Esta entrevista se me antoja especial más por la persona que por el personaje.

Para el correr del tiempo y del recuerdo queda la aparición de Cristina Sánchez (Escalera del Éxito 30) en el ruedo de las Ventas. La expectación de la plaza, la compañía de mi padre y allá en el ruedo, la frágil figura de una niña adolescente que concentraba su mirada en la arena del albero.

La niña que soñó y luchó por ser matador de toros, no solamente consiguió la puerta grande de las Ventas, también la gloria de la memoria en los anales de la Tauromaquia.

Han pasado los años. La mujer que acude a nuestra cita en el hotel Wellington pisa con seguridad por la vida. Marca distancias en el punto cero de la entrevista para posteriormente desnudar sus recuerdos, sus sentimientos, sus alegrías, sus fracasos, en definitiva, los momentos emotivos de su vida profesional como matador de toros y como mujer empresaria. Es una entrevista desde el corazón, tan viva, que muchos de sus recuerdos los ha hecho nuestros. Con Cristina hemos sentido su lucha por ser matador. La dureza  de los entrenamientos nocturnos a su vuelta del trabajo, la felicidad del triunfo, y la inexplicable sensación de la maternidad.

Alejada de los ruedos pero con ” el toro” en su corazón, Cristina Sánchez ha cogido la muleta de la moda y se lanza al ruedo del diseño. Sus creaciones tienen el color y “los olores” que tantas plazas han dejado en su memoria.

Va por ustedes.

Pilar Guardiola Flores

PILAR.- Qué significado tiene la vida, cuando se ha estado jugando con la muerte.

CRISTINA.- El sentimiento de la vida, es el de cualquiera de esta profesión. Al ruedo no se sale pensando que vas a morir. Hay momentos complicados, cuando te coje un toro, pero, he sido tan feliz en mi vida profesional que no he pensado en eso.

En una profesión de alto riesgo como es el toro, si te lo plantearas sería una presión muy grande. La vida en el toro se ve diferente a cualquier ciudadano. Maduras muy pronto. Las  determinaciones que tomas tienen que ser muy rápidas. Tienes un filtro más grande que el resto de las personas, tanto del dolor como de la vida.

PILAR.- Esta filosofía de vida, tan madura, tan llena. ¿Tiene una proyección familiar?.

CRISTINA.- La proyecto igual en casa, con mis hijos. Es como una doctrina militar. Soy consciente de que soy dura, no obstante veo a mis hijos más maduros que el resto.

He adaptado mi vida a la filosofía del toro. Mucha exigencia en todo, en el colegio, en el comportamiento…

PILAR.- ¿Cómo se siente el dolor de un hijo en una mujer- matador de toros?.

CRISTINA.- Doy importancia a lo que realmente la tiene. Hay que pensar a dónde te llevan las cosas. Por ejemplo, si viene mi hijo con un chichón en la cabeza, no le doy más importancia que la que tiene. Ahora, si la trae abierta, entonces…

PILAR.- ¿Cómo se compagina el sentimiento de matador de toros, con el sentimiento de madre?.

CRISTINA.- Son diferentes. El sentimiento de madre, es lo más bonito que te puede pasar. El sentimiento del alma, es muy difícil de explicar.

PAULA.- ¿Tenía claro que compaginar ser madre y torear, podría ser complicado?.-

CRISTINA.- Siempre lo he tenido claro.

El ser madre implica una serie de obligaciones. Tienes que parar durante 9 meses y el toro no espera. Esta profesión es muy rápida y muy corta.

Siempre pensé torear cuatro años más. Me retiré con veintinueve años. Lo dejé antes, pero siempre tuve claro que no sería madre mientras estuviera en esta profesión, porque es una profesión muy absorbente, y siendo madre implica que para retomar la profesión tienes que comenzar de nuevo. Adquirir nuevamente una gran preparación, física y mental.

PILAR.- Me interesa la aptitud mental.

CRISTINA.- Mira, cuando cumplí mis diez años de alternativa tenía a mis dos niños. Se me metió en la cabeza que quería torear una o dos corridas para que me vieran mis hijos.

Entrenando en el campo, descubrí ese olor del toro que había sido tan natural en mi vida de matador y sentí ese remate en el burladero, que huele a quemado y todo se hizo tan intenso que me entró una angustia que me moría. Ese olor vino acompañado de sentimientos de angustia, de miedo….No era capaz de digerirlo. Intenté matar al toro como pude. Es como, que se te pasa la vida por la cabeza y te preguntas.-¿Qué hago aquí?. El toro ahí fuera, y yo, ¿qué hago aquí?. No es lo mismo siendo madre. Ahí comprendí que seguir era una locura. Sin embargo, cuando toreaba, las voces, los olores, los colores de las tardes….eran maravillosos.

