Fuente: Pla Ventura. Del Toro al Infinito
Sin lugar a dudas, el torero que ha hecho correr más tinta que nadie no ha sido otro que Fernando Adrián, por razones más que extrañas pero, su nombre ha sonado durante toda la temporada en la que, apenas ha toreado. Dicho en cristiano, desde que salió por la puerta grande de Madrid en la corrida beneficencia, –corrida a beneficio de los lidiadores, ganaderos y empresarios– no había toreado hasta que llegó la fecha conquense en la que Maximino Pérez le dio una oportunidad junto a las figuras y se entretuvo en cortar cuatro orejas.
Adrián ha sido el caso más raro del toreo, de ahí que ha estado en boca de todos los aficionados y del toreo al completo. Tras diez años como matador de toros, hasta que consiguió ganar la Copa Chenel, nadie había reparado en su persona; incluso esa misma temporada confirmó en Madrid, no pasó nada y se quedó parado. Pero llegó San Isidro de este año, le dieron una nueva oportunidad y la aprovechó como nadie saliendo por la puerta grande tras cortar dos orejas. Como quiera que la empresa hubiera dejado un puesto vacante en la Beneficencia para premiar a algún triunfador de San Isidro, no quedó más remedio que contratar a Fernando Adrián que, como dije, salió por la puerta grande.
Tras aquella apoteosis, todos creíamos que, en el peor de los casos, Adrián sería contratado para muchas ferias, algo tan lógico como cabal. Pero, de repente, se hizo un silencio sepulcral por parte de los empresarios y, como digo, Adrián estuvo parado desde su última salida en hombros de Madrid, hasta la feria de Cuenca en la que, –casi todo el verano– como dije, la empresa le ofreció una oportunidad que, por supuesto era más que lógica. Nadie podíamos entender aquella situación que, por supuesto, no tenía precedentes en la historia del toreo. El gran triunfador de Madrid sentado en su casa sin recibir ni una sola llamada empresarial. Todos enloquecimos porque comprender aquel dislate era algo muy complicado; vamos, que no tenía explicación.
Digo que Adrián desenmascara un sistema putrefacto porque, cosas del destino, tras el éxito de Cuenca, se desencadenaron una serie de contratos que, por supuesto, el diestro no esperaba. Encontró varias sustituciones de auténtico lujo, es decir, en las ferias que ha toreado nadie contaba con él como era preceptivo y, de repente, suerte la suya, le ofrecen los contratos antes citado que, si no recuerdo mal, en estos momentos son diez festejos desde que triunfó en Cuenca pero, lo que es más importante, en todas las corridas salió en hombros, cortó una media de tres orejas por tarde, indultó un toro en Palencia y ha recibido los elogios más bellos por parte de la afición y prensa.
¿Qué estoy queriendo explicar? Lo de siempre, pero lo reitero. Un torero si no le contratan no podrá triunfar jamás y, cuando se le contrata con las corridas de las figuras, Adrián no ha desmerecido junto a nadie porque ha triunfado más fuerte que las propias figuras, un caso como Tomás Rufo, pero de latente actualidad el de Adrián. Fijémonos que, ni Tomás Rufo es Morante, ni Adrián se le parece en nada a Roca Rey. Pero amigo, le ha dado diez oportunidades y ha mostrado diez lecciones de pundonor y torería, siempre, como digo, con los mandones del toreo.
La conclusión es muy sencilla. En ese mundillo donde anidan las figuras, los que según ellos es todo un reto, de repente, se da el caso de que un torero, un chaval que no tiene experiencia alguna, les da el baño a todos y se queda más ancho que largo. Lo dicho viene a demostrar que, como le den oportunidades a Borja Jiménez, por citar un chaval que aspira a la gloria como otros muchos, el camino puede ser muy sencillo. Otra cosa muy distinta es que quieran estrellarte contra el mundo de los toros ilidiables pero, con las corridas de los señoritos, hasta Fernando Adrián ha sido capaz de ponerles a todos a cavilar. Las pruebas son contundentes. ¿Cuántos toreros como Adrián podrían funcionar si les dieran oportunidades? Muchos, porque hoy en día los novilleros llegan preparadísimos para la alternativa pero, el noventa y nueve por cierto, tras el doctorado tienen que buscarse un trabajo para poder comer. Puesto que hablo de oportunidades, ¿se imagina alguien si a Octavio Chacón le dieran sitio en las ferias con los toros de las figuras? No quiero ni pensarlo.
Domo digo, Adrián ha destapado muchas cosas, entre ellas, el favoritismo de algunos empresarios hacia toreros que son amiguetes o criados de los mismos pero, en realidad, toreros válidos los hay a montones. Insisto, Fernando Adrián no es el Dios del toreo pero, en su humildad les ha dado a todos una tremenda lección. Sus éxitos le avalan por completo. ¿Valdrán de algo de cara a la temporada que viene? Ahí queda la pregunta, veremos quién nos la contesta.