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Informa desde Venezuela: Rubén Darío Villafraz

Pocos o muy escépticos imaginaban que una feria del raigambre, singularidad y enorme tirón en su momento como lo fue la Feria de la Virgen de La Chiquinquirá, en Maracaibo, iba a llegar en este momento a lo que está. Los despojos y muestrario de desaciertos empresariales y taurinos que en poco menos de tres lustros se cargaron lo que era una fecha taurina fija en el calendario.

La pachanga y el vergonzoso espectáculo que se había convertido la cita marabina, eclipsada muchas veces por lo que era la cita taurina valenciana en la que se solapaba, hizo de esta marchitarse a poco que siguieron desaciertos y vergonzosos capítulos que no son el tema de esta entrega. Lo pasado, pasado fue.

El presente es ahora, y el ahora es el rescate por el que hay que abogar, primero en mantener una feria que tiene su personalidad, que hay que saberle entender, pero nunca irrespetarle como sucedió en las manos de Marubini y los Ramguertauros. Y si no miren ustedes en lo que han convertido estos últimos la Feria del Sol, este año, como muestra y ejemplo.

A todas estas, el interés por no dejar morir lo poco que nos queda de feria taurina marabina por parte del curtido veterinario de bravo sevillano Paco Escribano ha hecho apostar por un cartel que tiene su interés. Se trata del mano a mano Juan Bautista – Rafael Orellana en la única tarde de toros en el serial marabino, condimentado por el bello y escogido encierro de Campolargo. Promete este “agarrón” si se cuida el fondo y forma de lo que debe de ser una corrida de enorme importancia para de nuevo devolverle el interés al público y aficionado zuliano en ir a su arena taurina.

La expectativa es enorme, no faltando las aves agoreras que han apostado al fracaso, implosionando con el sabotaje y “mala leche” el gran esfuerzo que implica arreglar lo que se ha erosionado con el paso de las últimas temporadas. Es por ello que desde ya, numerosos son los aficionados que de distintas latitudes del país tienen en agenda este sábado estar presente, bajo el abrazador calor zuliano, de lo que puede ser el renacer de un nuevo tiempo para el toreo en Maracaibo, algo a la que apostamos fervorosamente.