PILAR.- ¿ Por qué crees que fue en ese momento( ser madre) cuando descubriste al toro, al animal, su olor..

CRISTINA.- Porque mentalmente no estaba preparada. La gente no puede entender que para un matador, la mentalización es diaria, superando el esfuerzo, llegando al límite. El mundo del toro es muy absorbente. Hay que tener una gran motivación, sobre todo cuando eres figura.

PAULA.- Tu padre fue banderillero, pero tú madre, ¿cómo se tomó tu decisión de torear?.

CRISTINA.- Muy mal. Llegado el día, la senté, se lo dije y se echó las manos a la cabeza.

Desde muy pequeña bajaba a entrenar con mi padre porque me ha gustado mucho el ejercicio físico. En Parla, dónde vivía había una escuela. Los chicos de la escuela corrían, hacían ejercicio físico y yo bajaba a verlos entrenar. Un día cogí una muleta en el callejón y los chavalillos me enseñaron. Empecé a dar pases.

En las corridas me gustaba la sensación de ir detrás del matador cuando salía por la puerta grande. Me preguntaba.- ¿ Qué sentiría?. Ahí es cuando comencé a darme cuenta de mi gran afición.

Recuerdo perfectamente cuando me puse delante de una becerra por primera vez. Lo recuerdo porque ese sentimiento no me lo daba nada ni nadie. Era un sentimiento muy fuerte.

A mi padre le gustó que supiera dar un capotazo. Desde entonces bajé a entrenar todos los días.

Cuando acabé la EGB, mi padre me planteó, a estudiar o a trabajar. A mí, estudiar no me gustaba y por eso me puse a trabajar y cuando regresaba me iba a entrenar.

Recuerdo que mi primer trabajo fué en la peluquería Spejos de aprendiza. Entraba a las nueve. Tenía que lavar cabezas, limpiar cristales, lavar batas…Era como un ama de casa. Yo entraba a las ocho para tenerlo todo listo. Recuerdo que había un barcito dónde todo era de toros, fotos, la revista Aplauso. Entonces, decidí levantarme a las cinco y media de la mañana para coger el autobús y llegar al bar a las siete y media. Cuando llegaba me tomaba el café y me leía todas las revistas taurinas al tiempo que observaba las fotos de toros. Era mi momento especial del día.

A pesar del trabajo, seguía entrenando en Parla. Quería apuntarme a la Escuela Taurina de Madrid. Con quince años, llegaba a las nueve de la noche de trabajar, me ponía el chándal y me iba a entrenar. Pensaba que mis padres se darían cuenta algún día de mi gran afición.

En la peluquería ganaba muy poco. Entraba la primera y me iba la última, hasta que me dio una alergia enorme y tuve que irme.

Posteriormente trabajé en una empresa de extintores propiedad de mis tíos, al mismo tiempo aprendí a escribir a máquina.

Un día, mi padre fue a torear. Sacaron unas vacas y mientras que mi padre se vestía, salí con mi muletilla y en un pase, el becerro me partió el dedo. Cuando avisaron a mi padre, no se lo creía. Me escayolaron la mano izquierda y aprendí a escribir solamente con la derecha, hasta que al final, un día, les dije a mis padres que yo lo que quería era ser matador de toros.

Ese casi, fui el comienzo. Mi padre me dijo.- ” Para un hombre es muy difícil, para una mujer, casi  imposible”. Por el contrario, mi madre, se llevó un disgusto tan grande que dejó de hablar a mi padre un tiempo. Fueron momentos duros.

Desde entonces, seguí trabajando y toreando, porque en la escuela taurina enseguida empecé a torear. Comencé a ganar dinero de becerrista, y parte lo daba en casa porque todos colaborábamos. Iba al campo durante los inviernos a torear, y al tercer año de estar en la escuela ya fui para América.

CRISTINA SÁNCHEZ Y SU PADRE

PILAR.-  Ser niña, rubita, frágil , agraciada, ¿ le provocó en algún momento de su vida  el sentimiento de ser una atracción de feria?.

CRISTINA.- Cuando entré en la escuela taurina había más chicas, pero iban más “a monear” con los chicos. A la mujer la han visto como algo anecdótico dentro del toro.Yo, como mujer no hacía muchas cosas por darme a respetar. Podía ser un poco siesa, pero no quería que nadie se confundiera.

PILAR.- Creo que la entiendo. Cuando te sales del estándar tienes que poner barreras. Es como ponerse un traje que no es tuyo.

CRISTINA.- Yo he sido terriblemente tímida y me confundían con lo borde.

Nunca he tenido grupo de amigas. A veces, como mujer, he tenido ese vacío cuando toreaba. Ahora, gracias a mis hijos, sí tengo grupo de amigas. Esta parcela no la he tenido hasta hace poco.

PAULA.- Usted, no es feminista.

