naturales. Cuadra y receta un pinchazo, después otro y una entera, enterándonos de quien está en la plaza: ¡ Machaquito !… (La oreja y una ovación que se oyó en Córdoba).

El cuarto: sale bueyeando y así continúa hasta la muerte. ! Y que buen oficio hubiera hecho uncido a una carreta!… A duras penas y pasando los espectadores un rato de agonía, consiguen que tome las tres varas de reglamento. Serranito que vestía de lila y oro se va hacia el novillo y previos cuatro mantazos y con ayuda del peonaje, que se antojó excesiva, y que el público protestó, consigue cuadrarlo y arranca, más derecho que una vela dejándo el estoque hasta la empuñadura en las mismas péndolas y tan superiormente colocado, que no le dio tiempo a que se despidiera de nosotros cortésmente… El público baja al ruedo y entusiasmado, lo sacan de la plaza en hombros y lo pasean por el pueblo de la misma manera. |Estocadas de esa índole se merecen eso y mucho más.

Firma la crónica: A.X -El Cronista del Valle- 26-julio-1913″

 Según comentarios del propio Gordejuela -representante del torero -, Francisco se presentó en Madrid el día 30 de julio de 1913, acompañando en el cartel a José Muñagorri. Y Matías Lara Larita. También alude en una hoja

informativa, que en la temporada de 1914, le

contrató treinta y una corridas, de las que realmente toreó veinte y siete. Con tan escasos datos, sobre la trayectoria taurina del diestro, bueno será anotar que Serranito de Córdoba y Casielles actuaron en Los Tejares (29 de mayo de 1919), en una corrida de novillos-toros, con las divisas de Vda. de Guerra y Velasco Zapata.

ENLACE Y ALTERNATIVA

El día 11 de octubre de 1920, contrae matrimonio en su tierra natal, con María Encarnación Zamora Gil. El enlace tuvo lugar en la Iglesia Parroquial de Santa Marina. Francisco contaba 34 años y María 19.

El 25 de julio de 1921, toma la alternativa en el coso de Los Tejares de Córdoba. El padrino fue José Flores González Camará y de testigo Francisco Ferrer Pastoret, con ganado de Sánchez Rodríguez.

No tuvo suerte como matador de toros, apenas firmó contratos por lo que decidió dos años después, renunciar a la alternativa. De nuevo en el escalafón de novilleros, toreó en cuantos festejos le proponían, sin cuidar en ningún momento, ni la conveniencia de aceptarlos ni la cuantía económica. Sólo ambicionaba torear cuanto más mejor, y la verdad es que la oportunidad de pasear el traje de luces, se le presentaba en contadas ocasiones.

TARDE DRAMÁTICA

 Sucedió el 25 de julio de 1929. Tan complicada fue la tarde, que los tres matadores resultaron cogidos. El cartel lo formaron: el peruano Pedro Castro Facultades, Francisco López Parejo Parejito (matador de toros que había rehusado a la alternativa, en la temporada de 1926) y Francisco Gutiérrez Serranito de Córdoba. La corrida se organizó ajustándose a la fórmula mixta, por cuanto el primer diestro era matador de toros y los otros dos, al renunciar con anterioridad al doctorado, en esos momentos figuraban como novilleros. Por lo tanto se apartaron dos toros para Pedro Castro y cuatro novillos a lidiar por Serranito y Parejito. El ganado fue de Bernardino Jiménez (antes Vda. de Damián Flores). José Luis de Córdoba presenció el evento y vivió sus prolegómenos; es un honor pues, compartir su acertada descripción de los incidentes ocurridos en el festejo que nos ocupa y que trasladamos íntegramente:

