Ganado: seis
Juan Serrano “Finito de Córdoba”: estocada atravesada (oreja) y media estocada trasera y tendida (oreja).
Manuel Díaz “El Cordobes”: estocada (ovación tras fuerte petición y bronca al palco por no concederla) y estocada ( dos orejas).
Andrés Luis Dorado: dos pinchazos y estocada (vuelta al ruedo ) y estocada (dos orejas tras aviso).
Plaza: Algo mas de un cuarto de entrada en tarde de agradable temperatura.
Hay una película del Far West cuyo titular : “Cometieron dos errores”, viene que ni anillo al dedo para aplicársela a la actuación del Usía en la tarde de hoy. Aunque este solo cometiera un solo error, pero de bulto: negar la oreja a
Siempre tiene el presidente la opción de dar mas premio, según lo realizado por el espada de turno, bajo su punto de vista, claro está. Se ve que hoy el presidente no tenía su tarde. Que le vamos a hacer. La verdad es que cabreó mucho al personal ( y quien paga no quiere sofocones).
Anecdotario aparte, si hubo un triunfador claro y contundente fue Andrés Luis Dorado que se reivindicó como torero valiente y con arte. No está pródigo en actuaciones, pero las que tiene las salda con éxito. Sorteó el toro más importante del encierro y fue capaz de estar a su altura, recibiéndolo con ajustadas verónicas que se jalearon. El animal se entregó en el caballo para llegar a la muleta ahormado y en su punto justo. Dorado comenzó su faena rodilla en tierra para incorporarse y rubricar la serie con un torerísimo pase de pecho. Siguió en redondos con el animal embebido en
Para este toro, se pidió, incluso, el indulto por un sector del público. En su primero, un toro con embestida incierta y más reservón Andrés Luis tuvo una actuación más que correcta, pudiendo haber cortado un trofeo si la espada entra.
Descubrir a
Su primero, toro extraordinario, pero carente de fuerzas, le obligó a emplearse a fondo para mantenerlo en pie.
Por eso la muleta a media altura fue un antídoto extraordinario. Medicina Santa. Con ese mimo realizó una faena muy seria con destacados muletazos por ambas manos de muy bella factura. Cuando dobló el animal, y ante la negativa de la presidencia a conceder el trofeo, el ganadero saltó al ruedo y solicitó, pañuelo en mano, el trofeo para el matador. Fue “invitado” a salir por las fuerzas del orden. Pero lo auténticamente importante lo realizó
“Finito de Córdoba”, de enfermero en su primero, solo pudo enjaretarle varios muletazos sueltos en redondo.
Se negó a pasear la oreja concedida y se disgustó el público. En el cuarto, estuvo frío y anodino ante un noble ejemplar. Dorado le invitó, junto al ganadero y Díaz a dar una vuelta triunfar y el torero denegó el detalle.
Tampoco quiso compartir con sus compañeros la salida a hombros.
Crónica de Ladislao Rodríguez Galán
Periodista