CRISTINA.- Respeto mucho a las feministas pero yo, en mi profesión, soy un torero. Como lo he demostrado, he tirado hacia delante, sino, me hubiera quedado en el camino.

Yo no me he ido del toro por machismo. Me retiré por una serie de razones. Estuve años toreando pero llegó un momento en que mi espada no ” navegó” en los sitios importantes.

Si interesas, como yo interesaba, toreas, y he toreado con todos, lo que pasa es que la gente se queda con el morbo.

A mí los hombres me han tratado muy bien, y ahora mismo, tengo el respeto de todos mis compañeros. Eso es lo que me ha quedado. Soy ” torero “. Muchas veces me decían, ” ahí viene la torerita”, para mí esto, era lo peor.

No obstante, como mujer en un mundo de hombres, he tenido que levantar barreras muy altas y muy duras.

PILAR.- ¿ Ha sentido lo que se dá en llamar, ” la soledad del matador”?.

CRISTINA.- He vivido una continua soledad pero nunca me ha importado. La soledad del matador es necesaria, necesitas concentrarte. Más que soledad lo veo como tranquilidad, estar en lo tuyo porque luego te vas a enfrentar a lo que te vas a enfrentar. Es estar tranquilo. Que tus mierdas y tus fobias sean exclusivamente tuyas. Por eso, el retiro en el campo viene muy bien porque la presión psicológica es muy fuerte.

PAULA.- ¿Qué recuerdo especial tiene de su alternativa?

CRISTINA.- Para mí fue todo muy especial, pero recuerdo llegar al patio de cuadrillas y sentirme una hormiguita. Llego, y me encuentro a Curro Romero y a Manzanares. Les tenía tal respeto y admiración que temía saludarles, pero Curro Romero, según iba entrando vino hacia mí a saludarme. Estuvieron encantadores, me trataron como a un matador más. Fue un día muy especial. Había muchos medios de comunicación de todas partes del mundo y mucha presión mediática. Fue un día de superaciones, de miedos, de muchos “imposibles”. Tanto en contra… y ver llegar ese día (estos recuerdos van acompañados de lágrimas).Ese día fue muy grande para mí y para mi padre. Era la realidad de un sueño.

PILAR.- Momentos de gloria.

CRISTINA.- Pues el primer día de novillera en Madrid. Verme anunciada fué una emoción enorme.

El día que abrí la puerta grande de las Ventas. Aquí cambio mi vida profesional y personal. Sobre todo, los días de mi alternativa y mi confirmación.

Momentos divertidos, muchos. Recuerdo que en Cali hicieron un certamen mundial de escuelas taurinas. Yo iba representando a la de Madrid. Era la única mujer. No salía del hotel para que no me conocieran, me daba vergüenza. Pero ocurrió, que en Cali cuando acaba una corrida, anuncian la novillada. Acaba la corrida y anuncian la novillada con una chica novillera, pues mira, toda la gente que se iba de la corrida, volvieron a sus asientos llenos de curiosidad.

PILAR.- ¿Cómo es posible, pisar la gloria y tener los pies en el suelo?.

CRISTINA.- He tenido siempre un sentido del ridículo muy acentuado que me ha fijado al suelo, y mi padre me ha ayudado a tenerlos. En casa era una más, tenía que ayudar, no era” la figura”.

PILAR.- ¿ Qué ocurre cuando en el ruedo, toreando, se oyen cosas muy desagradables?.

CRISTINA.- Para mí, la educación es la base. En esos momentos te sientes muy impotente porque : ¿Cómo podrías explicar a una persona que grita, que lo que tú haces, ella no lo haría en la vida?. ¿ Cómo se puede insultar a una persona que está delante de un toro?. Se puede decir de todo, pero después. Sientes rabia, impotencia. El amor propio es el que te hace seguir adelante.

PAULA.- Has hablado de los colores y sabores de las plazas.

CRISTINA.- Cada plaza me representa un color diferente. Madrid la identifico con tonos azules cayendo en grises. En Madrid ves tonos azules pero por la presión, devienen en grises.

Sevilla, el color albero con el azul. Es vida.

México, me lo imagino en tonalidades fuertes, mucho color. Lo identifico con una flor : la cala.

PAULA.- Diseñar.¿ Le gustó siempre?

CRISTINA.- La moda me ha gustado mucho. Cuando dejé el toro, me dediqué a ello. Mi firma es joven pero en ella reivindico el toro, que ha sido y es mi vida.

PAULA.- ¿Toda la distribución, telas etc.son españolas?

CRISTINA.- Sí. Quiero hacer una firma para todo el mundo. La firma apuesta por la calidad y porque todo el proceso de confección y diseño sea español. Esto, encarece.

Los vestidos que hago sirven para el día y la noche, con ellos vas arreglada y elegante. Las camisas son muy ponibles para el día a día.