…“Despertó mucho interés aquella corrida. Se anunció que los seis astados iban a ser expuestos al público en los corrales de la plaza desde dos días antes del anunciado para el festejo. Allá fuimos nosotros. Tenía respeto la corrida recordamos, por cierto, a través de los tiempos, un precioso toro


berrendo en negro, que era el «gallito” de los seis, que había entablado pelea con sus hermanos y hubo necesidad de apartarlo a uno de los corrales. El mozo, no contento con su reclusión, daba unos saltos espantosos, llegando casi a poner las manos en la barandilla. Había pues, expectación por aquella corrida mixta y como entonces, el día de Santiago, la gente no era tan cómoda como ahora aunque queremos creer que hacía el mismo calor o más que ahora ya había menos medios de locomoción y sólo funcionaban los «botijos” pues en la plaza de Los Tejares a las seis y media de la tarde hubo una buena entrada aunque luego la corrida a lo largo de su desarrollo, no dejara, precisamente, muy grato sabor, porque los toritos se las traían… Y los toreros, los pobres, deseosos de hacer mérito, sufrieron las consecuencias de su buena voluntad. Aires de tragedia se enseñorearon de la plaza. El Negro Facultades acababa de tomar la alternativa española, en Écija, el 21 de mayo, de manos de Pepe Algabeño. Como testigo Perlacia y toros de López Plata. Nada más y nada menos… quería el hombre abrirse camino. Estuvo valentón con el capote, pero al iniciar la faena de muleta de su primer toro fue cogido por la res, corneado y derribado. Ocurrió la desgracia ante la puerta de cuadrillas. Parece que estamos viendo al desventurado Pedro Castro llevarse las manos al vientre y dejarse caer, desplomado en brazos de las asistencias que le trasladaron a la enfermería. Total: una herida gravísima en el vientre, que le tuvo unos días entre la vida y la muerte y que en definitiva truncó sus ilusiones de ser torero.


Pero aún no se había repuesto el público de la penosa impresión causada por el espectacular percance del torero peruano, cuando sobrevino otra cogida no menos trágica. El diestro Serranito fue cogido por el tercer novillo contra las tablas, bajo la presidencia y un reguero de sangre signó su camino hacia la enfermería. Se le apreció una herida en la cara externa del muslo izquierdo, de mucha gravedad. Este fue, asimismo, el punto final a una no precisamente, brillante ni venturosa carrera taurina. La cruz de la fiesta.

El diminuto Parejito aquel torero tan chico de cuerpo como grande de corazón, con el que nos unió entrañable amistad, se sobrepuso a tales adversidades y secundado por el sobresaliente Rafael Calvo Calvillo, – otro torero modesto de Córdoba -, dio cuenta cabal del regalito de corrida… De nada le sirvió, desde luego la hazaña, ya que Parejito malherido por un novillo en Úbeda, falleció más tarde al someterse a una delicada operación quirúrgica”…


La vida se le complicó aún más a Serranito, ya que pasado un mes de la cogida, la `pierna se gangrenó y se la tuvieron que amputar en el Hospital de Agudos. Los doctores que le asistieron fueron: Don José

Altolaguirre y Don Jacinto Navas González, auxiliados por los practicantes: Cuevas y Martínez. Fue el 21 de agosto de 1929.

Tan importante contrariedad, sumada a que Serranito era un torero modesto y no disponía de patrimonio alguno, hicieron que para ganarse el sustento diario, pasado un tiempo se dedicó a servir agua a domicilio ayudado por un borriquillo, agua que la tomaba de la histórica fuente de Los Picadores. Años después transitaba por la calle Custodio, vendiendo medidas de la refrescante mercancía, cuando sonó la alarma, avisando de que la aviación lanzaría bombas, no hizo mucho caso, incluso de una forma pueril comentó a las vecinas – que le insistían para que se ocultara – “para mí, no van a tirar una bomba…”. Desgraciadamente así fue, cayó tan cerca que fallecieron de forma instantánea el desventurado Serranito de Córdoba y su borriquillo …

 Manuel Estévez detalla el momento en Luchemos por Córdoba, de la siguiente forma:

…” La bomba cayó en la calle Custodio, y según Pepín Sánchez Aguilera, un chaval de aquella época, los sesos del animal se confundían en la pared, junto a los del torero, aguador y vendedor de lotería Serranito de Córdoba”…

Sucedió un día cualquiera, un día gris, o tal vez negro… Un caluroso día del mes de agosto, uno de los meses trágicos de 1936…

Autor: Francisco Bravo Antibón

Jose Luis Cuevas

Montaje y Editor

Escalera del Éxito 254