Nuevo lleno en La Monumental pero sin novedad en el resultado artístico del festejo. Los toros anunciados de la ganadería sevillana de Manolo González, encaste Carlos Núñez fueron desechados en el reconocimiento previo, y sustituidos por un encierro de la divisa jerezana de Fermín Bohorque encaste   Morube-Urquijo. Bajos de casta y fuerza. El quinto volvió al corral por manifiesta flojedad de remos. En su lugar se corrió un sobrero de la vacada extremeña de Encinagrande encaste Juan Pedro Domecq Díez que no desentonó del resto en cuanto a limitación de  fuerza y bravura. La presencia del sexto, de tipo vareado dejaba mucho que desear.

 

Ante este material taurico pocas oportunidades de lucimiento se les ofrecían a los espadas Miguel Avellán, al mejicano Arturo Saldivar y al segoviano Víctor Barrio.

 

La obsesión torera actual salvo en rosas excepciones es citar al hilo del pitón, meter el pico de la muleta y rematar el pase fuera. En vez de cruzarse adelantando la muleta y traer al toro toreado para llevarlo para dentro con el fin de ligar los muletazos. Lo de cargar la suerte ha pasado a la historia ¡Rafael Ortega, cuanto te recuerdo y te echo de menos, tu toreo puro y clásico!

 

Miguel Avellán ante la sosería del primero puso voluntad en un pase cayó en la cara del astado, haciéndose el quite a sí mismo, revolviéndose en la arena. En tono gris, sin impactar en el tendido prodigó la faena citando a recibir y dejando una estocada definitiva. Saludó desde el tercio. La faena de muleta al cuarto ligada sin alcanzar relieve. Remató con el brazo suelto de estocada sin puntilla. Aplausos.

 

El mejicano Arturo Saldivar, se las vio con el segundo justo de fuerza que dejó ver en varas.

 

Embistió con nobleza y fijeza. Con toreo estático aprovechó la embestida del astado y sacó naturales limpios y templados, pero sin cruzarse. Tras una estocada caída con el brazo suelto, sonó un aviso y descabelló a la primera. Hubo saludos desde el tercio. Devuelto el quinto al corral por flojedad manifiesta de remos, salió el sobrero de Encinagrande. Tras la pelea con el caballo se dobló de manos provocando una bronca fenomenal del tendido por no devolverlo al corral. Muleta en mano el manito insistió en sumar pases resultando cogido sin consecuencias y acabó de una estocada corta propinada con el brazo suelto, sonó un aviso y dobló el toro.

 

Víctor Barrio se fue muy decidido al centro del redondel, o a la boca de riego como se decía en tiempos pasados, a esperar la salida del tercero y recogerlo con el capote. El burel cumplió en varas y acabó embistiendo a oleadas, y en un derrote lo derribó sin consecuencias graves. El toro acabó rehuyendo la muleta y se aquerenció en tablas. Con el brazo suelto dejó una estocada que remató con el descabello. El sexto vareado de tipo y flojo recibió poco castigo en varas y llegó a la muleta tomándola por derechazos, y sin cruzarse. Pases y mas pases doblándose el astado de manos y sin haber relumbrón. De una estocada y dos descabellos quedó el toro para el arrastre.

 

A las dos horas y media de haber comenzado el festejo abandonamos la plaza.

 

 

 

 

 

 

 

José Julio García

Decano de la Crítica Taurina

Periodista – Escritor

Escalera del Éxito 103