Crónica de Domingo Echevarría

El diecinueve de marzo (festividad de San José), ha sido una fecha muy señalada a lo largo de la historia del toreo, taurina por excelencia, pues fue, durante muchos años, el punto de arranque de la temporada taurina en España. Pero los tiempos cambian y, desde hace también bastantes años, la temporada viene iniciándose por San Blas, en el mes de febrero, en la localidad madrileña de Valdemorillo, feria importante por lo que significa para los triunfadores, de cara al ciclo ferial de San Isidro, en la Catedral del Toreo: la Plaza de Toros de “las Ventas”, en la Villa y Corte. A pesar de ello, y como viene sucediendo en la mayoría de los consistorios de nuestro país, en el ayuntamiento de la citada localidad madrileña, a estas lumbreras de políticos que nos rigen, tampoco parece importarles mucho, lo que significa para Valdemorillo dicha feria, pues no se ponen de acuerdo, y su celebración está peligrando, pero eso amigos son “otros López”, y adentrarnos más en el tema se debía de la efeméride que queremos recordar: los cincuenta años de alternativa de Fernando Martín Tortosa, un torero de Córdoba, perteneciente a aquella verdadera baraja de ases que destacó en los años 60 y 70, en toda la geografía taurina, donde no había feria, en la que no brillaran en los carteles, varios toreros de postín de nuestra querida Córdoba.

La alternativa de Fernando Tortosa tuvo lugar en el coso de los Califas, aquel 19 de marzo de 1968, de manos de Diego Puerta, torero excepcional, del que Fernando nos habla con gran admiración, en la entrevista que, el pasado 16 de enero de 2018, le realizamos, y para la que el torero nos abrió gentilmente, las puertas de su casa, en Córdoba.

Testigo de aquella ceremonia fue, el no menos admirado, Manuel Cano “El Pireo”; oro fino de ley, como le llamé en aquella biografía que le escribí, en una de las publicaciones que ofreció, durante algún tiempo, la Federación Provincial Taurina de Córdoba, durante la primera legislatura como presidente de Antonio Sanz, y en la que me honró colaborar.

Toros de Gerardo Ortega. El de la ceremonia se llamó: “Desgraciado”, número 80, negro, y que alcanzó en la romana 464 kilos.

La confirmación llegó el 10 de mayo de 1970, con el rejoneador Curro Bedoya, Bernadó y Ricardo de Fabra, en el cartel. El toro se llamó “Monedero”, perteneciente a la vacada de Mary Cruz Gomendio; negro también, número 156 y 537 kilos.

De lo demás acontecido, en ambas fechas, así como de sus demás venturas y desventuras, nos habla el propio torero, en la siguiente entrevista, que les reproducimos. Yo, como me gusta, y como mejor creo que se hacer, resumo y destaco sus virtudes, en el pequeño poema que acompaña este escrito. ¡Dios le guarde: Maestro!